Habiendo digerido ya Guardianes de la Galaxia, creo oportuno poner el broche final a esta serie de artículos basados en el Universo Cinematográfico Marvel (ya sabéis, UCM para abreviar). Los anteriores artículos podéis encontrarlos aquí: el primero, el segundo y el tercero.
Antes de zambullirnos por última vez -de momento- en este cosmos de ficción, debo recordar que aquí se tratarán hechos vistos en muchas de las películas del UCM, con especial importancia a las más recientes. O sea que sí no has visto aún Guardianes de la Galaxia… ¡deja lo que estés haciendo y corre al cine! Ya tendrás tiempo luego de sentarte y leerme.
Entrando ya en materia, hoy quiero poner la lupa en dos aspectos concretos: Hacia dónde se dirige el UCM y el impacto que ha provocado el “Efecto Vengadores”.
Ahora sí, el camino del UCM
Ciñéndome al título de estos cuatro artículos, el camino del UCM es ahora una autopista bien señalizada. Disponemos de varios carriles para ir avanzando (El Capi, Thor, Iron Man….) y se nos van uniendo de nuevos (Guardianes de la Galaxia, Ant-Man en el futuro). Sin embargo, esto no ha podido ser posible hasta Guardianes de la Galaxia. No, miento. Sí era posible, pero había que hacer un gran ejercicio de observación para percatarse que el plan de Marvel Studios giraba alrededor de las Seis Gemas del Infinito.
Como dije en anteriores artículos, la estrategia de Kevin Feige y compañía, al menos al inicio, parecía destinada a confluir en Los Vengadores. Quizá así era, y solo después de ver el monumental éxito que supuso -me referiré a este boom como el “Efecto Vengadores”- se atrevieron a explorar la macro trama de Thanos a la caza y captura de las gemas. Esto nos hace plantearnos una pregunta: ¿Qué ocurrirá una vez que dicha historia llegue a su inevitable final (presumiblemente en Los Vengadores 3)?
El gran acierto que es el UCM en su concepción, en su estructura, hace imposible su avance sin una planificación detallada. Es decir, llegado el momento del declive -un momento que coincidiremos en tildar de “inevitable”-, Marvel Studios no podrá limitarse a sacar secuelas sin más. Esto no es James Bond o Misión Imposible. El UCM está edificado a modo de serie de televisión. Hay una historia que narrar, y el día que no la haya miedo me da los estragos que puede causar la avaricia.
La búsqueda de las Gemas del Infinito, una trama trillada como pocas pero efectiva como ninguna, da para largo. Como digo, imaginamos que hasta Los Vengadores 3 como mínimo. De hecho, y esto es algo negativo, hay un patrón que se repite ominosamente en las películas Marvel. No, no es el cameo de Stan Lee. Me refiero al bucle “aparece un objeto poderoso (normalmente una Gema del Infinito)-, el héroe se hace con el objeto sin tener ni idea de qué es o cómo funciona y el malo busca el objeto pero acaba fallando”.
Esta fórmula la reconoceremos en Los Vengadores, en Thor: El Mundo Oscuro y en Guardianes de la Galaxia. Y si substituimos la gema de turno por cualquier otra cosa, el resultado es similar. Entiéndanse pendrives de Hydra, martillos divinos o lo que se quiera. Por supuesto, más de uno presuponemos ya que tanto fallo por parte de Thanos acabará por enmendarse en un solo filme. ¿Guardianes de la Galaxia 2? ¿Thor 3? Hagan sus apuestas.
Algo que sí parece tener claro Marvel es que las películas de Los Vengadores son un cohesionador. Como pegamento. Su función es aunar el universo de ficción, y por ello somos conscientes de lo que se le exige a Joss Whedon. Siempre, o al menos esa es la idea, debe confluir todo -o casi todo- en Los Vengadores (uno, dos o tres). Por ello, tarde o temprano Star-Lord, Groot y compañía asomarán las narices por la cinta de Whedon. Si a esto le sumamos los demás proyectos que baraja Marvel, Joss Whedon debe estarse tirando de los pelirrojos cabellos (los pocos que le quedan). A modo de repaso, los personajes que debería manejar en una hipotética Los Vengadores 3 serían:
- El sexteto inicial (supongamos que sin Nick Furia)
- Visión, Mercurio, la Bruja Escarlata y quién sabe si Máquina de Guerra (quién sabemos que aparecerá en Los Vengadores: La Era de Ultrón)
- Los Guardianes de la Galaxia
- El Hombre Hormiga y el Doctor Extraño
- Las series de Netflix. ¿Se atreverá Kevin Feige a llevar a Los Defensores al cine?
- Y finalmente, las nuevas incorporaciones tan rumoreadas. ¿Ms. Marvel? ¿Los Inhumanos? ¿Pantera Negra?
Sin duda, es una tarea titánica. Si a este increíble plantel de personajes le añadimos un adversario común (o más de uno), una de dos: o Whedon es un completo maestro al racionar el tiempo de pantalla -cosa que ya nos demostró en Firefly-, o estamos ante la Civil War del UCM. Sí, es una opinión personal, pero ¿qué mejor manera de aunar a tantos personajes bajo la misma bandera que haciendo que se den de leches entre ellos?
El impacto de Marvel Studios
Algo ha cambiado en el cine superheroico. Lo siento en el aire, que diría Galadriel. El incontestable éxito en taquilla de las películas basadas en cómics ha impulsado una carrera casi armamentística que no se veía desde la Guerra Fría. La Fox resucita de pronto la franquicia de Los Cuatro Fantásticos, un proyecto que llevaba muerto años. En DC Comics se frotan las manos con su Liga de la Justicia, e incluso cómics independientes han visto su reflejo en la gran pantalla. Es el caso de Kick Ass -contando incluso con secuela, y ya se prepara la tercera parte-, de Wanted o de la próxima Secret Service.
Vivimos una auténtica edad de oro. Vosotros lo sabéis, yo lo sé, y en Hollywood no van a ser menos. El género de superhéroes ya no es tachado con recelo, ni es cosa de una minoría. Los propios actores, productores, directores y guionistas se dan de tortas por ganarse un hueco en el nuevo coloso fílmico. Lo vemos a diario: quién no se ofrece para ser Luke Cage, lo hace para aspirar a encarnar a Stephen Extraño.
Es ya costumbre que renombradas estrellas, incluso oscarizadas en muchas veces, se sumen a estos proyectos porque han visto el filón en ellos. Raro es contar con un film de superhéroes que no tenga en su plantel a auténticos pesos pesados de la industria. No solo en Marvel, pues esto es aplicable tanto a la Fox como a Warner Bros. Kevin Costner y Russel Crow pugnan como padre de Kal-El. Secundarios a la sombra de Lobezno, como pueden ser la Tormenta de Halley Berry o la Kitty Pryde de Ellen Page cuentan con un Oscar cada una. Por no nombrar a eminencias de la talla de Ian McKellen o la pujante Jennifer Lawrence.
Y Marvel, como no podía ser de otro modo, no se queda atrás. Solo ver el reparto de Thor, uno de los films más flojos de Marvel, uno ya se asusta. Natalie Portman, Anthony Hopkins. ¡La leche! La tónica se repite hasta el infinito. Tomy Lee Jones, Josh Brolin, Jeremy Renner, Scarlett Johanson… Tanto es así que hasta pueden permitirse el lujo de prescindir de un actor de la talla de Edward Norton. Su salida poco antes de Los Vengadores fue en claro mensaje a navegantes: “Somos Marvel, y aquí no caben los egos”.
Casi como si el mismo Nick Furia lanzara la amenaza, no solo a los confines del universo, sino también a la propia industria hollywoodiense: “Son peligrosos, y ahora el mundo lo sabe. Todos los mundos lo saben”. No es para menos. Lo dijo Tony Stark en Iron Man 3, y a sus palabras me ciño: tras lo de Nueva York nada fue igual.
Los números que alcanzó la taquilla de Los Vengadores presagiaron un cambio. Un cambio que provocó un efecto ola en todas las franquicias Marvel. Hagamos cálculos:
Cojamos por ejemplo a las películas de Thor, que suelen tener un impacto menor en el público que el resto. Thor, la primera, recaudó unos 181 millones de dólares en los USA. Una cifra correcta para la época, antes de Los Vengadores. El problema, claro, no estaba en los USA. Lo teníamos los demás: Europa, Asia, América Latina. Nuestra cultura superheroica -como sociedad, se entiende- era prácticamente nula. No era raro, por ejemplo, que el espectador no supiera distinguir entre Marvel y DC. Por ello, en el resto del mundo Thor ganó unos modestos 268 millones de dólares.
Ahora bien, ¿qué ocurrió tras Los Vengadores? Thor: El Mundo Oscuro consiguió en los USA 206 millones. Es decir, subió ligeramente. En el resto del mundo, sin embargo, la gente enloqueció. 438 millones recaudó la secuela fuera de los Estados Unidos. Es decir, casi el doble que la primera. ¿Qué cambió? El alcance del producto. La cinta de Whedon, que ya sabéis que es la tercera película más taquillera de la historia del cine, se abrió paso como un rompehielos hasta las retinas de todo el mundo. Esto es, en gran parte, debido a las mujeres. Sí, a vosotras. La masa silenciosa de lectoras y espectadoras.
Porque nadie se echa las manos a la cabeza cuando decimos que el género superheroico ha sido siempre dominio masculino. Pero insisto, todo ha cambiado. Un dato reciente acerca de Guardianes de la Galaxia decía que casi la mitad de los espectadores de la película eran mujeres. Curioso, ¿no?
Y así, ya nada volvió a ser lo que era. Hace escasas semanas, viendo en televisión el anuncio de Guardianes de la Galaxia, me llamó la atención un detalle. Tras el tráiler, el narrador anunciaba el título de la película: “Guardianes de la Galaxia, de Marvel”. Ese detalle es el que quiero resaltar. De Marvel. ¿No era suficiente con el logo que encabeza el nombre del film? No, no era suficiente. Había que recalcar que se trataba de una película de Marvel. Como si Marvel Studios sacara pecho con ello. Como si la propia marca Marvel fuera suficiente argumento para ver la película. Y lo bueno es que indudablemente es así. Muchos espectadores, desconocedores de los Guardianes de la Galaxia, acudieron al cine movidos por la coletilla “de Marvel”. Y esto, señores, es un gran motivo de orgullo para Feige y los suyos.
Porque ahora, o al menos así lo veo yo, Marvel Studios da la sensación de poderío. De imbatibilidad, de supremacía. Han asaltado las taquillas mundiales con una película absolutamente desconocida para el gran público. ¿Y ahora qué? Ya no hay fronteras, ni barreras. No hay imposibles. Apuesto a que podrían volver a sacar una cinta sobre Howard el Pato y lo petarían igual. Parece que ahora Marvel Studios puede hacer lo que le venga en gana. ¿Caballero Luna? Ni en su casa saben quién es, pero si se dignaran a hacer la película, hasta los ciegos pagarían por ella. ¿Alpha Flight? Más de lo mismo.
La maquinaria de Marvel es un auténtico coloso. No muestra signos de agotamiento, más al contrario. ¿Serán capaces con Los Vengadores: La Era de Ultrón de llevar más allá la franquicia? Quién sabe. Quizás el techo aún está lejos, y el mismo género tiene margen de sobra para crecer. Espero con ansías el día en que las cintas superheroicas se atrevan a romper la última frontera: la de las pretensiones artísticas. La de los Oscar, la de la inmortalidad. Pero hoy no es ese día (que diría Aragorn).
Curiosidades (¡no me puedo despedir sin ellas!):
- En un inicio, el Mandarín iba a ser el gran villano de Iron Man (la 1, no la 3). Pero por consejo de Mark Millar, decidieron retrasarlo para no romper la barrera de la verosimilitud. Sí, en esta primera versión, el Mandarín era el de los cómics: tenía los diez anillos de poder. Pero claro, recordemos que se trataba de la primera película del UCM. Hubiera sido arriesgado entremezclar la magia con todo aquello.
- Sam Rockwell, el actor que da vida a Justin Hammer en Iron Man 2, era una de las opciones predilectas para ser Tony Stark. Suerte que apareció Robert Downey Jr… Ah, y por cierto: si RDJR cuelga las Marks, el candidato a sustituirle que suena con más fuerza es Luke Evans, Bardo en El Hobbit: La Desolación de Smaug. ¿Bien, mal?
- A Tony Stark no le gusta agarrar cosas. Una chorrada como otra cualquiera, que sin embargo da un rasgo más de cohesión para el personaje. En Iron Man 2 compra fresones a Pepper, y le dice al vendedor que las deje en el asiento pues no le gusta agarrar cosas. Whedon toma nota y recoge el testigo en Los Vengadores, cuando el agente Coulson le quiere dar la carpeta. Tony se niega y Pepper protagoniza aquel intercambio a tres bandas con la carpeta y las copas de champán.
Y hasta aquí llegamos. Solo me queda dar gracias por la fantástica respuesta que han tenido estos artículos (especialmente el II. ¡Eso sí son debates!). Espero que hayáis disfrutado leyéndolos la mitad de lo que yo lo he hecho al escribirlos. Me despido, pero antes…
¡Vengadores Reuníos! (Y comentad). ¡No he podido resistirme!