Revista Comunicación
Arizaga, Gutiérrez, Fran Fernández y el alcalde, los piquetes de la huelga de Tussam
Publicado el 29 marzo 2010 por Jackdaniels
La huelga de Tussam en los mediosView more presentations from JackDaniels. Para mí que ayer los trabajadores de Tussam hicimos una huelga. Pero visto el tratamiento del acontecimiento en los medios de comunicación, parece como si en vez de una huelga hubiésemos estado echando horas extraordinarias. Esto de que te impongan el discurso mediático desde las instituciones tiene estas cosas. A los medios no hay quien los entienda, aunque desde luego no es para eso para lo que están, ni mucho menos. Si convocamos una huelga en defensa de nuestros derechos es, poco más o menos, como si se anunciara la llegada de un tsunami de proporciones apocalípticas. Entonces, ejerciendo sus poderes agoreros inundan las portadas y titulares con el inminente secuestro de la ciudad y las catastróficas consecuencias para la misma que provocará nuestra actitud insumisa. Y cuando la hacemos, sobre todo en un día tan señalado para Sevilla como el domingo de Ramos y por primera vez en nuestra historia, aunque a algunos les cueste admitirlo, todos se tiran a salvar el culo institucional que les da de comer y se apremian a certificar que casi no ha tenido incidencia, que apenas se ha notado, que no ha habido colas en las paradas y que Caperucita fue al río a pescar camarones. Todo un espectáculo informativo, vamos. Ahora resulta que los miles de sevillanos que ayer se lanzaron a la calle a disfrutar del soleado día de estreno de las procesiones de este año estaban tan contentos que tocaban palmas en las paradas ante la ausencia de autobuses. ¿En qué quedamos? Las directrices desde la dirección política de Tussam, la misma que el día antes se había negado a encontrar cualquier tipo de solución para que la huelga no se produjera, eran que la huelga no había tenido incidencia y que los usuarios esperaban una media de quince minutos en las paradas. Ya quisieran los sevillanos para sí un tiempo de espera como ese en un día normal de servicio, cuanto menos en un domingo de Ramos. Eso no se lo creen ni ellos. Pero claro, las instrucciones del que paga no se cuestionan, simplemente se obedecen. Este año, la palabra de moda utilizada para calificar esa huelga que no ha tenido incidencia ninguna ha sido “penitencia”, que se asoma tímida a ese ranking de calificativos que los medios suelen utilizar para describir cualquier queja que provenga del colectivo de trabajadores de Tussam y entre los que tienen una especial relevancia los de “kaleborroca”, “batasunos”, “secuestradores”, “chantajistas” y otras lindezas por el estilo. ¿Pero no hemos quedado en que no ha tenido apenas incidencia? Aunque, a fuerza de ser sinceros, algunos se han atrevido esta vez a profundizar algo más en el asunto y han desviado las miras de sus fusiles hacia la verdadera diana de este conflicto, como el editorial del El Mundo sobre Guillermo Gutiérrez, que los trabajadores repartimos por toda la ciudad para informar a los ciudadanos, y que ha reproducido íntegro Jesús Rodríguez González en Sin futuro y sin un duro, y la columna de Juan Luis Pavón en Diario de Sevilla, donde bajo el título de “Tussam y el dolor de pies” concluye algo tan sugerente como esto: “en el Ayuntamiento reina el desgobierno y campan a sus anchas lo poderes fácticos rebañando las últimas reservas en las arcas antes del acabóse”. Como de agradecer también es el apoyo de las organizaciones vecinales, que han rociado un poco de sentido común en este tinglado. Lo cierto es que, tras joderle el partido el sábado la tarde de paseo con su nieta en Carmona al ínclito Guillermo Gutiérrez, era más que previsible que la huelga se produjera y que los servicios mínimos resultaran insuficientes para la demanda de un domingo de Ramos, sobre todo para el regreso. ¿Cómo se puede negociar nada si te joden un apacible y bucólico paseo con tu nieta? Ningún medio se atreve siquiera a asomarse a la verdad, ninguno tiene la valentía de explicar a los ciudadanos lo que verdaderamente está pasando aquí. Lo que los sevillanos deberían saber es que