El taller del pintor (1855), de Gustave Courbet
Si el mundo girara al revés podríamos decir que no tiene ningún tipo de interés. Aún así, habría que cerrar los ojos, no escuchar las noticias, cerrar oídos a todos los amigos que participan de los macro eventos públicos que promueven las instituciones y dejar de pedir informes de asistencia a los eventos que promueven sus empresas con y sin arte en estos momentos.
El arte genera un interés máximo, el afán consumista de arte no tiene límites, todos queremos arte, incluso, en la taza de café. Cualquier manifestación artística, por pequeña que sea, atrae a su público. La promesa de regalo de cultura es el motivador más potente de asistencia a cualquier evento de empresa.
Usar el arte como herramienta da sus primeros pasos. La apertura de objetivos, la construcción de técnicas concretas concluirán en la construcción de un motor importante de beneficios dando paso a una rentabilización óptima de la inversión. Logrando una inversión segura.