Artículo escrito por Guillermo Fernández:
De una u otra manera parece que las heridas de los Clásicos no terminan de cicatrizar. En una concentración sin más novedades que las dudas sobre el nueve se busca rescatar viejas polémicas. Hasta que comience lo oficial parece que los piques entre jugadores de Real Madrid y Barcelona venden más que otra cosa.
Arbeloa compadeció en rueda de prensa y lidió con maestría ante las preguntas sobre los Clásicos, pese a que las normas son claras a este respecto cuando visten la Roja: no se puede abordar asuntos relacionados con los clubes. Recalcó la armonía que existe en la Eurocopa, donde las predicciones en apuestas deportivas dan a España como favorita. El jugador merengue quiso zanjar así el eterno debate sobre las malas relaciones entre los internacionales de Madrid y Barça, pensando en el grupo.
El tema vuelve a escena a raíz de una reciente entrevista de Xavi Hernández en Canal +, donde el jugador del Barcelona aseguró que los madridistas fueron menos respetuosos en las derrotas. Sus palabras pueden ser malsonantes a oídos de un madridista, pero no deja de ser una opinión más.
Parece que desde fuera algunos se empeñan en que las relaciones entre todos los internacionales sean de amistad, cuando es imposible. Hay algunos que lo son desde la infancia como Xavi e Iker. Sólo hace falta ver como el cariño que se profesan cada vez que uno habla del otro.
En un mundo idílico el trato sería igual de profundo entre el resto, pero esto es la vida real. Algunos más sí son amigos, también hay colegas y otros simplemente son compañeros de selección, lo que no significa que sean enemigos. Además siempre será más fácil que entre dos jugadores de un mismo equipo haya más “feeling”, por el hecho de convivir mucho más tiempo. Por eso es habitual ver por ejemplo a Busquets y Pedro, matando el tiempo muerto juntos con la Selección.
No es ninguna novedad. Ha ocurrido con generaciones pasadas y sucederá con las venideras. Sin embargo, la actual ha demostrado que a la hora de la verdad sabe quitarse la camiseta de su club para competir por un objetivo común. Así lo dice el palmarés con una Eurocopa y Mundial, que podría completarse con una segunda antorcha europea si se cumplen las apuestas por partidos internacionales que defiende La Roja