Sí, ya sé que muchos las extrañabais. Llevaba tiempo sin poner una de mis espectaculares e imprescindibles Canciones del Armario.
Y ante tanta demanda, aquí os traigo una.
En el año 82, Garfunkel editó este pequeña joyita romántica que supura belleza por los cuatro costados y que se mueve por el Pop de una manera primorosa.
La voz del cantante ayuda más todavía a dulcificar un tema que tuvo bastante éxito y que muchos bailamos y disfrutamos de una manera solitaria.
Belleza y recuerdos a partes iguales.
Cómo no iba a estar un baladón de esta categoría en mis Canciones del Armario?