Hace tiempo escribí una entrada sobre Caín como el protoarquitecto y como nuestro santo patrón. Si os da pereza releerla os la resumo con cuatro observaciones:
Caín era agricultor y su hermano Abel era pastor. A Yavé le gustaba Abel y su estilo de vida (siempre moviéndose con su ganado, siempre improvisando) y sus ofrendas sangrientas (un cordero, un cabrito). Pero no le gustaba nada Caín: ni su vida de agricultor (que se tiene que estar quieto esperando la cosecha, y por lo tanto se construye una casa, y urbaniza, y canaliza el agua, y la embalsa), ni sus ofrendas de espigas.
El pastor va de acá para allá con su ganado, y, como mucho, se hace una choza para dormir en ella tres días y seguir camino. Pero lo más normal es dormir al raso en verano y hacerse una tienda de pieles en invierno, para una sola noche. El pastor no arraiga. El agricultor, por el contrario, tiene que permanecer, cuidando su sembrado y esperando la cosecha, y por lo tanto se hace una casa.
El agricultor es, como consecuencia, arquitecto.
Y varios agricultores tienen que deslindar sus campos, parcelarlos, conducir el agua... y se hacen urbanistas.
Caín, tras matar a Abel, fundó la primera ciudad de la historia: Enoc.
Alegoría sobre la vida de Caín, por Gema Hernández Correa
A Caín le consume la envidia por su hermano (porque es amado por Yavé) y lo mata.
Pero Yavé no se venga. No mata a Caín, sino que, por el contrario, le hace una marca para protegerle.
Esto es muy difícil de entender. Hablamos de un Yavé que siempre se autocalifica de celoso y de vengativo. No lo digo yo; lo dice Él. A la mujer de Lot la convirtió en una estatua de sal porque le dijo que no mirara hacia atrás y miró. A Moisés (con lo que era Moisés) le condenó a morir sin ver la tierra prometida porque le dijo que diera un golpecito con su vara en una roca para que manara agua, y en vez de uno dio dos. ¡Dos golpecitos! ¡Semejante desconfianza! ¡Muere!
¿Y gastándoselas así no se cargó a Caín cuando mató a su amado Abel, a la criatura que más quería sobre la faz de la tierra? Pues no. No le hizo nada de nada. Le dijo "mecachís" y le dejó seguir su vida, que fue muy larga y muy plácida.
Por una parte, Yavé no soporta al agricultor-arquitecto, al hombre que trabaja para cambiar la naturaleza, para urbanizar el campo y construir casas. Pero por otra parte le protege tras su horrible crimen. (Y ya decimos que no toleraba nada, y que la más mínima desobediencia, el más trivial gesto de desconcierto, lo castigaba con pena de muerte).
Repito atónito: ¿Por qué Yavé protegió y salvó a Caín?
Alegoría sobre la muerte de Caín, por Gema Hernández Correa
Hay un cierto paralelismo entre este arquitecto mítico judío y el arquitecto mítico griego . Dédalo era un gran arquitecto y artíficie ateniense. Era ingenioso en el sentido original de la palabra: Era inteligente y astuto, y con su inteligencia y su astucia inventaba ingenios sorprendentes.
Pérdix (o Perdice), la hermana de este hombre ingenioso y fecundo en ardides, le encomendó a su hijo Talos como aprendiz, y Dédalo le tomó a su servicio.
Pero Talos, con tan sólo doce años de edad, inventó la sierra, el compás y algunos otros instrumentos sorprendentes, y a Dédalo le consumió la envidia por su sobrino, que siendo sólo un niño ya estaba dando numerosas muestras de que era bastante más listo que él.
Así que, consumido por la envidia y por los celos profesionales, se lo llevó a la Acrópolis y lo empujó desde lo más alto.
Hala, ya está. Así de sencillo.
Sufrió pena de destierro (otras fuentes dicen que huyó antes de que le juzgaran. Me da igual. La consecuencia y el efecto son los mismos) y rehízo su vida en Creta, en el reino de Minos.
A Minos le sirvió bien, pero al final también tuvo que huir de él.
(Todo esto lo cuento mejor y con más detalle en Necrotectónicas).
Es la famosa huída voladora con su hijo Ícaro, que (éste sí, completamente inocente de todo) murió en la empresa.
Llegó a Sicilia, se instaló felizmente con el rey Cócalo, mató al rey Minos... Lo normal.
Y vivió plácidamente en Sicilia hasta una edad muy avanzada, sin que los dioses le dijeran ni mu.
Lo que me parece muy interesante es que en ambos mitos, judío y griego, se den unas cuantas circunstancias similares:
1.- Los dioses no tienen simpatía por los hombres ingeniosos y constructores. Eso de que modifiquen su divina obra no les hace ninguna gracia.
2.- Los dos arquitectos son asesinos. Al parecer (lo que es preocupante), el ingenio, la astucia y la vocación constructora llevan aparejada una predisposición al crimen.
3.- A pesar de sus horribles crímenes los dioses (tan tiquismiquis para otras cosas) no les castigan.
4.- No sólo los dioses no les castigan, sino que les protegen y benefician.
5.- Los dos arquitectos viven exiliados, añorando su tierra natal y sus raíces, pero tienen una vida muy larga y muy cómoda y agradable.
Es decir: Los dioses maldicen a los arquitectos (puntos 1 y 2 de esta lista), pero después los bendicen (puntos 3, 4 y 5).
¿Querrá decir algo todo esto? No tengo la menor idea.
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