(Volver a "Los animales son diferentes a los humanos, por esta razón podemos explotarlos y asesinarlos para nuestro beneficio")
En esta respuesta utilizamos un extracto de un texto de Óscar Horta.[1]
Hay un argumento ligeramente distinto del anterior, que podemos considerar de forma separada. Otro de los autores que van a excluir del dominio de seres merecedores de consideración a los animales no humanos y los seres humanos privados de la capacidad de ser sujetos responsables va a ser Engeldhardt. Este indicará que “las personas, no los humanos, son especiales”,[2] considerando que solo quienes poseen ciertas capacidades son personas. Dirá de los seres humanos que no tengan tales capacidades que “caen fuera del reducto interior sagrado de la moralidad”.[3] Sin embargo, Engelhardt propondrá la introducción de un concepto diferente de persona para garantizar respeto a aquellos que no son “personas” en el sentido inicial que ha definido, siempre que se trate de seres humanos y no de otros animales. Este se determinaría “en términos de la utilidad” de considerar a estos “como si fuesen” personas.[4] De este modo, tendríamos dos sentidos distintos de persona, uno como “agente moral” (esto es, como ser que posee ciertas capacidades) y otro “social”, justificado por la utilidad apuntada.[5] Sostendrá que sin esa posibilidad de considerar personas en un “sentido social” a los niños, estos no podrían ser adecuadamente criados y crecer, lo cual daría como resultado un gran perjuicio para la sociedad.[6] De modo que el argumento puede verse como sigue:
(A1) Está justificado privar de consideración moral a quienes no poseen cierta capacidad P.
(A2) Ni los animales no humanos ni los niños pequeños poseen cierta capacidad P.
(A3) Hay seres humanos que sí poseen cierta capacidad P.
(A4) No tener en cuenta los intereses de los animales no humanos no tiene por qué dañar a los seres humanos que poseen la capacidad P.
(A5) No tener en cuenta los intereses de niños puede ocasionar problemas en su desarrollo y formación que dañen a los seres humanos que poseen la capacidad P.
(A6) Han de tenerse en cuenta los intereses de los niños, pero no los de los animales no humanos.
RESPUESTA VEGANA:
No es difícil comprobar por qué una respuesta de este tipo no va a tener éxito. Al margen del hecho de que el criterio en el que descansa solo cubriría a los niños, y no a aquellos o aquellas con diversidad funcional intelectual, ocurre que del argumento al que apela Engeldhardt se podrán efectivamente derivar las consecuencias que él busca solo en algunos casos. Habrá muchas otras situaciones en las que el crecimiento de un niño para convertirse en adulto no será algo realmente necesario desde un punto de vista social. Cuando sea así, no habrá nada que objetar a su muerte conforme a esta posición. Más aun, precisamente razones de utilidad social son las que han llevado también en determinadas sociedades a llevar adelante como una práctica normal el infanticidio. En casos así, un planteamiento como el que defiende Engeldhardt llevaría, no ya a aceptar, sino incluso a promover tal práctica. Lo que es más, el infanticidio tiene lugar en estas sociedades normalmente cuando los niños acaban de nacer, pero un principio como este autorizaría llevarlo a cabo, en el caso de que ello fuese socialmente conveniente, incluso en situaciones en las que los niños tuviesen ya algunos años de edad (pues no poseerían todavía las capacidades en cuestión).
He hecho anteriormente alusión a otros ejemplos de casos que no se adaptarían a esta regla. El de la crianza de seres humanos con el único propósito de convertirlos en esclavos sería uno de ellos. Se podría incluso, si no dañar a estos para que nunca desarrollasen ciertas capacidades intelectuales, al menos sí utilizar ciertas técnicas de manipulación genética con el fin de concebirlos ya con tales taras. Si nos oponemos a esto, deberemos rechazar la apelación a la utilidad social.
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REFERENCIAS
[1] Horta, Óscar. "El fracaso de las respuestas al argumento de la superposición de especies. Parte 2: consideración honoraria y evaluación general del argumento". Astrolabio: revista internacional de filosofía, ISSN 1699-7549, Nº. 10, 2010 , págs. 98-100.
[2] “Persons, not humans, are special” (Engelhardt, H. Tristam Jr., The Foundations of Bioethics, Oxford University Press, Oxford, New York, 1986, p. 104).
[3] “[T]hey fall outside the inner sanctum of morality” (ibid., p. 108).
[4] Ibid., p. 116.
[5] Ibid.
[6] Esgrimirá Engeldhardt, además, dos argumentos más aparte del aquí referido: (i) la necesidad del cultivo de las virtudes de la simpatía por la vida humana y del cuidado por ella (que podría equivaler en términos prácticos a la apelación al riesgo de brutalización); y (ii) las dificultades de conocer exactamente el momento en el que un individuo se convierte en un agente racional. Hemos examinado ya ambos argumentos.
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