El escenario elegido por Di Costanzo es una antigua cárcel del siglo XIX en proceso de ser desmantelada cuando la burocracia se interpone. Junto con un puñado de oficiales, una docena de prisioneros se quedan atrás en una burbuja suspendida en el tiempo.Al frente Gaetano (Toni Servillo), un tipo de mediana edad con dotes de mando y fortaleza mental, que deberá suplir a la alcaide, una tarea aparentemente fácil al tener que controlar solo a una docena de reclusos. Gaetano, según instrucciones, deberá trasladarlos a una parte del recinto: la cocina y las visitas quedan temporalmente anuladas. Las reglas son relativamente estrictas, y el cabecilla de los amotinamientos es Carmine (Silvio Orlando), un tipo inteligente que sabe manejar la situación hasta el punto de ofrecerse para cocinar para todos.
La cárcel se convierta en una metáfora de la vida dominada por jerarquías, divisiones y reglas pero también de los valores comunes que unen a la humanidad. Un guión complejo que se traduce en un ritmo lento en el que sobresale el duelo interpretativo Servillo-Orlando. La cinta tiene 11 nominaciones a los premios Donatello