“Yo soy consciente de lo poco que le gusto a Podemos, y lo entiendo, porque ellos a mí me gustan menos”. Arturo Fernández no tiene pelos en la lengua a la hora de defender tanto su trabajo como su postura ideológica. Ante las críticas manifestadas por el concejal Orlando Fernández, de Xixón Sí Puede, por las seis representaciones que ofrecerá en el Teatro Jovellanos, el actor gijonés instó a la formació morada a revisar las cifras de sus anteriores espectáculos. “Aquellas compañías que actúan dos o tres días van a caché y no quieren ir a taquilla más de ese tiempo porque es exponerse, ya que el teatro actualmente no va bien. Esto es lo primero que tenían que haber averiguado”, apuntó Fernández.
“Me pregunto quiénes son estos para decidir lo que tiene que ver y hacer con su dinero el público”, cuestionó. Así, lanzó una pregunta retórica: “¿Quién tiene que ir al Jovellanos? ¿Los titiriteros de Madrid que hacían apología del terrorismo de ETA? Seamos serios”. Asimismo, aseguró que la marca local de Podemos quiere “acabar con la libertad de opinión, como buenos comunistas stalinistas que son“.
No lei en profundidad el problema de nuestro popular gijonés con la organización del Teatro Jovellanos, pero da la sensación de que las trabas surgen en función del interés “kultural” quie tenga la obra en cuestión; así, mientras ciertas propuestas tienen vía libre para desarrollar sus proyectos, otras se ven sometidas a una vigilancia más estrecha por quienes reparten carnets de intelectualidad. Arturo Fernández -el actor- llevó a su Gijón y su “chatina” como estandarte de una asturianía bien entendida y, considerando la edad y trayectoria del personaje, debería facilitársele al máximo su trabajo en nuestra ciudad. El interés de ciertos colectivos por el tipo de representación que favorezca un adoctrinamiento mal entendido, retrata la verdadera catadura democrática de quienes se autoerigen en salvadores de la libertad, empezando por la de expresión, que en general, no suelen respetar ellos mismos.