¿Quién es Arturo Capdevila? Pregunto a las jóvenes generaciones ilustradas de argentinos, es decir, pregunto a Diego Kenis sobre el poeta Arturo Capdevila. Veo por su respuesta que los jóvenes ya no lo leen o, simplemente, ya no lo conocen más que de nombre. En mi caso, llegué a Capdevila gracias a Aulo Gelio, en una de esas idas y venidas entre antiguos y modernos, entre modernos y antiguos, que se han convertido en el territorio literario donde mejor vivo. POR FRANCISCO GARCÍA JURADO. HLGE
Debo ahora situarme en una tarde previa a la noche de Reyes del año 2005. Paso la tarde tranquilamente mientras busco ocioso, por el mero placer de hacerlo, datos sobre Gelio y sus posibles lectores modernos en Google. Inserto en el buscador dos nombres: “Gelio” y “Borges”. Y es entonces cuando me encuentro con una emocionante sorpresa:
Capdevila, Arturo (Córdoba, Argentina, 1889-1967)
Nacido en Córdoba. Su extensísima obra literaria abarcó todos los géneros: novela, cuento, ensayo, historia, biografía, leyenda, poesía, teatro, tradición, religión. Pero su fama es la de poeta, que lo fue ya desde sus primeros libros, recibidos con admiración: Jardines solos (1911), Melpomene (1912) y El poema de Nenúfar (1915). Además de algunos textos famosos, repetidos en todas las antologías ("Aulo Gelio", "Nocturno de Job", "Melpomene"), Capdevila se destacó por el romance y, especialmente, por el romance histórico. Otra veta que aseguró su prestigio fueron los libros de evocación histórica: Córdoba del recuerdo (1923), La santa furia del padre Castañeda (1933), Antaño (1936), Las Invasiones Inglesas (1938) y el Hombre de Guayaquil (1950).
“Sala Virtual de Lectura”, dirección electrónica http://www.bibnal.edu.ar/salavirtual/bioautores/autores.htm
consultado el 15 de octubre de 2007
Esta escueta noticia biográfica contenía un dato apasionante, nada menos que un poema dedicado enteramente a Aulo Gelio, escrito, como no podía ser menos, por un poeta argentino prácticamente contemporáneo de Borges. Es verdad que podía haber sabido sobre este poeta hace mucho tiempo, pues guardo como regalo de mis inquietos abuelos una preciosa antología de la poesía argentina publicada por la añorada editorial Bruguera. Verdaderamente, debía reconocer que la técnica se aliaba ahora para favorecer aún más aquellos hallazgos que venía haciendo desde el año 1984 en torno a Gelio, Cortázar y Bioy Casares. En otra página web pude saber, sin poder contrastarlo en otra parte, que el poema “Aulo Gelio” había sido calificado por el propio Borges como “uno de los mejores poemas escritos en lengua española”. Todo esto ofrecía nuevas perspectivas, y renovaba mis expectativas para seguir indagando en el misterio de la configuración de un Aulo Gelio argentino. Me fui dando cuenta, además, que Capdevila había dado a conocer a Gelio a muchos lectores modernos que tuvieron sus poemas como antología escolar. Algo similar ocurrió en Rusia cuando Pushkin escribió un poema dedicado a Ovidio y otro inspirado en el poeta Horacio. El fenómeno es muy interesante, pues en cierto sentido estos autores antiguos se vuelven, de hecho, parte de una nueva literatura nacional. Sólo para terminar esta bitácora me permito ofrecer el comienzo del poema “Aulo Gelio”:
Aulo Gelio, feliz bajo Elio Adriano,
autor preclaro de Las noches áticas,
que en plácidos inviernos escribiste,
seguro de tu dicha y de tu fama.
FRANCISCO GARCÍA JURADO