Revista Opinión

Argumentos para justificar una barbarie

Publicado el 03 agosto 2010 por Albertorm

Argumentos para justificar una barbarie 1) "No se han prohibido los correbous": sin duda es otra salvajada que ha de erradicarse de nuestra "cultura", pero la iniciativa legislativa popular que se votaba (y algunos parece que se olvidan intencionadamente de los antecedentes de este debate) no trataba sobre este tipo de "festejos" (al tiempo, todo se andará) sino sobre la denominada "fiesta nacional" y concretamente en Cataluña.
2) "En Canarias se prohibió porque no había demasiada afición taurina": en Cataluña no parece que el tema "aficionados" sea hoy en día un argumento de peso, teniendo en cuenta que el año pasado se celebraron 20 corridas de toros y novilladas (el 1% de los festejos de toda España), o la afluencia de público en la primera corrida tras la aprobación de la prohibición.
3) "Esto me recuerda a cuando en la época franquista, para ver cine con algún desnudo, había que irse a Perpignan": todo el mundo, con dos dedos de frente, sabe que una película subidita de tono es lo más parecido que hay a una corrida de toros. Si hasta habrá quien se ponga cachondo cada vez que le clavan una banderilla al animal. Sobran más comentarios.
4) "Nadie imponía a nadie ir a los toros, yo no he ido nunca pero jamás se me ocurriría prohibir a otros que no fueran": podríamos hacer una comparación más humanizada (pero seguro que no carente de sufrimiento por parte de quien es agredido) y afirmar "nadie impone a nadie ir a las lapidaciones, yo no he ido nunca pero jamás se me ocurriría prohibir a otros que no fueran". En algunos países, eso de apedrear a una persona hasta enterrarla viva es toda una tradición.
Curiosamente este argumento también lo he escuchado de boca de ciertas personas muy cristianas. No vendría mal recordarles que hubo un tiempo en el que ciertos aficionados al combate por la supervivencia disfrutaban muchísimo viendo cierto espectáculo al grito de "cristianos a los leones". En fin. Será que Dios creó al toro para entretener a su vastísima prole, como si no hubiese otras cosas en las que invertir nuestro tiempo de ocio.
5) "¿Acaso no matamos animales para comer?": cierto. Pero los matamos para alimentarnos y sobrevivir, como hacen también entre ellos, y no para divertirnos con su sufrimiento (hasta en eso los animales parecen ser más racionales que los humanos).
6) "Alegáis el sufrimiento del toro para prohibir las corridas y no os importa el sufrimiento del feto cuando se practica un aborto": investigadores británicos sostienen que no hay evidencia médica que muestre que los fetos sientan dolor en el útero antes de las 24 semanas. En España, el denominado "aborto libre" ha de producirse en las primeras 14 semanas de gestación.
7) "En nuestro país no hay afición a ciertos deportes como el rugby o el baseball y no por ello se produce su prohibición": curioso "deporte" aquel que consiste en ir clavando banderillas a un animal que se va desangrando mientras corretea detrás de un capote esperando a que le den la estocada final que decida qué partes de su cuerpo se ofrecerán como trofeo al verdugo que sale a hombros por la puerta grande. Por cierto: ¿un balón siente dolor?
8) "Si desaparece la tauromaquia el toro estará en peligro de extinción": cada año se utilizan 15.000 ejemplares en corridas y sueltas de vaquillas de los 275.758 ejemplares existentes a fecha de 31 de julio de 2010. Un dato esclarecedor, ¿no os parece?
9) "A la mayoría de los españoles no les gustan los toros, pero no los prohibirían": es decir, no nos gusta que se torture a un animal hasta su muerte, pero no lo prohibiríamos. Cualquier día de estos alguien dirá "no nos gusta que se torture a una persona pero no debería estar prohibido", y se quedará tan ancho. Ya sé, ya sé, un animal no es comparable a un ser humano: no nace, no se reproduce, no se comunica con otros, no ve, no oye, no olfatea, no come, no siente, no sufre. Lo había olvidado: nosotros somos animales racionales.
Solo un último apunte: imagino que torear simplemente con el capote no sería suficiente para aquellos que prefieren añadir las banderillas y el estoque a esta carnicería sin sentido. Si lo fuese, seguramente nos ahorraríamos la vergüenza de que el espectáculo de la tortura reciba el nombre de "la fiesta nacional".

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