Protestas ante la sede Guerlain. El cartel dice: “Yo tampoco quiero currar como un esclavo negro”.
Jean-Paul Guerlain, último maestro perfumista de la familia creadora de una de las más antiguas casas de perfumes del mundo y uno de los hombres más ricos de Francia, ha sido amenazado con una denuncia en la que se le acusa de racismo por haber dicho en televisión que trabajó “como un negro” para crear su último aroma. Guerlain cuenta con una clientela importante y leal y se mantiene en alta estima en la industria del perfume. Unos aromas a menudo inspirados por el olor de dulces que, envueltos en los adjetivos de Jean-Paul, pueden convertirse en fragancias que apestan.
“Por una vez, me puse a trabajar como un negro –dijo Jean Paul Guerlain en la cadena pública ‘France 2’–. No sé si los negros han trabajado tanto, pero bueno”. Guerlain utilizó la palabra “nègre” (“negrero”), que tiene un sentido despectivo en francés, en lugar de “noir”, más neutra. La polémica llegó incluso al Gobierno, cuya ministra de Economía, Christine Lagarde, consideró “patéticas” las palabras del Guerlain. “Espero que sea algo senil y sin importancia y que muestre excusas sinceras”, comentó la ministra en radio RTL.
Varias asociaciones de negros y anti-racistas pidieron un boicot internacional de los productos de Guerlain y LVMH, propietario de la firma Guerlain, en respuesta a sus comentarios racistas. Las asociaciones SOS Racisme y el Consejo Representativo de las Asociaciones Negras (CRAN) estudian denuncia denunciar al perfumero. SOS Racisme cree que las denuncias “tienen un valor pedagógico” para acabar con “los clichés impregnados de resquicios coloniales”. El CRAN, por su parte, pidió al gigante del lujo LVMH que se distancie del fundador de la perfumería más antigua de París, creada por su bisabuelo en 1828.
En la actualidad, Guerlain, de 73 años, no es ni asalariado ni accionista de la marca que lleva su apellido. Es un simple consejero en tendencias olfativas. El perfumero ha querido dejar al margen a LVMH, ha asumido personalmente la responsabilidad de los términos pronunciados y ha pedido excusas “a todos los que se hayan podido sentir heridos por sus palabras chocantes”. Unas excusas que no todos creen sinceras. En efecto, SOS Racisme recuerda que el perfumero ya dejó entrever un pensamiento xenófobo en el pasado. Fue en 2002, cuando todavía estaba al frente de su perfumería y recibió una denuncia por trabajo clandestino en sus plantaciones de Mayotte, la colonia francesa situada en el océano Índico. Ante esa acusación SOS afirmaba: “Ya se sabe que aquí la mano de obra clandestina es un mal endémico”. Meses después y, tras el escándalo provocado, trasladaba sus actividades a la vecina isla de Anjouan, perteneciente al archipiélago de Comoros.