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La semana del arte de Miami no sería lo mismo sin la feria internacional líder de arte moderno y contemporáneo: Art Basel Miami. En su edición número 21, la feria contó con la presencia de 277 galerías de todas partes del mundo, que tuvieron la oportunidad de participar de los distintos sectores del evento, demostrando sus mejores proyectos y artistas.
El espacio se divide por las reconocidas secciones de la feria, en las cuales algunos de los curadores más reconocidos trabajan para crear conceptos que engloben las últimas tendencias y discursos de interés para el público. Comenzando por “Galleries”, en donde se ubican los booths de las principales galerías consagradas, y continuando por “Nova”, un sector designado a la presentación de obras creadas en los últimos tres años. Se destacan, sin duda, por las propuestas de gran nivel y su excelente curaduría a la hora de presentar proyectos particulares como las esculturas y obras instalativas de gran tamaño que se encuentran en “Meridians”.
También se reconoce indiscutiblemente un aporte al arte ultracontemporáneo en la sección que se abre una vez más al público: “Positions», donde galerías jóvenes tienen la oportunidad de presentar solo shows de sus artistas emergentes más destacados como es el caso de la galería Llano, de México, e Isla Flotante, de Argentina. Ambas con sus propuestas dejan ver sus raíces y una línea conceptual distintiva de Latinoamérica.
En un cruce entre los clásicos modernos como Picasso, Miró y Dalí, y los nuevos contemporáneos que continúan haciendo historia, se ubican al entrar las obras de los artistas Yayoi Kusama y Keith Haring para atraer de primeras a los amantes del arte pop y el maximalismo. No es sorpresa que se puedan apreciar obras con influencia pop más recientes como son las de Katherine Bernhardt.
Se puede decir entonces que los artistas más conocidos por el público encuentran su reinterpretación en las obras de Tom Sachs, Georgia Russell y José Badia, cuya trayectoria los ha convertido en personajes indispensables para las mejores colecciones de arte contemporáneo.
Al igual que en su anterior edición, tuvieron gran protagonismo la pintura y escultura geométrica de artistas consagrados como Luis Tomasello y Francisco Sobrino. Las instalaciones no se quedan atrás al hacerse presentes con los famosos móviles de Lescher.
En cuanto al expresionismo y la abstracción, aparece Atchugarry, quien, con obras en más de una galería y más allá de mi gusto personal hacia su trabajo, es uno de los artistas destacados de la feria.
Los clásicos uruguayos como Torres García, Figari e Iturria mantienen su relevancia, siendo representados por nada menos que la históricamente conocida Galería Sur, que vuelve año tras año para llevarle un pedazo de nuestra cultura a los amantes del arte.
Más allá de los formatos clásicos más consumidos, también se hicieron visibles los nuevos formatos como las esculturas neón, que tímidamente se dejaban ver el año pasado, el videoarte en menor cantidad, y los proyectos instalativos comprendidos por la mixed media. Formatos que pueden resultar rompedores para un público tan acostumbrado a la pintura y escultura como es el de Art Basel, pero que sin duda aportan al llamar a los futuros coleccionistas de arte.
La fotografía, por su parte, tuvo una fuerte aparición como medio reivindicativo de las culturas afrodescendientes, grupos étnicos y clases sociales, cuya presencia no siempre se visibiliza. De la misma manera, galerías como Goodman Gallery y Afriart, utilizan obras textiles para referenciar sus orígenes y hacerse oír dentro del enorme recinto de Art Basel.
Considerando que durante los próximos 10 años el foco de interés artístico estará puesto en el arte latinoamericano, parece casi natural que el mismo tenga tanta presencia como la tiene. Tal es así que las galerías del Mercosur superaron a las españolas, no solo en presencia simbólica sino también por número. Resulta placentero e incluso reivindicador ver las obras de estos artistas, que encuentran inspiración en sus orígenes y la representan en el uso de materiales como piedras, telares, maderas e incluso barro.
Lejos de ser una obviedad o una referencia directa a las culturas indígenas, las propuestas de estas instituciones son una respetuosa clarificación del alcance y la belleza que ha dejado la historia de países como Brasil, Argentina, Uruguay, y por supuesto, México.
No es menor la aclaración de que año a año la feria mueve a miles de personas que se trasladan desde todo el mundo para visitar la semana del arte. Tal influencia sería desperdiciada de no ser por el compromiso social que ha demostrado Basel para con el futuro del arte y los artistas.
Es destacable, entonces, el aporte casi imperceptible que tiene con el arte feminista. Resulta tan natural la presencia indistinta de artistas femeninas que muchas veces el público no se percata, pero la realidad es que en los últimos años se ha puesto el foco en mejorar la representación de la mujer en el mercado del arte.
Una vez más, Art Basel Miami mantiene su posición como feria por excelencia para coleccionistas y amantes del arte de todas partes, confirmando con certeza que todo el mundo podría encontrar un objeto que le despierte un mínimo interés en el enorme recinto que comprende el evento. Sin duda una feria para todos los gustos y corrientes artísticas que, por supuesto, es una oportunidad imperdible para descubrir nuevos artistas y redescubrir las próximas tendencias del mercado del arte.
Por Agustina Bornhoffer. Estudió Mercado Internacional de Arte Contemporáneo y tiene un máster en Pensamiento Crítico en el Instituto Valenciano de Arte Moderno en Valencia, donde trabaja de asistente de galería y desarrolla activamente proyectos artísticos.
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