Revista Educación

Asalto a la transición

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Asalto a la transición

Esa transición democrática de la que tanto se habla como ejemplo de moderación y diálogo, posee una serie de enigmas, de misterios silenciados y enquistados, que muestran que este país estuvo en el filo de la navaja y que detrás de las aparentes aguas calmadas que trajo aquella amnistía de 1977 escondía un fondo enlodado que nunca se aclaró. Con el terrorismo en uno de sus puntos álgidos, en 1979 tuvo lugar el terrible incendio del Hotel Corona de Aragón, en Zaragoza, que estaba lleno y hospedaba aquellos días a militares y sus familias que acudían a los actos que se celebraban en la Academia General Militar. Con casi ochenta muertos, se especuló desde el principio si había sido un atentado y, de hecho, treinta años después, el Tribunal Supremo declaró que fue intencionado y se trató a los afectados como víctimas del terrorismo. Tres años después de aquella tragedia, el 23 de febrero de 1981 llegó el golpe de Estado para poner en cuestión los cimientos astillados de la apenas nacida democracia y la sombra de la conspiración cayó sobre este hecho de nuestra historia y sobre otro producido dos meses más tarde, el asalto al Banco Central en Barcelona. En todos estos ellos hay un elemento común: la Guardia Civil. Porque, según relata la periodista Mar Padilla en su apasionante crónica de los hechos en el libro Asalto al Banco Central (publicado por Libros del K.O.), la retención de unos 300 rehenes estuvo cerca de provocar la disolución del propio cuerpo. Y todo por un aparente malentendido, que no desmintió el líder de la banda, el llamado Número 1, y que llevaría a creer que entre los asaltantes había guardias civiles.

Asalto a la transición

En este libro, Padilla nos traslada, a la perfección, al ambiente de aquella época, no sólo de inestabilidad política, sino de precariedad y falta de oportunidades en una sociedad con unas dificultades económicas y desigualdad social, sobre la que se suele hablar poco en relación a esta época. La España que la periodista refleja, siempre en base a los hechos y a las entrevistas que ha realizado en su investigación con los protagonistas de la época y del asalto, se asemeja mucho a la de Pepe Gotera y Otilio, célebres personajes creados por el gran Francisco Ibañez. Destacan las conversaciones telefónicas que recoge Padilla, entre los atracadores y todo el que quería llamar al Banco Central, que no restringió las llamadas, lo que provocó que periodistas, familiares y hasta albañiles en espera de confirmación de presupuesto, hablaran con rehenes y asaltantes. Todavía hoy planea el misterio de quiénes fueron los asaltantes y si eran simples ladrones en busca del golpe definitivo o se trataba de un golpe político. Padilla desgrana los argumentos y pruebas en uno y otro sentido, es de quienes leen la tarea de decidir si este misterio está resuelto o sigue siendo uno de tantos enigmas de la transición española por resolver.


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