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Si en lugar de mirar los promedios, se analizan los indicadores laborales y sociales desagregados por franjas poblaciones, surge...
que incluso con las estadísticas del INDEC, los sectores ubicados en la base de la pirámide social “la situación es mala”, según la consultora SEL (Sociedad de Estudios Laborales), que dirige el economista Ernesto Kritz.
Así, aunque en promedio el desempleo es del 7,4 por ciento, y hubo mejoras en los últimos años, aún hoy entre el 25% más bajo de la población la desocupación supera el 18%.
También en este segmento, la precariedad laboral disminuyó menos que en el resto. Y eso explica que entre esa franja la proporción de informalidad laboral duplique el porcentaje promedio y sea 5 veces más alta que en la mitad de los sectores de mayores ingresos.
Una consecuencia de esta misma situación laboral es que la mayoría de esos sectores precarios carece de cobertura salud.
Aún con la canasta del INDEC, la pobreza es del 30 por ciento, con una indigencia cercana al 8%. En las franjas que están en la base de la pirámide alcanza al 77% y la indigencia al 22%, destaca el mismo estudio.
Si se compara con 2003, hay una mejora- dice Kritz- pero que aún así dista muchísimo de sacar a esa población de la vulneralidad social.
“Pero donde más se nota el rezago del 25 por ciento de menor ingreso per capita es en las condiciones de vivienda ”, dice el informe de SEL. Y especifica: “con la excepción del acceso al agua, los progresos obtenidos son mínimos. Los altos índices de hacinamiento, carencia de cloacas, ubicación en zonas que se inundan o aledañas a basurales son casi los mismos que en 2003.
Esto ayuda a comprender mejor la disponibilidad de un “reservorio social” para las ocupaciones de terrenos . Sin estas condiciones objetivas prácticamente invariadas —frente a las mejoras logradas por el resto de la sociedad— la hipótesis de manipulación política o de acciones de grupos delictivos no podría siquiera formularse”, concluye el diagnóstico de Kritz.
Fuente: clarin.com