1979. Teherán está viviendo uno períodos convulsos cuando un extenso grupo seguidores de Ruhollah Jomeini (que poco después se auto-proclamaría líder político y espiritual de forma vitalicia) tomó la embajada americana secuestrando 52 trabajadores durante un cautiverio que duró 444 días.
Paralelamente a ello, seis miembros del personal diplomático han logrado escapar y llegar hasta el domicilio del embajador de Canadá. Pasados unos días, recibirán noticias de la CIA y de una excéntrica misión que tendrá por objetivo sacarles de Irán y pese a sus reticencias (y sabiendo que no tardarán mucho en darles caza los jomeinistas) deberán aunar fuerzas e intentar sobrevivir acatando las directrices de un agente de la CIA que ha logrado introducirse en Irán haciéndose pasar por el director de una futura película de ciencia-ficción de la que tiene que buscar (supuestamente) localizaciones en el antiguo imperio Persa.
Basado en uno de los capítulos El Maestro del disfraz de Tony Méndez que fue el propio agente de la CIA que ideó y llevó a cabo la secreta operación y en el artículo La Gran Evasión de Joshua Bergman, el guión es de Chris Terrio (carrera floja que subirá como la espuma) y la banda sonora viene firmada por Alexander Desplat que elabora una partitura étnica con mucha percusión que destaca por usar voces femeninas como si de un instrumento más se tratase creando una atmósfera de incertidumbre y angustia.
En el apartado visual cabe destacar el excelente trabajo realizado por el director de fotografía Rodrigo Prieto otorgando un aire retro que junto con la paleta decolores tierras y azules da ese toque de thriller añejo y pseudocumental sello indiscutible de todo el largometraje. Fantástica es la ambientación, el vestuario y la toda la estética (pero ya juzgaréis por vosotros mismos).
Qué decir de las interpretaciones. Tenemos a Ben Afleck, ese chavalote gracioso y soseras al que su reciente operación de chapa y punta le ha quedado de maravilla (mira y aprende Nicholas) y aunque cueste de creer, su interpretación es correcta ya que el papel requiere de alguien tan inexpresivo como contenido y mejor que nuestro Daredevil para tal menester que además dirige la propia película y al que no se le puede replicar absolutamente nada de la misma. Siendo consciente de sus limitaciones, el bueno de Ben, delega al resto de elenco (que es de lo mejorcito y más solvente del panorama americano actual) todas las escenas de tensión dramática y las humorísticas (y cuando digo todas, es absolutamente todas).
Como os decía, en ese excelente casting encontramos secundarios de la talla de Bryan Cranston (que como lo buenos vinos va ganando con los años), el divertido dúo formado por John Goodman y Alan Arkin (si, él era el abuelo zumbado de Pequeña Miss Sunshine) pasando por el afligido Victor Garber a los seis refugiados encabezados por Tate Donovan o Clea DuVall entre las caras más reconocidas. Durante la película se pueden encontrar infinidad detalles que no voy a enumerar pero incluir a un afable Jack Kirby interpretado por Michael Parks (te informo que este papel te redime de tu cagada en Red Station) es un gran acierto.
El prota de la ficticia Argo es una suerte de Casper Van Dien cuyo nombre es Scott Elrod...Señores el mundo se acaba.
Gráfico inicial homenajeando a Kirby, detalles del potaje de la estrellas y películas de serie b, una buena historia que no entra en lecturas patrióticas ni sermones y dos horas que pasan a velocidad del rayo. Con una gran sonrisa (tras haber estado apretando los puños en la butaca del cine) ponemos por nota a este más que recomendable thriller nueve tensos wasabis.
Con el trailer y una de las canciones de la banda sonora os dejamos por hoy.