Revista Arquitectura

¿arquitecturas colectivas?

Por Arkitiriteros

Sé que no tengo que justificarme, pero saliendo de Málaga camino de Sevilla se ve un mirador y según mi madre lo hizo mi abuelo. O sea, que algo si que tengo que ver con la arquitectura, por segundo grado de consanguinidad. Lo digo porque yo no soy arquitecto y ni siquiera he conseguido mantener en pie los castillos de arena de mi niñez.
 Este es el mirador:
¿ARQUITECTURAS COLECTIVAS?
Cuando era pequeño le preguntaba a mi madre qué le gustaría que fuese de mayor, como por ejemplo: futbolista multimillonario, escritor de prestigio o un gran arquitecto como mi abuelo. Mi madre me miraba como si yo estuviera un poquito loco y me decía que le daba igual, que lo que quería es que fuese una buena persona.
Eso fue la reunión de Arquitecturas Colectivas, un grupo de arquitectos o afines a este arte y, sobre todo, de buenas personas (o al menos a mí me lo parecieron aunque he de decir que mi participación se centró principalmente en la parte más lúdica), dispuestas a hablar sobre sus proyectos e iniciativas de día y a salir de juerga a muerte por la noche.
Pertenezco a un colectivo que hemos autodenominado “DesCentrados” donde, como en Arquitecturas Colectivas, nos hemos reunido personas de diversos ámbitos, en nuestro caso (entre otras cosas) con la idea de promover la rehabilitación de espacios abandonados y, más concretamente desde Descentrados estamos centrados (que contrariedad) en el prácticamente abandonado Mercado Cruzcampo (solo queda un puesto de frutas) situado en el barrio de Huertas de Santa Teresa en Sevilla.
Arquitecturas Colectivas nos ha permitido dar a conocer nuestro proyecto, contar todo lo que hemos avanzado en el año escaso que llevamos de funcionamiento y, por supuesto, hemos recogido sugerencias, ideas, apoyos, posibles problemas que nos podemos encontrar y mucha ilusión.
Quizás, quien sabe, dentro de muchos años mi hija pase con mi nieto por el mercado y le diga que yo “hice” el nuevo Mercado Cruzcampo. Entonces mi nieto, como yo hice, le preguntará si el abuelo era arquitecto.
Vale, no soy arquitecto, pero soy buena persona y mi madre puede estar orgullosa… ni siquiera eso. Os he mentido y eso es posible que me convierta en una mala persona.
Mi abuelo era albañil.
Este artículo está escrito por Zacarías Lara Peláez, escritor sevillano autor de los libros de relatos "La esperanza es lo último que se pierde, pero finalmente se pierde" y "Resucitó durante 15 segundos".
Desde moDIco le hemos pedido que escriba una visión personal de su experiencia en el encuentro de AACC en Sevilla [arquitecturas colectivas], que se celebró entre los días 5 y 8 de diciembre de 2012.
Muchas gracias a Zacarías.


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