Solo con unos orígenes humildes, se puede alcanzar su genialidad. Nacido en Toronto en 1929, se instaló en California en 1947 por accidente. Se trasladó a Los Ángeles a los 17 años con su familia tras quedarse su padre sin trabajo. Tuvo que trabajar duró, ejerciendo la profesión de su admirado padre, conduciendo un camión de reparto, para poder pagar sus anhelados estudios de arquitectura. De sus días de estudiante queda una fuerte influencia asiática, en particular de Japón. Le fascinan las estructuras de madera niponas con una estética sencilla y fácil de digerir.
Atraído por su luz, paso a formar parte de la ciudad de Los Ángeles, aunque hoy reconoce que su vida está lejos de los dramas urbanos, de trafico frustante y desorden social.
Gehry a conseguido que su obra sea reconocida en todo el mundo. Es un arquitecto de extremos y con personalidad propia, su arquitectura es evolutiva y dinámica. Ha sido capaz de renovarse, sin encasillarse en un estilo propio y sin necesidad de llevar sus directrices al límite de la sobre explotación.
Entre las ciudades fetiche para desarrollar sus trabajos se encuentran París, Nueva York o Londres, también le encanta España pero debido a la crisis, hace tiempo que no le llega ningún encargo interesante de ninguno de estos lugares.
No se puede concebir la obra de Gehry sin sus trabajos en la península ibérica. En Bilbao erigió el museo Guggenheim y más tarde, manteniendo el mismo esquema arquitectónico, satisfizo la demanda del encargo realizado por las bodegas de los herederos del Marques de Riscal en El Ciego, Alava. Son numerosas las muestras de su genialidad arquitectónica en el mundo. La casa de Ginger y Fred, o casa Danzante, construida en 1996 para reemplazar un edificio destruido en la segunda guerra mundial, es un gran ejemplo de vanguardismo en Praga. Otras obras emblemáticas son el Banco DZ en Berlín, el Centro Strata de Boston y el Vitra Design Museum en Weil am Rhein, Alemania.
A sus 82 años acaba de terminar la obra que puede ser el colofón a una carrera repleta de éxitos e ideas revolucionarias. Un rascacielos a unas pocas manzanas de la Zona Cero de Manhattan llamado New York by Gehry. Posiblemente inspirado en la arquitectura de Gaudí, ha sido construido en perfecta armonia con su edificio vecino, el Woolworth, para mantener un perfecto equilibrio en el Skyline Newyorkino.
De su cabeza no paran de surgir ideas fantasticas, lo que posiblemente le haya llevado a ser llamado el mejor arquitecto del mundo actual...
Por Mario Ortega Pascual