Artesanos de lo útil… tejedoras de Castilla

Tejer es el arte de entrelazar hilos de forma ordenada. En la actualidad, existen telares mecánicos capaces de producir kilómetros de tejidos con poco o ninguna intervención humana, funcionando día y noche y empleando materiales poco o nada naturales, que dejan mucho que desear. Pero todavía es posible encontrar algo muy diferente, natural, bonito y con un importante valor añadido…arte.

Cuando hablamos de la realización de telas de manera totalmente artesanal en España, nos estamos refiriendo a un oficio en extinción y condenado al olvido…. sin embargo, en la Sierra de Guadarrama  hemos encontrado algún rincón donde se amontonan madejas de colores y telares que en movimiento dan lugar a auténticas obras de arte.

Se trata de piezas únicas respetuosas de tradiciones y técnicas milenarias, como el telar de bajo Lizo en el que la tela se trabaja de forma horizontal y sobre el que se idean dibujos, cada uno de los cuales exige un tipo de remetido u otro, y un orden de pedaleo u otro. Al final, colchas, mantas, cojines, cortinas, chales, toallas, manteles, bufandas…

Los colores que se emplean para teñir la lana y la seda son de plantas de caminos, prados y huertas… para el rojo, rubia tintórea, para el negro, zumaque, hojas de menta, piel de cebolla… todo un preámbulo de alquimia muy interesante.

La lana ….una historia penosa pues en la actualidad la tienen que traer de Nueva Zelanda, porque en Castilla ya no se cría. Parece mentira que esta raza de oveja, oriunda de la Península, haya sido cuidada y criada con primor en todas partes menos en estas, sus tierras. En este sentido hay que reseñar que durante varios siglos la lana de merina española se exportaba a los mejores telares de Flandes, Florencia y Gantes. En la actualidad la mayor parte de las cabezas se concentran en Estados Unidos, Argentina, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia… 

Además de lo apasionante que resultan tintes, lanas y técnicas, algunos talleres están instalados en edificios cuidadosamente restaurados bajo impresionantes viguerías antiguas que terminan de dar un toque exclusivo a todo cuanto allí hay.

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