De las 9.393 ha que componen el espacio protegido, sólo el 30% están ocupadas por bosque autóctono, el cual, está además fragmentado en varias parcelas, superando apenas la mayor de entre ellas las mil hectáreas. Si consideramos que a esa superficie hay que restarle un borde de amortiguación de unos 50 metros debido a la alteración que supone en los procesos ecológicos la diferencia de las condiciones bióticas y abióticas en el bosque por lindar directamente con otro tipo de hábitats (como son las repoblaciones de eucalipto), la extensión interna y pura de bosque no alcanzaría las 1.200 ha.
A raiz de las talas indiscriminadas y los incendios forestales, la superficie vegetada por matorrales de brezos y tojos ocupa el segundo puesto en extensión. En tercera posición, los terrenos dedicados al monocultivo de eucalipto Eucaliptus globulus superan actualmente las 1.800 ha, un 20% de la superficie total del espacio protegido. Estas plantaciones, además de reducir la superficie de bosque primigenio, causan efectos graves en la conservación, abundancia y distribución de las especies locales. La progresiva y desaforada plantación de eucaliptos tuvo como consecuencia que en los últimos 50 años se haya triplicado su extensión. A lo largo de estos años, el paisaje de ribera formado por avellanos y alisos se ha recortado en 48 kilómetros y el bosque autóctono de macizos frondosos ha perdido hasta 647 hectáreas. Para más desgracia, gran parte de esos terrenos son privados y sus dueños se oponen a permitir a abandonar la explotación maderera.
Además, la construcción de un gran embalse finalizado en 1960, supuso un cambio brusco en la distribución espacial de la vegetación ribereña. Este ecosistema antaño bien conservado se extendía por una red de 141 kilómetros, la cual ahora se reduce a 93,6. km. La deforestación del entorno del cauce fluvial es otra de las amenazas: esta ya se ha incrementado en un 41,4% y en el mismo período, la vegetación típica que bordea y recorre el Eume y sus ríos tributarios se ha recortado en 48 kilómetros, lo que significa una pérdida de superficie de un 33,9% con respecto a los años 50'.
Foto: Jorge F. Nóvoa
Esta fragmentación y pérdida de bosque puede tener graves consecuencias para todos los seres vivos que componen este ecosistema ya que reduce el tamaño de sus poblaciones y compromete a largo plazo su viabilidad genética.
El aspecto más desolador es que a pesar de conocer todos estos riesgos, recientemente la administración autonómica autorizó un proyecto de explotación para una mina de andalucita en la periferia del espacio protegido. La autorización definitiva de la extracción, supondría la destrucción del nacimiento del río Belelle; lo que además de suponer una pérdida significativa de la calidad y cantidad de agua que abastece a los núcleos cercanos, incumple los requisitos del Real Decreto 2857/78 que aprueba el Reglamento general para el régimen minero.
El proyecto previsto afectaría gravemente al entorno del espacio protegido en cuestión y a las zonas propuestas para su ampliación ya que, destruye una fraga de 25 hectáreas de superficie y afecta al monte Fontardión, el único corredor ecológico entre el parque natural y el Lugar de Interés Comunitario (L.I.C.) Xubia-Castro.
El yacimiento se ubica en una zona de turberas altas activas identificadas en la Directiva 97/62/CE del Consejo de la Unión Europea y figurando en el Anexo I, que relaciona tipos de hábitats naturales de interés comunitario y cuya conservación requiere la designación de zonas de especial conservación. Se identifíca en dicho anexo con el código 7110, como un tipo de hábitat prioritario. Debido a las características de estos ecosistemas singulares, en las cabeceras de los ríos es imposible implantar medidas correctoras para los impactos previstos, ya que no se trata de una sola o varias fuentes, si no de multitud de manantiales que surgen del emplazamiento previsto para la implantación de dicha mina, que para más inri se situaría a menos de dos kilómetros de la zona de cría de una de las 12 únicas parejas detectadas en toda Galicia de Búho real Bufo bufo con el riesgo que ello supone para la subsistencia en la zona de esta especie nocturna que requiere áreas tranquilas y rehuye de la presencia y actividad humana.Desgraciadamente, en todos los sitios se cuecen habas y no hace falta ir hasta la selva tropical para ver como se tala indiscriminadamente el bosque, ni acudir a las montañas cantábricas para ver como el negocio minero se enriquece destruyendo nuestros espacios protegidos y dejando sin abrigo al oso pardo y al urogallo cantábrico, reliquias y sobrevivientes de eras más templadas, únicos representates de su estirpe en una iberia dominada por los intereses políticos y empresariales que en Galicia, el ser humano se ha encargado de extinguir hace bien años...
Os dejo a continuación con un reportaje sobre la concesión de la Minaa de Andalucita que no tiene desperdicio.
Mina de andalucita
La Sexta Noticias: Mina de Andalucita - 7/04/2010 from Mourelo on Vimeo.
Agradecimientos a José Vicente López Vao por enviarme información acerca del eucaliptal y animarme a redactar esta entrada. Las fotos de los paisajes corresponden a Angel Dorrio y a Rebeca Carreiro (Amigos da terra).