La fusión de estilos artísticos no es nada nuevo, pero Pablo Rubén Maldonado ha conseguido llevar el flamenco a otro nivel. Considerado uno de los mejores pianistas del flamenco actual, este músico granadino sorprende por sus propuestas íntimas y muy contemporáneas.
UN ARTISTA INNOVADOR DE PROFUNDAS RAÍCES FLAMENCAS
Sus raíces gitanas y flamencas, profundamente ligadas a la música, marcaron su inclinación por el arte desde su más tierna infancia. Basta decir que está emparentado con Antonio Torcuato Martín, el Cujón, célebre cantaor y tocaor granadino, creador de la primera zambra granadina que se recuerda.
Con apenas cuatro años comenzó a dar sus primeros pasos en este mundo de la mano de su padre. Aunque se considera autodidacta en el arte del piano flamenco, obtuvo su licenciatura por el Conservatorio Superior de Música “Victoria Eugenia”, en su Granada natal. Continuó sus estudios con profesores de la talla de Chano Domínguez, Gloria Emparán, Jose Luis Hidalgo, Enrique Rueda, Luis Megías y Albert Bover.
Sus colaboraciones no se limitan a la música, ámbito en el que ha trabajado con Farruquito, La Farruca, Rafaela Carrasco, Andrés Marín o Marina Heredia. Como gran apasionado de la danza, su proyecto “Almanjáyar” le brindó la ocasión de trabajar con bailaores como Olga Pericet, Marcos Flores, Belén López o La Talegona.
PIANO Y FLAMENCO RECORRIENDO EL MUNDO
Ha actuado en salas y festivales internacionales como la Bienal de Flamenco de Sevilla, el Festival de Jerez, el Festival Flamenco de Helsinki, el Chaillot de París, la Bienal de Roma, la Bienal de Buenos Aires, el Festival Flamenco de Moscú y el Flamenco Festival USA, entre otros.
Su saber hacer no solo le ha granjeado el favor del público y de la crítica. Muchos de sus trabajos han sido galardonados. Entre ellos, se alzó con el Premio Nacional Flamenco Hoy, con el Premio FFLAC (Festival Flamenco de Cortometrajes) y con el premio a la mejor composición para danza en el XVI Certamen de Coreografía de Madrid.
UN MÁSTER PROPIO DE PIANO
Pablo Rubén Maldonado conoce tan a fondo las claves de la fusión del flamenco con la música de piano, que ha desarrollado un método propio pensado para todos aquellos pianistas y compositores que quieren crecer y diferenciarse a nivel creativo y técnico.
Su vocación por la docencia se plasma en este máster con el que los artistas pueden aprender a sacar lo mejor de sí mismos. Su metodología exclusiva está basada en su propia experiencia en el estudio de los clásicos.
FLAMENCO EN EL BACKSTAGE
Su bagaje musical se enriquece de estilos muchos más estilos que la música clásica o el flamenco. Maldonado bebe de fuentes artísticas como el jazz, la música afrocaribeña, el pop, el tango, el funk e, incluso, la música electrónica.
Con todo este aprendizaje ha podido crear un lenguaje propio: flamenco al piano sin imitar la guitarra.
Esto es lo que podemos ver en su último espectáculo, Flamenco en el Backstage, un nuevo concepto del flamenco de vanguardia.
El público la oportunidad de conocer una propuesta musical inusual donde la tradición y la modernidad se funden en un cálido abrazo. Piano, cante, baile y la colaboración de artistas que no dejan indiferente a nadie: Rafael Jiménez el Falo, Juañares, Joaquín Ruiz, Ana Salazar, Enrique el Piculabe, Marcos Flores, Sandra Carrasco, Israel Fernández, Pol Vaquero, Nino de los Reyes, Sorderita, José Carmona, Mayte Maya, Chelo Pantoja, Nieves Hidalgo y muchos más.
LA ENTREVISTA CON PABLO RUBÉN MALDONADO
A continuación, os dejamos nuestra entrevista con Pablo Rubén Maldonado, en la que nos desvela cuáles son sus anhelos, sus fuentes de inspiración y otras curiosidades.
- ¿Cuál es tu nombre completo?
Pablo Rubén Maldonado
- ¿A qué edad empezaste a tocar el piano? ¿Fue decisión tuya?
Empecé a los 4 o 5 años en la pianola de mi padre. Él era un gran aficionado a la música, como la gran mayoría de los gitanos, además de autodidacta. Tocaba también la guitarra.
La decisión fue mía, pero fue mi padre el responsable de que me enamorase de la música y del piano. La música siempre estuvo presente en mi casa porque mi abuelo materno, Pepe Albaicín, era cantaor profesional y mi madre, mientras hacía la comida, me cantaba copla o por soleá. Y yo tenía que dejar de tocar a Bach o a Czerny para acompañarla.
- ¿Cuál fue tu primer piano? ¿Lo sigues teniendo?
Fue un Kohler Campbell. Aún está la casa de mi madre, en Granada. La verdad es que me encanta su sonido.
Cuando tenga dinero suficiente, espero restaurarlo. Es una antigua pianola, pero no conservo la maquinaria ni los rollos.
- ¿Cuál ha sido el momento profesional más emocionante de tu vida?
Quizás el salir de Granada y venir a Madrid para poder dedicarme en cuerpo y alma a la música, al flamenco.
5.¿Y el más complicado o frustrante?
La muerte de mi padre en 2020. Aún estoy recomponiéndome de este desgarro de la vida.
- ¿Quién ha sido tu fuente de inspiración?
Pues, desde Chopin o Samuel Barber a Public Enemy, Stevie Wonder o Calle 13. Pero también mis padres y, por supuesto, la vida misma, que lo tiene todo para inspirarte. Todo lo que acontece en el mundo me produce dolor y amor y trato de tatuarlo en mi música.
- Si pudieras ser otra persona por un día, ¿quién te gustaría ser?
Si verdaderamente existió, me gustaría ser Jesús, pero otro ser que amo, musicalmente hablando, es Chopin. No hay ni una sola pieza de las que he escuchado que no sea sublime y de una belleza inmensurable. Su música me mata.
- ¿Tienes alguna manía antes de salir al escenario?
No. Soy muy simple.
- ¿Qué querías ser de pequeño?
Tengo que confesarte que era buen futbolista y no me hubiera importado dedicarme profesionalmente. Pero la música era muy importante en mi vida. Lo tuve claro desde el principio.
- Si no hubieras sido pianista, ¿qué te hubiera gustado ser?
Hubiera sido muchas cosas, tal vez, porque me gustan otras profesiones como la astronomía. Aunque las matemáticas se me daban bastante bien, reconozco que la física me costaba, aunque me encantaba y me sigue apasionando todo lo relacionado con el cosmos.
La fotografía también me gusta mucho, pero lo de editar lo llevo mal. A mí, déjame la cámara y suéltame donde quieras.
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