¿Se puede dejar todo en la vida para perseguir un sueño a los 35 años? ¿Es posible ganarse el favor del público y de la crítica tocando el piano de oído?
Hay una persona que lo ha conseguido y es Borja Niso. Este ingeniero informático descubrió la música de piano pasada la treintena, cuando ya era padre y empresario. E hizo lo inimaginable para muchos. Lo dejó todo por una pasión: dedicarse en cuerpo y alma al piano.
TODO POR UN SUEÑO
Hoy dedicamos nuestra sección a Borja Niso porque representa a la perfección el amor absoluto por la música y, sobre todo, porque es la demostración de que con tesón es posible alcanzar los sueños.
Madrileño de nacimiento, concretamente de Leganés, Borja Niso dejó su vida de ingeniero informático para dedicarse al piano en cuerpo y alma. Ahora sus conciertos llenan auditorios y teatros en toda España.
Sus compañeros de profesión lo califican como un auténtico hito. Tan solo cuatro años de aprendizaje le han bastado para alcanzar la fama. No se conoce ningún otro caso similar de una persona que, únicamente con dos años tocando, se haya presentado ante un gran público para ofrecer un concierto de dos horas en solitario.
Según reconoce, fue escuchar a Ludovico Einaudi lo que le cambió la vida. Consiguió reproducir “Nuvole Bianche” de oído en apenas tres semanas. También compuso uno de sus primeros temas, “La Tormenta Perfecta”.
DEL TECLADO DEL ORDENADOR A LAS TECLAS DEL PIANO
Este fue el punto de inflexión que le hizo tomar la decisión de cambiar el teclado del ordenador por el teclado del piano, una iniciativa que, sin duda, le agradecemos.
Ni la irrupción de la pandemia justo cuando su carrera de pianista despegaba ha podido con él. Aunque se vio obligado a cancelar decenas de conciertos a causa de la COVID-19, su determinación ha sido mucho más fuerte que cualquier estado de alarma.
Tampoco supuso un freno para alcanzar su meta el hecho de que, en sus inicios, ningún programador cultural o productor musical quisiera apostar por él. Decidió ser su propio promotor, abordando la titánica tarea de contratar salas y personal, alquilar pianos y publicitar sus conciertos. Y todo esto mientras continuaba si aprendizaje y componía.
Su última gira, “Todo por nuestro sueño”, es un espectáculo que aúna música de piano, danza, voz y proyección visual.
NUESTRA ENTREVISTA CON BORJA NISO
Damos paso a nuestra entrevista con Borja Niso. Estamos seguros de que no os dejará indiferentes.
- Nombre completo
Mi nombre completo es Borja Rodríguez Niso, aunque artísticamente quiero que se me reconozca como Borja Niso. Un apellido que, aunque resulte extraño, es extremeño.
- ¿A qué edad empezaste a tocar el piano? ¿Fue decisión tuya?
Empecé a tocar el piano hace seis años, a la edad de 35 años, después de descubrir la música del gran compositor Ludovico Einaudi en un anuncio de televisión, el anuncio de la lotería de Navidad del año 2015, “Justino y la fábrica de maniquíes”.
Cuando vi el anuncio por primera vez descubrí la música de Ludovico Einaudi. Fue entonces cuando descubrí que venía al Teatro Real el día 16 de abril de 2016. Precisamente durante ese concierto se despertó en mí la pasión para dedicarme en cuerpo y alma a tocar el piano.
Aún recuerdo con los vellos de punta cómo, a las 21:05, una hora después de comenzar el concierto, se encendió un foco sobre el piano y Ludovico se quedó solo. Fue entonces cuando él y su alma empezaron a tocar los primeros acordes de “Nuvole Bianche”, la canción de la lotería. En ese preciso instante empecé a temblar y a llorar de un modo como jamás antes lo había hecho.
De repente, cerré los ojos y llegaron a mi multitud de imágenes; imágenes de grandes escenarios donde, al fondo, se veía un piano y sobre él estaba yo, tocando mientras que los espectadores lloraban emocionados al son de mis melodías.
En ese instante abrí los ojos y empecé a escuchar una voz. Aún la recuerdo perfectamente grabada en mi memoria. Era la voz de mi alma, mi voz interior que me traía un mensaje. Apenas duró 15 o 20 segundos, pero cambió mi vida por completo.
Y dijo así: “Hola Borja. Bienvenido. Te estábamos esperando. Después de 35 años, por fin hoy, día 16 de abril de 2016, has descubierto tu propósito de vida, que no es otro que tocar el piano y emocionar a la gente a través de la música”.
Y fue en ese preciso instante cuando entendí todo, cuando sentí que realmente mi vida debía estar vinculada al piano.
Pero hay que tener en cuenta que hasta ese día yo era ingeniero informático y empresario. Jamás había tocado el piano, jamás había estudiado música. No tenía ningún conocimiento ni de técnica ni de solfeo, no sabía leer partituras. De hecho, sigo sin saber leer partituras. Toco todo de oído.
Pero pese a ello, pese a las dificultades, decidí emprender el camino hacia mis sueños y aprender a tocar el piano de forma autodidacta, única y exclusivamente con videotutoriales de YouTube. Si bien es cierto que di unas pocas clases con mi querido Eduardo Frías, un pianista y profesional como la copa de un pino, a quien quiero mucho y agradezco enormemente sus breves pero vitales enseñanzas. Estoy completamente seguro de que él también se siente orgulloso de haberme tenido como alumno, aunque solo fuera en tres o cuatro ocasiones.
A partir de aquí, lo demás es historia. A los dos años de empezar mi carrera autodidacta, inicié gira por España. Desde entonces, he realizado más de 300 conciertos y 60.000 espectadores han asistido a mis espectáculos en los últimos tres años. A ellos he podido demostrar el verdadero poder que tienen los sueños.
- ¿Cuál fue tu primer piano? ¿Lo sigues teniendo?
Mi primer piano fue uno electrónico que compré a mi hijo años atrás y que ya no utilizaba después de abandonar sus clases de piano. De hecho, no recuerdo ni la marca, pero gracias a que lo tenía pude comenzar mi aprendizaje autodidacta.
Y lo curioso es que, al cabo de un año, sentía una sensación que me decía que tenía que comprar un piano acústico para poder desarrollar mejor mi técnica y seguir avanzando y evolucionando. Así que me puse a mirar y a probar decenas de pianos en multitud de tiendas de Madrid. Finalmente, me decanté por un Schimmel C120T de pared y de un precioso color blanco.
La verdad es que, para ser el primero, me duró poco. Al año siguiente lo cambié por mi primer piano de cola, un precioso Kawai RX2 negro. Me hubiera gustado tener un Steinway & Sons (que es el piano de mis sueños), pero después de visitar varias tiendas, y muy a mi pesar, no me lo podía permitir.
Tened en cuenta que acababa de dejar todo atrás, mi vida, mi trabajo, la seguridad de un sueldo, todo ello para poder perseguir mi sueño y aprender a tocar el piano desde cero. Estuve años sin disponer de ingresos. Fue gracias a mis padres que me pude comprar el primer piano después de prestarme 12 000 euros.
- ¿Cuál ha sido el momento profesional más emocionante de tu vida?
Sinceramente, tengo muchos momentos increíbles desde que me subí a los escenarios, pero si tuviera que recalcar uno de ellos, sería el que viví el pasado 26 de febrero cuando ofrecí mi primer concierto en un gran auditorio como es el palacio de Euskalduna, en Bilbao.
Recuerdo que el día que lo visité no pude contener las lágrimas durante el montaje, durante los ensayos… Fue un día inolvidable.
Pero lo verdaderamente increíble fue el momento de salir al escenario, cuando miré hacia el público y sentí que estaba viviendo precisamente la imagen, el momento que había soñado años atrás, en aquel primer concierto de Ludovico Einaudi en el Teatro Real. Sentí que realmente lo que había visto y vivido ese día 16 de abril de 2016 era una imagen de mi futuro. Y, ese sentimiento, os puedo asegurar que es mágico. Me derrumbé en el escenario y delante de casi mil personas empecé a llorar.
- ¿Y el más complicado o frustrante?
La verdad es que lo que sentí aquel día 16 de abril de 2016 fue tan fuerte y maravilloso, que tenía la seguridad absoluta de que lo iba a conseguir. Eso me ayudó a no sentir frustración durante los años posteriores de estudio y arranque de mi nueva carrera profesional como pianista.
Si tuviera que destacar un momento difícil, sería cuando me quise iniciar en los escenarios. Envié cientos, tal vez miles de correos electrónicos, cientos de llamadas a programadores culturales, responsables de teatros, managers, promotores, productores, etc., sin ningún resultado. Eso me llevó a tomar la decisión de ser mi propio promotor.
Así que diseñé mi primera gira, “Orígenes Tour” (como el nombre de mi primer álbum) y empecé a cerrar fechas por toda España, siendo yo el que corría con todos los gastos y asumía el riesgo. Durante meses, me dediqué a alquilar teatros y auditorios por toda España. Contrataba la seguridad, el personal de sala, azafatas, seguros… Alquilaba los pianos, creaba las campañas de publicidad en redes sociales y otras muchas plataformas. También en medios de comunicación para llegar a un público que no conocía. Y así con cientos de pequeñas tareas que son necesarias para poder poner en marcha un concierto.
Lo hice absolutamente todo yo solo, además de tener que aprender a tocar el piano, seguir estudiando y componiendo.
En estos tres años que llevo sobre los escenarios, he lanzado dos discos en solitario y uno a dúo. Estoy terminando de componer mi tercer disco, “Evolution” y he lanzado dos giras más. La última, “Todo por nuestro sueño”, es un espectáculo teatralizado de piano con danza, voz y una proyección sincronizada de más de 120 minutos de duración.
Ja, ja, ja. Como veis, no ha sido una tarea sencilla ni que haya requerido de poco tiempo, pero me siento feliz y muy afortunado de estar donde estoy, de hacer lo que hago, de sentir lo que siento y de hacer sentir lo que sienten mis espectadores en mis conciertos.
- ¿Quién ha sido tu fuente de inspiración?
Principalmente, ha sido mi querido Ludovico Einaudi, aunque también he tenido otras fuentes de inspiración en otros múltiples pianistas, compositores e intérpretes de todo el mundo y todas las épocas.
Por ejemplo, puedo destacar dos grandes maestros dentro del ámbito clásico, como son Grigory Sokolov y Glenn Gould. Me he pasado cientos de horas admirando la delicadeza con las que sus manos acariciaban el piano. He aprendido mucho de ellos.
- Si pudieras ser otra persona por un día, ¿quién te gustaría ser?
Aunque la respuesta obvia para muchos, sería Ludovico Einaudi por un día, en mi caso no tengo tales pretensiones. Me bastaría, simplemente, con seguir siendo Borja Niso, un Borja Niso feliz y que hace felices a los demás; un Borja Niso que llena teatros y auditorios por toda España con la música de su piano; un Borja Niso humilde y comprometido con el mundo de la cultura y el espectáculo. Con un propósito de vida muy claro y definido: emocionar las almas de los espectadores logrando que ellos también persigan sus sueños.
Es maravillosamente simple y me siento agradecido de haber escuchado la voz de mi alma hace 6 años.
- ¿Tienes alguna manía antes de salir al escenario?
Ja, ja, ja. Tengo más de una y de dos. Antes de cada concierto me pongo música para meditar. Hago ejercicios de respiración y de visualización creando un ambiente interior de paz y armonía.
Nunca salgo al escenario sin mis amuletos, los cuales me acompañan desde mis inicios. Los voy sustituyendo según me van surgiendo nuevos encuentros, vivencias y experiencias vitales en las diferentes ciudades donde actúo.
- ¿Qué querías ser de pequeño?
Pues, lejos de querer ser médico o policía, desde pequeñito quise ser ingeniero genético, algo que me apasionaba desde que vi clonar a la oveja Dolly.
Por circunstancias de la vida, más concretamente por mi nerviosismo a la hora de enfrentarme a los exámenes finales de selectividad, no tuve mucha suerte con la nota. Finalmente, tuve que optar por ser ingeniero informático.
- Si no hubieras sido pianista, ¿qué te hubiera gustado ser?
Teniendo en cuenta la forma en la que he llegado a la música y a convertirme en pianista, creo que este era realmente mi propósito y, por tanto, aquello para lo que vine a la vida.
Nada me hubiera gustado más que encontrar mi propósito de vida. En mi caso lo he conseguido y, en consecuencia, puedo sentirme satisfecho y pleno de haberlo logrado.
Ahora mi trabajo es ayudar a que todas las personas que asisten a mis conciertos logren escuchar a su voz interior, su alma, para impulsarles a que persigan con ahínco sus sueños.
Todo el mundo mercería vivir lo que yo estoy viviendo. Ese es precisamente mi legado, lo mejor que puedo ofrecer al mundo.
Muchas gracias de todo corazón por esta inmensa oportunidad, por este inmenso regalo.