Norelys Morales Aguilera.-- Lo sucedido en ambos países no se puede equiparar mecánicamente, pero sí invita a mirar el horizonte político. El momento es de reflexión, y también, lo más importante para los movimientos populares y fuerzas revolucionarias; el convertir un revés transitorio en victoria. Resistencia popular. Resistir es vencer.
Solo se puede hablar de triunfo de la democracia en el sentido de que la ciudadanía concurrió a votar masivamente y no se produjesen alteraciones violentas. Pero, el hecho no significa en modo alguno triunfo para la democracia, como señalan los medios del gran capital transnacional, gerenciados por corporaciones latinoamericanas con casas matrices, en los centros de poder de Estados Unidos y Europa, a partir de otros presupuestos e hipótesis.
Los votantes fueron sometidos a una campaña psicológica y mediática, una guerra No Convencional, dije en un anterior artículo sobre Venezuela, de proporciones globales, que tuvo de todo, incluyendo maniobras distractivas y programáticas, realizadas por personajes relevantes como la aspirante a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton. Eso está probado y cualquiera lo puede constar, si lo desea.
Elegir en circunstancias de guerra No Convencional, no es democrático de ninguna manera, pero hasta las llamadas izquierdas han sido chantajeadas y lo repiten si más: "triunfó la democracia". Las acciones del ejecutivo de Macri en Argentina, y la labor desestabilizadora a la que se apresta la derecha ahora con mayoría en la Asamblea Nacional, que será instaurada en Venezuela, son concluyentes.
Lo relevante es que estos resultados son etapas de una estrategia global, estudiada, aplicada y no suficientemente comprendida ni contrarrestada con eficacia por las fuerzas y movimientos populares. Hace falta una reflexión profunda de cómo fue manipulada la clase trabajadora y cómo fue utilizada la nueva clase media que salió de las conquistas populares, que en todo caso, han sido determinantes en los resultados electorales.
Si alguien tiene dudas de esa estrategia que lidera Estados Unidos hay evidencias incontrastables, hasta en detalles que parecen de calibre menor.
El futuro presidente de Argentina, Mauricio Macri, aún sin tomar posesión de su cargo, fue denunciado por la presidenta Cristina Fernández, este domingo por "maltrato personal y público" para obligarla a aceptar el traspaso presidencial como él exige. La derecha está de orgía, Macri dijo que,: “era su ceremonia, y que si no lo hacía como él decía, la Corte Suprema de Justicia de La Nación le iba a entregar los atributos, porque ya habían consultado". En una nota, la presidenta denunció "las mentiras que se siguen propalando merced a una impunidad mediática nunca antes vista". Alguien va a negar el odio de clase y lo respaldado que se siente para hasta perder la compostura con una mujer, que en este caso es aún la Presidenta.
Lo otro, como ejemplo, que desnuda la concertación de una alianza antidemocrática orquestada extra regionalmente para la restauración de la derecha en América Latina, ha sido que la futura canciller de Macri, Susana Malcorra, dijo, este 7 de diciembre, que el presidente electo no pedirá aplicar la cláusula democrática para separar a Venezuela del Mercosur luego de que Nicolás Maduro reconociera el resultado de legislativas de ayer. Así también, Malcorra informó que hoy mismo, mantendrá contactos con sus colegas de la región para dialogar sobre las elecciones en Venezuela.
En cuanto a Venezuela, es muy sintomático, que los medios, en este caso la agencia española Efe, apenas supo los resultados electorales, dibujó las acciones inmediatas de la contrarrevolución, o sea, que dan las órdenes desde los llamados poderes fácticos, concertados, hasta con el Comando Sur. El escenario más amigable que señaló es que; con mayoría la MUD puede designar a los magistrados del Tribunal Supremo o al fiscal general. También podría aprobar una ley de amnistía que permitiría liberar a varios opositores presos, como el líder de Voluntad Popular, Leopoldo López, condenado a 13 años de cárcel. Con ese resultado podría proponer un voto de censura al vicepresidente ejecutivo y a los ministros y autorizar el enjuiciamiento del presidente. Vale decir, golpe de estado, como hicieron en Paraguay y promueven en Brasil.
En un plazo relativamente breve, dado el desespero manifiesto, según vayan dando pasos, será más explícita la arremetida contra los movimientos populares y las nuevas democracias como parte del gigantesco empeño de la restauración conservadora. Vienen por todos. No sé si alguien lo dude.
Nadie crea que estamos en presencia de democracia, y menos que la derecha está distraída. Todas las baterías están enfiladas contra los procesos liberadores, y solo corresponde, resistir, vencer y hacer los cambios definitivos. El capitalismo ha fracasado, pero el socialismo tiene que germinar con la verdad y el ingenio popular, y será "creación heróica", en la visión de José Carlos Mariátegui. Se puede, sí que se puede.