Ariel Sigler Amaya es un disidente cubano apresado conjuntamente con otras 74 disidentes durante la llamada primavera negra en Cuba el 18 de marzo del año 2003, llamaron así a este suceso ya que en esa oportunidad Estados Unidos había comenzado a ejecutar la invasión a Irak y las agencias de noticias del mundo habían dirigido todos sus esfuerzos a cubrir ese acontecimiento, la dictadura castrista aprovecho esto y en un solo día arrestó a este grupo de personas por el simple hecho de pensar distinto y de mostrar su disconformidad con la dictadura castrista.
Este grupo de disidentes, gracias a sacrificios como los de Orlando Zapata Tamayo, fallecido luego de una dramática huelga de hambre, Guillermo Fariñas, actualmente convaleciente de los daños sufridos durante su huelga de hambre , de la perseverancia de las Damas de Blanco y el incansable trabajo periodistico de los blogger’s cubanos encabezados por Yoani Sánchez, a logrado su libertad, esto luego de negociaciones entre la diplomacia española, la iglesia católica y la dictadura castrista.
Sin embargo Ariel Sigler Amaya solicita ser trasladado a Miami donde ya le han reservado especialistas para que puedan ver su caso, este disidente sufrió en el año 2008 de una polineuropatía, además padece de síndrome de mala absorción gastrointestinal, cálculos en la vesícula y riñón izquierdo, y gastritis crónica. Debido a esto el se moviliza en silla de ruedas y su salud se ha visto afectada enormemente.
A él le ha sido otorgada una visa humanitaria por parte del gobierno de los Estados Unidos pero el régimen de La Habana se niega a entregarle el permiso de salida, y aqui nace mi interrogante: ¿Es qué los seres humanos necesitamos de “permisos” para poder salir de nuestros países? ¿Dónde quedan los derechos humanos? No entiendo el porque una dictadura tiránica como la castrista le niegue la salida a un hombre que está luchando ya no por su libertad sino más bien ahora por su vida, no entiendo tampoco porque los organismos internacionales guardan silencio ante este tipo de hechos.
Lo que es peor es que la vida de Ariel Sigler Amaya pareciera estar en juego entre la desidia e indiferencia de la dictadura y el oportunismo certero del “exilio” versallesco de Miami, señores, aqui lo que está en juego es la vida de un ser humano, aquí lo que está en juego no es quien recoge más agua para molino sino que este señor pueda optar por salvar su vida, la dictadura debe otorgarle de una buena vez el permiso de salida del país y el exilio debe ayudarlo a sobrevivir y no aprovechar esta situación para seguir llenando sus frondosas arcas en nombre de la lucha por la libertad de Cuba.
Ariel Sigler Amaya es un buen aliciente para aquellas mentes jovenes ávidas de libertad que se encuentran en la isla y en su tenacidad y perseverancia deben tener el fundamento para luchar por sus ideales y sobretodo para lograr la conciliación que tanto necesita el pueblo cubano y para lograr desterrar de una buena vez cualquier indicio de imposición en la isla.