Revista Opinión

Armstrong & Armstrong

Publicado el 28 agosto 2012 por Cronicasbarbaras

Casi al mismo tiempo en que moría a los 82 años el estadounidense Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna, las autoridades deportivas de su país golpeaban a Lance Armstrong, el mejor ciclista de la historia, al que han sancionado retirándole su inigualada hazaña de ganar siete Tour de Francia seguidos, de 1999 a 2005.

Es una casualidad que un mismo apellido, Brazo Fuerte (Arm-Strong), coincida así en dos historias de empuje y voluntad.

Ambos fueron héroes, aunque a uno lo destruyan con un puritanismo que no superaría ninguno de los que le juzgan si se le aplicaran a ellos: tomó sustancias dopantes sin las que el ciclismo profesional no existiría.

Posiblemente caerán también los demás ganadores del Tour si analizan con nuevos métodos las muestras de orina que conservan.

Neil, el comandante del “Apollo 11” estaba dispuesto a morir en aquella aventura de pisar la Luna para que EE.UU., derrotado hasta 1969 por los Sputnik soviéticos en el espacio exterior, adelantara a su rival.

Él y sus compañeros Buzz Aldrin y Michael Collins sabían que sólo tenían un cincuenta por ciento de posibilidades de alunizar con seguridad, y muchísimas menos de volver a casa vivos.

Cuando tenía 26 años, en 1996, al otro Armstrong, Lance, le detectaron un cáncer con metástasis pulmonares y cerebrales. Interesante: como sufre Bolinaga, triasesino y enterrador de Ortega Lara.

Le extirparon un testículo y le aplicaron potentes sesiones de quimio y radioterapia: sólo tenía un cuarenta por ciento de posibilidades de sobrevivir, pero después ganó los siete Tours.

Neil Armstrong se enfrentó a una muy posible muerte, Lance Armstrong también, pero lo desacreditan como héroe aun sabiendo que las grandes carreras ciclistas sin químioterapia no son para seres humanos, sino para naves espaciales.

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