Revista Cultura y Ocio
Todos pueden bailar, aún cuando las piernas no tengan la posibilidad de moverse, el torso, los brazos, la piel, la sonrisa, la alegría de vivir y el corazón logran un baile perfecto.
La Danza Sobre Sillas de Ruedas es un hecho concreto que nace de la necesidad intrínseca de expresarse, comunicarse y moverse armónicamente. Desde hace más de 30 años se ha convertido en una disciplina artística, deportiva y terapéutica en muchos países.
La disciplina nació en la década del 80 cuando una bailarina y coreógrafa holandesa Corrie Van Hugten, quedó parapléjica en un accidente y co la ayuda de una amiga fisioterapeuta, creó la danza integradora. Y lo largo de los años se fue popularizando hasta que alcanzó a forma parte de las Paraolimpiadas.
En la actualidad, existen diversas modalidades de baile en silla de ruedas:
• Combi: consiste en que sólo un miembro de la pareja baila en silla de ruedas;
• Dúo: los dos componentes de la pareja bailan en silla de ruedas;
• Asistida: dos bailarines en sillas de ruedas y uno o ambos, pueden tener una persona que empuje la silla.
Esther Amorós Vicente, es quien comenzó con la este tipo de arte en España y asegura que el baile en silla de ruedas mejora las capacidades físicas a través de la coordinación y la movilidad de los bailarines y les proporciona una claro avance en lo psíquico, también porque: “El baile fomenta las relaciones sociales, mejora la autoestima, aumenta la motivación y el sentimiento de utilidad de estas personas, ayuda a que se integren y, sobre todo, algo muy importante, evita el aislamiento de los discapacitados”, comentó en una entrevista.