Si hay algo de lo cual me arrepiento es de haberme enojado por cosas tan chicas, que ahora a lo lejos se ven hasta ridículas.
Cuanto tiempo con rencores, con enojos guardados, como si fuesen tesores que no podemos dejar ir.
¡Y son los sentimientos que te ensucian el corazón y no te dejan ser feliz!
Y de repente veo con claridad que nuestro corazón, nuestra alma está para mucho más. Está para sentirse plena amando y siendo amado.
Veo ejemplos de perdón en el mundo y también en mis hijos. Que olvidan, que dejan ir todos esos sentimientos negativos porque quieren llenarse de los positivos.
¿Y nosotras? ¿Seguimos aferradas a aquella discusión que nos molestó, a esa invitación que no llegó, a eso que paso hace días, meses, o quizás años? Es más fácil seguir como estamos, enojados, con rencores hasta con odio, ¿pero es mejor? Definitivamente no.
Dejar ir para limpiarnos y estar listas para amar por completo, sin distracciones.
No quiero dedicar más tiempo a sin sentidos. Juro que no quiero.
Ser feliz es una decisión propia, y para mí, arranca con el autoconocimiento, para sacar todo eso que nos hace mal, que nos detiene y focalizarnos en lo lindo, lo bueno, en el amor y en la paz.
Yo soy feliz porque quiero. Y los rencores y enojos, que se vayan lejos.
Que el día que pases por esta nota, sea tu día de cambio.
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