Nunca antes el hormigón ha parecido tan sutil e ingrávido como en esta casa de A-cero que ya os presentamos en este blog hace unos meses. Se trata de un proyecto que nos guste especialmente y, por ello, hemos decidido volver a compartirla con vosotros hoy.
Una vivienda de bucles y ondulaciones que bailan en el límite entre el arte y la arquitectura.
Con casi 900m2 construidos, este proyecto residencial emerge como una escultura de gran formato a las afueras de Madrid.
Una muestra de habilidad compositiva que se desarrolla en una sola planta con una distribución diáfana y funcional en la línea de A-cero.
Desde la entrada principal se accede a un hall que dirige al visitante hacia un salón y un comedor comunicados entre sí. Ambas estancias tienen acceso directo al exterior y ser distinguen por su amplitud y flexibilidad. El comedor comunica con la cocina donde se localiza un office, una bodega y una despensa. En esta zona se halla un cuarto de limpieza y la zona de servicio con una entrada desde el exterior independiente.
PLANTA BAJA
El ala izquierda alberga las estancias más privadas: una sala de estar, dos dormitorios con cuarto de baño y vestidor cada uno y el dormitorio principal. Este último incluye sala de estar, vestidor, un amplio cuarto de baño y un gimnasio con acceso directo al porche.
En el exterior se encuentra un porche con una piscina y una zona solarium. Asimismo, diversas láminas de agua y una amplia extensión de césped rodean la casa.