Pero mi primera situación curiosa o llamativa es en el avión en el que me entregan un papel de la Aduana en el que debo precisar -entre otras cosas- qué teléfono móvil llevó y cuánto me ha costado. ¿Lleva también accesorios? , insisten. No salgo de mi asombro cuando continúa y me piden que explique cuánto he comprado en "el extranjero" cuánto he comprado en el Free Shop y me indican que tengo una franquicia libre de 300 euros.
Le digo a la azafata si ese papel sólo lo han de rellenar los argentinos y me dicen que no que es para todos. Me pregunto qué es eso del extranjero, pues el Extranjero es un concepto relativo. No sabía si mi confusión se debía a ser de aquí pero venir con el pasaporte de allí, pero ese afán inquisidor de un estado de saber qué he hecho yo con mi dinero me molesta.
Luego al llegar a las ventanillas de Migraciones como española y turista el afán de saber sobre mí continúa : me piden que diga en donde voy a vivir . "Ahhh, no sé , digo yo, en casa de una amiga, pero no sé la dirección"."Pero cómo no sabe la dirección de su amiga", me contesta. Le pregunto si a todos los argentinos les preguntan dónde van a vivir y me dice que no, que sólo a los turistas. Mientras tanto el señor de Migraciones escanea mi pasaporte también escanea mi dedo y me hace una foto al estilo presidio. Parece que ultimamente los países creen que cuanto más controlan sus fronteras más deseados son.
Luego viene la recogida de los 23kgs de equipaje, y el paso por el scanner de Aduana. Detectan en la maleta de mano los elementos electrónicos.
- Me permite señora que le eche un vistazo?
-Sí, claro.-¿Son nuevos?
-No, son míos. Y también traigo una tablet para mi mamita que hace 5 años que no la veo.
-Pase, pase, dijo el señor de Aduanas con una sonrisa tierna.
Si al final , los estados tienen su parte tierna.