Revista Cultura y Ocio

Artista del mes: Teodora Oprișor

Publicado el 17 noviembre 2025 por Hinvespianos

Este mes la protagonista de nuestra sección es Teodora Oprișor, pianista rumana especializada en el repertorio de Lied y en la colaboración con cantantes. Afincada en la ciudad de San Sebastián (Donosti), sus actuaciones han sido retransmitidas por la BBC, Mitteldeutscher Rundfunk, Deutschlandfunk Kultur, Televisión Nacional Rumana y Radio Televisión Española, entre otras.

TRAYECTORIA FORMATIVA DE ALTO NIVEL

Tras estudiar interpretación pianística con el profesor Szokolay Balázs en la Hochschule für Musik Franz Liszt de Weimar (Alemania), cursó un máster en Acompañamiento de Piano en la Royal Academy of Music de Londres, bajo la tutela de los profesores Michael Dussek y James Baillieu.

De vuelta a Weimar, asistió a las clases del profesor Thomas Steinhöfel, hasta que se graduó con distinción en el año 2020. Obtuvo un Konzertexamen Liedgestaltung, que es la titulación más alta ofrecida por los conservatorios de música alemanes.

Además, ha participado en clases magistrales con distinguidos músicos como los cantantes Thomas Hampson, Christoph Prégardien, Véronique Gens, KS Edda Moser y los pianistas Malcom Martineau, Graham Johnson, Susan Manoff, Gerold Huber y Hartmut Höll.

UNA CARRERA PIANÍSTICA PLAGADA DE GRANDES LOGROS

El talento musical de Teodora Oprișor ha sido reconocido con premios y becas de diversas entidades, como la Lied Akademie Heidelberg, la Académie Orsay-Royaumont y la Fundación Yehudi Menuhin LIFE Music Now.

Resultó premiada como mejor pianista acompañante en el John Warner Singing Competition (Chichester, Reino Unido) y en la Robert Schumann Song Competition de la Royal Academy of Music. En mayo de 2023, se le concedió el Associateship of the Royal Academy of Music (ARAM) por su significativa contribución al ámbito musical.

Hemos podido disfrutar de sus actuaciones en prestigiosas salas de conciertos europeas, como la Wigmore Hall de Londres, Musikverein de Viena, Pierre Boulez Saal de Berlín, el Festival Schubertíada de Vilabertran (Girona) y el Musée d’Orsay de París.

DE ALUMNA A PROFESORA E INVESTIGADORA

En la actualidad, Teodora Oprișor combina la interpretación con la docencia y la investigación. Ha sido pianista del coro Orfeón Donostiarra durante cinco años, labor que compaginó con su actividad docente en la Lied en la Hochschule für Musik Franz Liszt de Weimar entre 2021 y 2023.

Desde el curso académico 2024-2025, es profesora pianista acompañante de la cátedra Alfredo Kraus, en la Escuela Superior de Música Reina Sofía.

En su interés por descubrir tesoros ocultos del repertorio vocal, emprendió el proyecto de investigación Weimarer Liederschule en colaboración con el Archivo Musical de Turingia. Con este trabajo, Teodora quiere rescatar y dar a conocer obras desconocidas de compositores de lied del siglo XX.

Recientemente, actuó en la Schubertíada Vilabertrán con un recital de lied, junto a la soprano Violeta Alarcón, y en el recital “Conexiones hispano-francesas en torno a Carmen”, con la soprano Elena Sancho Pereg, en el Festival de Ópera de Sevilla.

Artista del mes: Teodora Oprișor

NUESTRA ENTREVISTA CON TEODORA OPRIȘOR

A continuación, puedes leer nuestra entrevista con Teodora, en la que habla de sus comienzos, sus géneros preferidos y sus proyectos actuales.

El lied se considera un género íntimo y exigente, donde texto y música conviven en equilibrio. ¿Qué papel desempeña el pianista en ese diálogo y cómo encuentras tu propia voz en él?

La conexión entre texto y música y ver cómo un poema se “traduce” en música es algo que nunca me dejará de sorprender y fascinar. La voz y el piano cumplen funciones diferentes, pero son igual de importantes y dependen totalmente uno de otro. Mientras que la voz lleva el texto y está de alguna forma más conectada con la parte poética, el piano es el que transfiere el texto a imágenes musicales, llevando la poesía a una dimensión aún más profunda.

El pianista ha de crear la atmósfera, de “pintar” y enriquecer el texto, inspirando al cantante a contar la historia de la canción con la máxima intensidad. De hecho, para mí el mayor mérito de un pianista acompañante es conseguir que el o la cantante sienta que todo es un poco más fácil a su lado.

Has actuado en salas de referencia como el Wigmore Hall, el Pierre Boulez Saal o el Musée d’Orsay. ¿Cómo cambia tu interpretación dependiendo del espacio y del público al que te diriges?

Intento que mi manera de abordar la música no cambie en función del espacio o del público. Por descontado, hay auténticos templos del lied, como Wigmore Hall, en Londres, o la Schubertíada de Vilabertrán, donde sientes que el público conoce y sigue las canciones, casi respirando cada frase junto a los artistas. Yo me siento muy agradecida de hacer música en estas condiciones.

Sin embargo, pienso que el lied puede llegar a cualquier tipo de público y que para nada es un género exigente y elitista o solo para los “elegidos” que lo puedan comprender. De hecho, estoy segura de que la mayoría del repertorio de lied puede conmover a cualquier persona, justo porque trata de forma muy íntima y sencilla todo lo relacionado con lo humano.

En tu formación en Alemania y Reino Unido, ¿qué diferencias notaste en la enseñanza pianística y cómo han marcado tu estilo como intérprete y como profesora?

Para mí, estudiar en Weimar y Londres fue la mejor combinación posible, ¡porque los  dos sitios no pueden ser más distintos! No me refiero a la interpretación musical: creo que, a la hora de acercarnos a una canción, llegamos a hablar todos el mismo idioma y no hay una manera inglesa, alemana o española de interpretar música.

Sin embargo, en cuanto a la estructura de los estudios, las herramientas profesionales y, sobre todo, la gestión del tiempo, los dos sitios me han aportado cosas muy diferentes. En Alemania, aprendí cómo (y por qué es importante) dedicar dos horas a estudiar dos compases y en Londres, cómo (y por qué es importante) dedicar dos horas a aprender siete canciones.

El proyecto Weimarer Liederschule que impulsaste rescata repertorio vocal poco conocido del siglo XX. ¿Qué significa para ti dar vida a obras olvidadas y qué crees que puede aportar este repertorio a las nuevas generaciones?

Hay muchísima música en archivos de todo el mundo que, por alguna razón histórica o política, no llegó a conocer el escenario. Compositores igual de geniales que vivieron al mismo tiempo y en el mismo lugar tuvieron suertes muy diferentes y, como consecuencia, también su música. A mí me sorprendió mucho descubrir verdaderas joyas musicales de compositores poco conocidos, como Conrad Ansorge, Gustav Lewin o Richard Wetz, que están totalmente olvidadas.

Creo que es muy importante para los artistas tener la curiosidad de salir del repertorio estándar, buscar música olvidada y tratar de entender las razones por las cuales esta no se conoce. Pero, sobre todo, es crucial intentar sacar esta música a la luz para que más gente la disfrute.

Colaboras habitualmente con cantantes de primer nivel. ¿Qué cualidades buscas en un compañero de dúo y cómo construyes la complicidad artística sobre el escenario?

Creo que a la hora de hacer música lo más importante es la honestidad y un cierto grado de vulnerabilidad; tener el coraje de mostrar exactamente quién eres como persona, sin necesidad de parecer lo que no eres. Esto es, al menos, lo que más me emociona a mí a la hora de escuchar un concierto.

En cuanto a la complicidad artística, creo que es importante tener claro durante los ensayos la responsabilidad de crear algo juntos, una interpretación que solo puede vivir si las dos partes colaboran y se entienden perfectamente. La melodía y la parte del piano en sí no tienen vida propia, solo tienen sentido si van de la mano, se escuchan y se dejan influir mutuamente.

Has sido pianista del Orfeón Donostiarra durante cinco años, institución con gran peso en la vida musical española. ¿Qué te aporta el trabajo coral a tu visión del piano y del acompañamiento vocal?

Es realmente inspirador conocer de cerca el Orfeón Donostiarra. Es un grupo que logra un altísimo nivel artístico, siendo su principal motor la pasión por la música y el placer por cantar. Como pianista, es muy enriquecedor conocer el maravilloso repertorio coral para entender mejor la escritura vocal de muchos compositores. ¿Qué mejor manera de acercarse a las Cuatro Canciones Serias de Brahms que estudiando el Réquiem Alemán?

Pero, sin duda, lo más revelador ha sido cantar en el coro y conocer todo este repertorio desde dentro. Sinceramente, creo que alguien es irremediablemente “otra persona” tras haber cantado la Segunda Sinfonía de Mahler. Para mí es todo un orgullo haber cantado gran parte del repertorio sinfónico-coral como soprano del Orfeón Donostiarra, bajo la dirección de maestros como Gustavo Dudamel, Ivan Fischer o Semyon Bychkov.

Desde el curso 2024-25, formas parte de la Escuela Superior de Música Reina Sofía como profesora pianista acompañante. ¿Cuál es tu mayor reto a la hora de transmitir tu experiencia a los estudiantes?

He tenido la gran suerte de tener fantásticos profesores en Rumanía, Alemania e Inglaterra, que me han transmitido lo esencial de esta profesión: la pasión por la música.

Por lo demás, podemos (y debemos) pasarnos años profundizando en la técnica del instrumento, el estilo, la dicción, el significado de las palabras, etc. Pero el punto de partida ha de ser siempre tener algo que decir y querer decirlo. Y hacerlo desde la curiosidad, la honestidad y la pasión.

Esta es la mayor lección que aprendí de mis profesores y espero poder llegar a transmitirla yo misma a mis alumnos. Es un honor para mí formar parte de la Escuela Superior de Música Reina Sofía y contribuir al desarrollo de jóvenes talentos junto a profesores y intérpretes del más alto nivel.

Tus actuaciones han sido retransmitidas en cadenas como BBC4 o Deutschlandfunk. ¿Qué sientes al saber que tu interpretación llega a públicos invisibles, al otro lado de una radio o una pantalla?

Creo que a todos los músicos nos impacta saber que nuestra interpretación está grabada, que se puede acceder a ella y escuchar de nuevo en diferentes plataformas, que nuestro trabajo queda registrado en algún sitio más allá del concierto. Sin embargo, nada puede sustituir la sensación única (para el público y para los intérpretes) de experimentar algo irrepetible como un concierto en vivo. Pienso que es una de las cosas que, por suerte, seguirán siendo insustituibles en el mundo de la inteligencia artificial y el constante avance digital.

Muchos pianistas jóvenes dudan entre centrarse en la carrera solista o en la música de cámara. ¿Qué les dirías para animarles a explorar el mundo del lied y el acompañamiento vocal?

Antes de todo, no tienen que ser necesariamente dos carreras diferentes. Hacer música de cámara y trabajar con cantantes puede convivir perfectamente con ser pianista solista. De hecho, creo que es esencial para los pianistas solistas trabajar con cantantes. No solo porque se aprende muchísimo del canto (fraseo natural, respiración, articulación, etc.), sino porque es muy enriquecedor conocer de cerca, por ejemplo, los Lieder de Schubert para luego interpretar sus sonatas para piano solo o la Fantasía Wanderer.

Para los que sí tienen interés en especializarse en el mundo del acompañamiento vocal, me gustaría animarlos fervorosamente, ya que es un trabajo fantástico; las posibilidades de repertorio y concepción de programas son infinitas y estar siempre alrededor de cantantes ¡es algo realmente enriquecedor y divertido!

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