Arte urbano y graffiti.

El arte y la sociedad se encuentran en constante cambio y movimiento.

Cada año, cada periodo, cada década que pasa y se termina, le abre paso a nuevos métodos de expresión, distintos recursos y nuevas experiencias.  Hoy en día, no se puede negar la fuerza del arte urbano y una parte importante de este es el graffiti. El arte urbano no solo es fuerte, sino que es parte de nuestro día a día pues los espacios que recorremos en nuestra cotidianidad están marcados por esta tendencia; sin embargo, no todas estas manifestaciones podríamos denominarlas como arte. El graffiti es naturalmente rebeldía pero existen líneas divisorias entre el arte y el vandalismo, entre lo que enriquece la vista, el espíritu y lo que nos minimiza.

Nosotros como transeúntes necesitamos arte urbano con contenido, que haga mas valiosa la ciudad y que invite a la reflexión. El arte va mas allá de la técnica, el hecho de rayar y pintar tipografías que no invitan a la verdad, a la critica, se queda en eso, en rayas. El hecho de utilizar nuestra ciudad como soporte, es una gran compromiso, porque en el momento en el que se decide intervenir  el espacio, convertimos a las personas que ahí habitan y frecuentan en partes de esa obra; no es como pintar para una galería o para un publico determinado, sino que ahora tu publico es toda la ciudad. He aquí, el poder del arte urbano.

El arte tiene una función social y es un elemento de progreso, así que usémoslo para eso; el arte rompe esquemas, así que rompamos el esquema de hacer sin contenido y mostremos la mejor forma de rebeldía: la que tiene una causa en contra de lo injusto, lo falso. Por encima de un simple acto vandálico, vamos a generar arte urbano que nos inspire a criticar lo que se debe criticar, a mejorar lo que se debe mejorar y a avanzar como individuos y sociedad.