Las medallas se grababan, normalmente, para conmemorar acontecimientos tanto significativos como anecdóticos de la vida de la Santa. Así, el nacimiento, el episodio de la huida a tierra de moros, la transverberación, la fundación del monasterio de San José, la muerte…. También las encontramos con motivo de eventos eclesiales importantes como la canonización o su declaración como doctora de la Iglesia. Otro momento histórico que también dio ocasión a grabar una medalla fue la visita del papa Juan Pablo II a España, y concretamente a Ávila, en 1982.
Las medallas se elaboran en diferentes metales. Predomina el bronce, pero también las hay de plata. Algunas contienen citas teresianas célebres.
Entre las medallas de esta colección de Manuel Navarro, encontramos algunas destinadas a ser llevadas en el cuello, colgadas, y también prendidas en la ropa, en definitiva, a un uso personal. Algunas de estas monedas las podemos ver sumamente desgastadas por el uso. A veces, las monjas eran enterradas con alguna de estas medallas, por eso no son muchas las que han llegado a nosotros.