En esta ocasión nos acercamos a la figura de Tito García González, concertista de piano, compositor, director, solista y miembro de grupos de música de cámara considerado por la crítica como uno de los pianistas españoles de mayor renombre por su gran expresividad, alegría y espontaneidad.
Único pianista español heredero directo de la escuela tradicional alemana, Tito García nació en Salamanca hace 47 años. A los seis años se trasladó a Málaga, donde dos años más tarde comenzó sus estudios musicales en el Conservatorio Superior de Música de Málaga. Sin embargo, su primer acercamiento al piano tuvo lugar cuando tan solo contaba con cuatro años de edad. Su primera profesora fue su madre, titulada por el Conservatorio Profesional de Música de Valladolid.
Tras ampliar sus estudios de piano con Ramón Coll en Madrid, en 1995 es admitido en la Universidad de las Artes de Bremen (Alemania) donde obtuvo una beca de la Fundación Alexander von Humboldt para realizar los estudios superiores de música.
En 2001 regresa a España, donde cursa el doctorado en Historia y Ciencias de la Música y un máster en Gestión y Promoción de la Música. En esos años también estudió canto, técnica vocal, composición y orquestación.
UN DEBUTANTE PRECOZ
Ofreció su primer concierto con tan solo 8 años. A los 14 años, Tito García actuó en Estados Unidos e Inglaterra. Todavía no había cumplido 20 años cuando tuvo ocasión de grabar su primer trabajo discográfico, Muestra de jóvenes intérpretes (1993, Vihuela Discos).
Su calidad artística le ha llevado a actuar en España, Alemania, Argentina, Portugal y Rusia. Entre su repertorio, destacan los monográficos sobre Beethoven, Schumann, Chopin, Brahms, Reger y Liszt.
Ha participado en numerosos festivales: Festival Internacional de Jóvenes Artistas de Bayreuth, Festival Internacional Max Reger de Baviera, Festival de Música Iberoamericana de Bremen, Domspatzen de Regensburg, Altes Rathaus de Weiden, y el Festival de Santa María da Feira de Oporto, entre otros.
Como clavecinista y organista, ha actuado con la Orquesta de Cámara Ars Futura y con la Orquesta de Cámara Rey Juan Carlos I. Como músico de cámara ha sido miembro de los grupos Factum y Tempo de Cámara. Asimismo, ha dirigido formaciones corales, como la Escolanía del Recuerdo y el coro de cámara Per Musicam. En su faceta como director, destaca su labor al frente del Coro de la Universidad Tomás Moro de Madrid y de la orquesta de cámara Collegium Musicum José Ignacio Prieto.
Además del disco de juventud, la discografía de Tito García comprende trabajos como Grabaciones en vivo (2001, Caligrama), Tito García González toca Mozart, Schumann, Liszt, Reger (2006, Banco de Sonido), Quixote in New York (2017, Orpheus Classical) y Retro-Garde (2020, Tito García González).
Recientemente, ha publicado su autobiografía, La verdad de ser músico: recuerdos, confesiones, sueños y fantasías (2021), donde repasa su trayectoria vital como pianista y aborda sin dramas las piedras del camino en el mundo de la música.
LA ENTREVISTA DE HINVES CON TITO GARCÍA GONZÁLEZ
Nuestra charla con Tito García González nos permitió acercarnos a la faceta más humana y personal de este pianista.
- ¿Cuál es tu nombre completo?
Mi nombre oficial es Jesús García González, pero a los 21 años decidí cambiar Jesús por Tito en el ámbito artístico cuando empezaron a salirme conciertos en el extranjero. Tito viene de «hermanito». Así empezó a llamarme mi hermano mayor cuando nací y todo el mundo me conocía ya por ese nombre desde la infancia.
- ¿A qué edad empezaste a tocar el piano? ¿Fue decisión tuya?
A los 4 o 5 años. Sin pensarlo, como cualquier niño de esta edad, me lancé a tocar un piano que tenía mi tío. Mi madre me enseñó de oído La chocolatera, que aprendí enseguida, y me gustaba darle cada vez mayor velocidad, como una especie de reto o juego.
- ¿Cuál fue tu primer piano? ¿Lo sigues teniendo?
Mi primer piano fue un precioso Baldwin vertical de color marrón claro que aún conservo en casa de mis padres. Necesita una restauración profunda porque se ha estropeado con el paso de los años, pero aún lo toco cuando voy a visitarles.
- ¿Cuál ha sido el momento profesional más emocionante de tu vida?
Digamos que son dos en uno. La creación del Proyecto Iberian, en el que pretendo recuperar la figura del intérprete-composito, que casi se ha perdido en el ámbito de la música clásica, me llevó a tocar en el Carnegie Hall de Nueva York y, poco más tarde, en la Philarmonie de Berlín, donde estrené mis piezas Remembering Bernstein y Guernica, respectivamente. Nunca lo olvidaré.
- ¿Y el más complicado o frustrante?
Han sido muchos porque la vida del músico profesional está repleta de sinsabores, pero el más reciente y frustrante se produjo el año pasado. Uno de mis sueños siempre fue tocar el concierto Emperador con alguna orquesta relevante española en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Entonces, tuve la gran suerte de que me llamaran para interpretar esta obra con la Orquesta de RTVE dentro del año Beethoven 2020 que clausuraba el Ciclo de Música de la UPM esa temporada en la sala sinfónica del Auditorio. Y, cuando estaba a punto de cumplirse, la pandemia no solo canceló el concierto, sino que provocó la desaparición del ciclo completo y, al parecer, no hay visos de que se vuelva a organizar.
- ¿Quién ha sido tu fuente de inspiración?
Es una pregunta muy difícil de responder porque los músicos bebemos de muchas fuentes según los proyectos artísticos que estemos desarrollando en ese momento. Por ejemplo, para componer las obras que mencionaba antes, me inspiré en las primeras notas de West Side Story, de Leonard Bernstein, y en el Guernica, de Picasso, y el bombardeo de la ciudad vasca por la Legión Cóndor.
Para mi última composición, Gea, Primus Circumdedisti me, que celebra el 500º aniversario de la primera vuelta al mundo, mi mayor fuente ha sido el libro de Stefan Zweig, Magallanes. Y, como intérprete, Claudio Arrau siempre ha sido mi mayor referente gracias a sus legendarias grabaciones.
- Si pudieras ser otra persona por un día, ¿quién te gustaría ser?
Un astronauta que, por una parte, pudiera contemplar desde el espacio la belleza y grandeza de nuestro planeta y, por otra, me ayudara a darme realmente cuenta de lo insignificantes que somos en la infinitud de todo el universo.
- ¿Tienes alguna manía antes de salir al escenario?
Media hora antes de salir a tocar tengo que comerme un bollo con azúcar.
- ¿Qué querías ser de pequeño?
Siempre quise ser mago y jugador de baloncesto. Dos profesiones perfectamente compatibles para la mentalidad de un niño.
- Si no hubieras sido músico, ¿qué te hubiera gustado ser?
Siempre me ha gustado todo lo relacionado con la edición de audio e imagen. Creo que tendría alguna clase de productora que hiciera estos trabajos o, directamente, trabajar en el mundo del cine o la televisión.