Desde la aparición de los mapas digitales y la llegada de los receptores GPS la vieja “tecnología” del mapa impreso en papel parece abocada a la desaparición. Sin embargo, hoy vamos a ver por qué disponer de los mapas en papel resulta aún hoy, en pleno siglo XXI, un sistema de orientación excepcional e imprescindible.
MAPAS DIGITALES, PANORAMA ACTUAL.
Los mapas digitales supusieron indudablemente una gran revolución y son una herramienta utilísima a la hora de planear y llevar a cabo nuestra salidas a la montaña o al campo.
Tanto es así, que un buen mapa digital supera ampliamente en capacidades y posibilidades de información a los mapas tradicionales en papel. Pensemos por ejemplo que los mapas impresos tienen una escala fija, mientras que los mapas digitales suelen incorporar varios niveles de zoom (o escalas), o incluso pueden ofrecer capas con distintas vistas (diferente información) o incluso ortofotos. Adicionalmente un mapa digital puede contener un Modelo Digital del Terreno que nos permite extraer fácilmente la altura de un punto determinado, el perfil altimétrico de un recorrido (incluso antes de realizarlo) y hasta obtener vistas 3D del mapa topográfico.
Vista 3D generada con un modelo del terreno y una aplicación informática.
La llegada de los GPS y, sobre todo, su desarrollo y paulatina bajada de precios permite que hoy día muchos aficionados puedan permitirse el acceso a estos dispositivos reservados al principio a los grandes presupuestos. No sólo eso, más recientemente los smartphones con GPS han abierto de par en par la puerta de esta tecnología al gran público. A día de hoy es sencillo emplear mapas digitales de gran calidad en nuestros teléfonos.
Por otro lado, muchos mapas digitales son completamente gratuitos. Los podemos usar en nuestro GPS o teléfono siguiendo unos sencillos pasos, y la información de instalación y manejo es abundante en la Red.
Para facilitar todavía más las cosas, el florecimiento y expansión de los GPSs ha llevado en paralelo a un desarrollo descomunal de la información de rutas e itinerarios para distintas actividades. Hablamos de páginas como Wikiloc, donde podemos buscar y descargar cientos de rutas que otras personas han compartido. Literalmente, el conocimiento y la experiencia de otros que han realizado el recorrido antes, nos guían gracias a nuestro aparatito electrónico y el fichero de la ruta que hemos descargado e instalado.
Versión digital vectorial de los mapas del IGN: el mapa Topohispania.
Con nuestro receptor GPS o smartphone sobre una base cartográfica digital (un mapa raster o vectorial) veremos cuál es nuestra posición en tiempo real, y la ruta será representada como una “senda de migas de pan” a seguir. La simplicidad de seguir el camino correcto resulta sorprendentemente fácil, algo impensable años atrás cuando la herramienta de orientación principal era el mapa de papel, acompañado en el mejor de los casos de la brújula y el altímetro.
Estos mapas digitales (y estas rutas que podemos descargar), no sólo suponen una ayuda de campo enorme, sino que son además utilísimos en la comodidad de nuestro hogar para estudiar la ruta, buscar alternativas, o diseñar nuestros propios planes y recorridos. Existen multitud de aplicaciones informáticas, muchas de ellas también gratuitas, con las que podemos visualizar los mapas digitales y extraer de ellos muchísima información, con el valor añadido de poder crear nuestros propios recorridos (rutas y/o tracks) que luego podremos cargar en nuestro receptor GPS para la orientación in situ.
MAPAS TRADIONALES EN PAPEL HOY.
Los mapas tradicionales impresos se desarrollaron durante décadas hasta alcanzar una calidad sobresaliente.
Actualmente la gran mayoría de editores han adaptado los mapas impresos para poder ser utilizados más fácilmente como compañeros de los receptores GPS. La incorporación de ciertos elementos en el mapa, como su Datum y una cuadrícula de coordenadas UTM, facilitan enormemente el uso del mapa impreso junto con el receptor GPS.
Mapa impreso de los Alpes con su cuadrícula UTM.
Dicho esto podemos concluir que un buen mapa impreso se puede usar sin problemas en conjunción con un GPS o bien con los medios tradicionales (brújula y altímetro).
Los mapas impresos son todos, lógicamente, de pago: tanto el papel como la impresión tienen unos costes. Sin embargo, los precios de los mapas son bastante asequibles (sobre todo comparándolos con los mapas de pago digitales). Cuidándolos bien un mapa de este tipo nos durará bastante.
Alternativamente, existe la posibilidad de descargar gratuitamente los mapas del Instituto Geográfico Nacional e imprimirlos con nuestra impresora.
Incluso existen mapas impresos sobre un material plástico en lugar del papel, lo que hace a estos mapas resistentes a las manchas, a la humedad y a las roturas. Estos suelen ser más caros que los de papel, pero para un uso intensivo puede merecer mucho la pena.
Mapa 1:25000 IGN (imagen que se usa para los mapas impresos del IGN). En esta captura de su visor on-line el mapa carece de cuadrícula UTM, pero la versión impresa siempre cuenta con ella.
LIMITACIÓNES E INCONVENIENTES DE LOS MAPAS DIGITALES.
Para los más tradicionales o los reñidos con la tecnología, los mapas tradicionales siguen siendo hoy día su opción preferida. Pero incluso los que usamos el GPS y los mapas digitales en el ordenador, aún encontramos muy útil el soporte en papel.
1) Hay que decir que los mapas impresos suelen ser más “amigables” y fáciles de interpretar que muchos mapas digitales (sobre todo los mapas digitales vectoriales). De hecho esto ha provocado que muchos usuarios de mapas digitales usen digitalizaciones de mapas tradiciones (mapas ráster).
En esta línea citar, que como sucede con los libros, aún resulta mucho más cómodo para la vista el soporte en papel que las pantallas y monitores.
2) Los mapas tradicionales en papel son a prueba de fallos. El GPS puede averiarse, puede agotar sus baterías… pero el mapa en papel siempre “funciona” (lo mismo que la brújula).
3) A la hora de improvisar o buscar alternativas sobre la marcha, identificar elementos del paisaje o consultar áreas de terreno grandes, el mapa digital encerrado en la pequeña pantalla del receptor (o teléfono) no es lo más idóneo y aquí el mapa impreso gana. Incluso para preparar una ruta en un refugio es más que probable que no dispondremos de un ordenador para abrir nuestro mapa digital y que no querremos gastar las pilas del receptor.
En viajes, definitivamente, los mapas de carreteras y los mapas turísticos de escala grande (1:200000, 1:400000 o mayores) son más prácticos que los mapas digitales.
La pantalla del GPS resulta más útil para los elementos geográficos más próximos y en el camino de la marcha.
La clásica “sabana” en papel, resulta mucho más útil in situ que la diminuta pantalla del receptor GPS.
4) Ya se ha dado la voz de alarma desde algunos colectivos de la excesiva dependencia tecnológica de algunas personas. Esto está provocando que más gente se pierda o que confíe en exceso en la tecnología y tome riesgos innecesarios. El GPS puede ayudarte, pero es más importante el sentido de la orientación y tu sentido común. Un GPS no reemplaza la inteligencia humana ni toma decisiones.
Descargarse una ruta, meterla en el receptor y seguirla sin más, sin ninguna otra consideración, puede no resultar seguro.
Por otro lado, hay que pensar que pueden existir pequeños errores de cálculo de posición que podemos percibir si estamos atentos y sabemos interpretar el mapa y el relieve del paisaje circundante.
CONCLUSIONES.
Más que sustituirse unos a otros los dos tipos de mapas se complementan. Lo ideal sería llevar siempre un mapa de papel y hacer uso de él de vez en cuando, incluso si disponemos de un receptor GPS. De hecho, antes de manejar un GPS y mapas digitales es imprescindible aprender el manejo elemental de los mapas convencionales y la brújula.
Es muy buena idea ayudarse siempre de mapas tradicionales, sobre todo para el “trabajo de campo” y como respaldo (en el caso de avería del GPS, áreas con mala cobertura, agotamiento de baterías, etc.).
También, como hemos dicho ya, in situ estos mapas en papel nos facilitan la elección de nuevas rutas, identificar elementos del paisaje… incluso cuando hayamos dejado la tarea principal de orientación a nuestro mapa digital del GPS. En todo caso un consejo: no te dejes guiar simplemente por tu receptor y toma un papel más activo: estudia de antemano el mapa y ten claro por dónde quieres ir y trata de ser consciente de por dónde avanzas y si es el sitio por el que tenías planeado pasar (el mapa tradicional te va a ayudar mucho conn esto in situ, antes puedes haber usado el mapa tradicional o haber empleado tu mapa digital en una pantalla más grande).
Por último conviene estar familiarizado con los mapas clásicos por si hubiéramos de servirnos de ellos exclusivamente y orientarnos a la vieja usanza. Cuanto más lo manejemos más sencillo será habituarnos a su uso. Por ejemplo, yo aprovecho las paradas más largas para echar un vistazo al mapa y estudiar los elementos que hay alrededor, de ese modo conozco e identifico pueblos, cimas, carreteras, etc y de paso practico para estar más en forma y usar el mapa de manera más ágil.