A veces la voluntad no es suficiente, las fuerzas fallan y te preguntas en qué momento comenzó a ser así, cuándo empezaste a desvanecerte sin remedio y a flaquear. Como casi siempre en estos tiempos, no hay respuesta, es imposible que la haya. Tan solo un silencio profundo y ancestral que te recuerda que estás solo en esta pelea porque, aunque tengas gente cerca que te ayuda y te apoya con todas sus fuerzas, a la hora de la verdad no pueden hacer nada y eres tú el único que estaría en condiciones de sacar las castañas del fuego.
Pero no lo estás. Muchas veces no estás en condiciones de nada porque ese quiero y no puedo te atrapa el alma y te va comiendo trocitos de vida. Es desesperante. Yo que siempre fui una persona pro activa, dispuesta a tirar hacia delante con todas mis fuerzas, sin escatimar, dejándolo todo en la tarea y totalmente decidido a que saliera bien el empeño, me veo ahora sin fuerzas para nada, en un estado medio marchito que no me identifica, que no me gusta y que no sirve para nada.
Es otro de los problemas añadidos al maldito cáncer pero no logro acostumbrarme. No sé si se trata de la tónica general y voy a ir debilitándome cada vez más hasta que no pueda salir de la cama o es simplemente un síntoma más y la debilidad será siempre la misma. No soy capaz de encontrar la diferencia. Por ahora lo único que sé es que es horrible sentirse un pelele que no puede hacer nada. A veces no puedo ni si quiera escribir el post diario del fotonauta. Espantoso.
Y lo peor es que no hay solución. No hay magias ni brujerías disponibles. No hay medicamentos ni drogas capaces de remediarlo. Lo único que se puede hacer es aceptarlo y aprender a convivir con ello, saber que cada cierto tiempo sucederá y estar preparado para afrontarlo con entereza y con dignidad, como todo lo demás. Seguramente ya haya hablado de esto antes y seguramente en el futuro lo vuelva a hacer. Los temas se repiten porque así es mi vida ahora, monótona y aburrida. A pesar de todo doy gracias por seguir vivo aunque a veces las fuerzas me fallan y ni siquiera puedo articular palabra.
Para esos casos tendré que aprender a decir “gracias” en el lenguaje de los sordos porque de bien nacido es ser agradecido.