Algunos datos del Walter Penck
Darío Bracali dice “… El más recóndito de los 6500 de los Andes, el Walter Penck fue también el último en ser ascendido y el que menos ascensos cuenta en su haber. Prácticamente invisible desde los sitios de tránsito cotidiano – sólo se lo ve por pocos metros desde la ruta 45, desde donde actualmente se encuentra el refugio Cazadero Grande – su existencia fue percibida sólo por unos pocos aventureros y exploradores. Aún hoy, lejos de toda huella vehicular y en una situación inexpugnable, sus laderas casi no presentan rastros de actividad humana y su ascenso está reservado a quien encuentra satisfacción en el montañismo de exploración…”
Esta al SO del Ojos del Salado a 10 km y unos 70 km al NE del Pissis, las coordenadas de la cumbre principal son 27°11´46” S / 68°33´38” O.
A modo de Introducción
En consecuencia con la suma del Prono había lugar para llevar mas gente y yo que siempre ando contando como son “nuestras salidas” aparecieron Eric, Agüero y Pechenino. En total fuimos nueve:
- Eduardo D’Angelo (Funyi, El Viejo)
- Rolando Pronotto (Prono, Rolo, Pronotosaurio, Pronorto)
- Claudio Giallorenzo (Claudio)
- Darío Tharkeslian (Orco Mayor, Shereck, El Armenio)
- Nicolás Agüero ( Orco Menor, Nico)
- Eric Crusvar (Loco, El Flaco, Lando)
- Rodolfo Pecchenino (Pete, Pequenino)
- Fernando Santamaría (Fer)
- Eduardo Sibulosky (Sibu)
El Relato
Martes 1 de noviembre del 2005
Como siempre, trabajando hasta tarde, salir apurado. Pero está vez ya tenía el equipo armado en un noventa por ciento, en consecuencia salí mas tranquilo. Ir a Retiro, encontrarme con El Armenio y micro a Mendoza.
Yo no estaba tan preparado como el año pasado. Me costo mucho entrenar, falta de voluntad y espero que no sean los años.
En Buenos Aires habíamos salido un par de veces a correr, a hacer caminatas y comernos asados. A conocernos independientemente de conocernos y los mail y las llamadas telefónicas a Mendoza para que todo cierre
Primer insulto, el peso del bolso con la comida que había comprado mi amigo, simplemente impresionante. No nos faltaba nada, pero nos sobraba bastante.
Integrantes de la expedición al Cerro Walter Penck. Plaza en Belén, Catamarca
Miércoles 2 de noviembre de 2005
Llegamos a Mendoza, encontrarnos con Eduardo y Coty……., no quisieron por nada del mundo que nos alojáramos en otro lugar que no sea su casa. Nos instalamos y comenzamos a armar nuestro equipo pues partíamos a Penitentes a aclimatar. Teníamos que encontrarnos con el Flaco Eric que venía de Chile de comprar equipo.
Prono y Fernando nos llevan a Penitentes en la camioneta de Prono, “La Nueva”, que brillo por todos lados, siempre alguien del grupo base se encarga de ensuciarla, je,je,je. Nos encontramos con el Flaco en el Refugio de Montaña y ya esa noche dormimos un poco en altura.
Penitentes estaba desierto, hacía mucho frío y para la fecha en que estábamos se veía mucha nieve y yo comenzando a sentirme como si siempre hubiese estado en ese lugar.
Jueves 3 de noviembre de 2005
Salimos hacia la Quebrada de Vargas, cruzamos el puente y el río, comenzando a seguir las vías del ferrocarril hasta desviarnos y meternos de lleno en esa hermosa quebrada en la cual corre agua de deshielo. Nos habían dicho que sigamos el curso de agua para llegar al Refugio Brahaley en tres horas más ò menos. Caminamos cerca de cinco horas. Está bien, paramos varias veces a descansar y a disfrutar del paisaje y a adaptarnos no solo al clima sino a nosotros mismos.
Tuvimos que cruzar varias veces este curso de agua, estaba muy correntoso y con mucho agua, así que andábamos buscando los lugares por donde atravesarlo. Lo que mas me preocupaba y generaba cierta inseguridad era cada vez que teníamos que cruzar por puentes de hielo. En algunos lugares se los veía de poco espesor y ver el agua correntosa que pasaba por debajo me daba un poco de inseguridad.
Vemos que se van acercando dos personas a un buen ritmo. Era un soldado de la Compañía de Cazadores y un suizo, instructor de esquí no se de que lugar famoso. Nos pasan y van dejando algunas huellas y por ahí encontramos un puente de hielo con un agujero recién hecho, por suerte no había pasado nada.
El paisaje sigue siendo fascinante, creo que por mucho tiempo no voy a ir a aclimatar a Vallecitos, este lugar me parece excelente.
Al fin llegamos al refugio, se nos hizo un poco largo, pero estábamos bien. Ya estaban instalados el soldado (Felix Churichuy) y el suizo, comiéndose una “alpargata gigante” de milanesa con huevo frito, etc. y al lado un vinito. Para mi asombro Félix toma esa alpargata y la corta en partes iguales y nos da un pedazo de ese apetitoso sándwich y el suizo, que lamentablemente no me acuerdo el nombre, entra al refugio y trajo otra botella de vino…no nos conocíamos….pero que mas puedo decir…estoy convencido que las cosas deben ser así.
Félix nos contó un poco de su preparación, durísima, y el suizo un poco mayor que yo, estaba en un estado físico impecable. En la montaña su comida solo era queso, vino y chocolate…que tal?. Ellos al otro día iban a intentar subir a la cumbre Del Penitentes.
Armamos la carpa de Eric, cenamos, los invitamos con nuestra comida y a dormir hasta que nos despertáramos. Fue una hermosa caída de sol. Ir viendo como avanza sobre esa naturaleza tan fuerte, una perfecta línea que limita la luz de la noche y que viene avanzando.
Viernes 4 de noviembre de 2005
Por la mañana, temprano, Félix y el suizo salen para la cumbre. Nosotros dormíamos. Desayunamos y nos fuimos a caminar, ascender, no me acuerdo a que cota, tres mil y pico y nos quedamos disfrutando del paisaje, del sol, de la vista del Aconcagua, durmiendo acariciados por el sol y como colchón, las piedras. Eric subió unos metros más y después bajamos los tres.
El suizo y Félix se habían ido después de intentar la cumbre, no pudieron, hacia mucho frío y viento. No estaban bien equipados.
Vista panorámica desde Cuesta de Huaco (1000 msnm), Catamarca
Sábado 5 de noviembre de 2005
Nos levantamos tarde, desayunamos, desarmamos el campamento y partimos.
Íbamos disfrutando del descenso, Eric, andaba muy rápido, seguíamos una picada, cruzábamos el curso de agua correntoso y los puentes de hielo, por ahí nos equivocamos y volvemos a cruzar hasta que en un momento escucho por sobre mi cabeza un ruido y miro. Era El Armenio que venia de cola y a los manotazos, se resbaló, venía por la pendiente y yo estaba parado en un senderito entre el río y la pendiente, clavé y me apoye en los bastones, no me acuerdo si ya mi amigo venía medio girado, pero lo esquivo y lo agarro de la mochila y el ya dado vuelta se clava antes de ir al agua. El tema fundamental es que no siguió de largo. Moraleja, no teníamos cuerda ni piqueta, error.
Seguimos viaje y siempre disfrutando el paisaje, Eric se fue adelante, estaba acelerado no se que le pasaba y nosotros mas tranqui. Nos encontramos en las vías del ferrocarril y de ahí al pueblo de Penitentes. Micro y a Mendoza.
Al medio día Funyi nos esperaba con un asado, que terminó, por supuesto como a las seis de la tarde donde con el Viejo nos pusimos a bailar rock y piruetas. Estábamos “medio” colocados.
Felicitamos a Coty, con su diploma de ser la primera mujer civil recibida en la Escuela de Ski de Alta Montaña del Ejército en Bariloche, que tal mi amiga. Fueron varios meses de estar encerrada haciendo esto, vida de entrenamiento militar, montaña, nieve, esquiar y supongo que partiéndole el corazón a más de un militar, je,je,je. La escuela esta frente al Lago Nahuel Huapi.
Domingo 6 de noviembre de 2005
Huevo en Mendoza. Preparar las cosas que siempre faltan. Fernando llega el domingo por la tarde de Penitentes.
Este domingo, Nico llegaba de una salida de la escuela de guías, Pete recién llegado de Buenos Aires está junto a Eric en un hostal. Darío y yo en lo de Eduardo. Éramos un desparramo.
Lunes 7 de noviembre de 2005
El tema fue encontrarnos todos. La intensión siempre es salir temprano….nunca ocurre. Salimos a las 11.00 hs y después de los clásicos insultos…que falta esto, que lo otro, que D´Angelo no encuentra la mochila?....je,je,je,je……. Pero siempre hacemos lo posible por salir temprano.
Fuimos por un camino distinto al de otros años. Ruta 40 y tramos sin asfaltar. San José de Jàchal, Huaco, Guandacol, Villa Unión, Chilecito, Pituil, San Blas de los Sauces, Alpasinche, Tinogasta y Fiambalá. Quede asombrado con la Cuesta de Huaco a 1000 m sobre el nivel del mar, es una paleta de colores, formada por una sumatoria de “puntitos” verdes, rojos, ocres, amarillos y el cielo celeste puro. También existe una represa “natural”, solo el hombre atravesó una pared en una quebrada muy angosta y se formo un espejo de agua impactante. No me acuerdo el nombre.
Todas las caídas de sol son impresionantes. Quedo en silencio y solo miro, observo, respiro, trato de captar esto en una foto…imposible.
Después de kilómetros y kilómetros llegamos a Fiambalá, nos esperaba Jonson Reynoso y su hija Ruth, en lugar de llegar a las 20 hs llegamos a las 22 hs, pero el asado estaba a punto, las aceitunas negras y el vinito, después a dormir.
Martes 8 de noviembre de 2005
Cuando me levante ya estaban todos desayunando.
Fuimos al centro a hacer compras. Separados, unos a buscar frutas y verduras, otros carne, pan, vino, queso, harina, levadura etc. Terminar de cargar las camionetas y partir.
Quebrada de La Angostura, Chaschuil, Pastos Largos, Cortaderas, Cazadero. Tratamos de descubrir el Walter Penck, solo hay un lugarcito que se puede ver, que es a la altura del río Cazadero, imposible de identificar, creemos que es ese ó aquel, lo que si se ven son unos enormes cerros con ligeras y suaves pinceladas blancas, a está distancia parecen eso, pero son enormes. Alguno de esos cerros es el Walter Penck.
Llegamos a Gendarmería y nos encontramos con Funes nuevamente, creo que este es su lugar, se acordaba de la pizeada del año pasado en el puesto y ahí nomás armamos otra para esa noche, pero iba a ser en el Refugio de Vialidad, pues éramos muchos. Nos registramos y fuimos a Vialidad, a unos metros nomás.
Disfrutar nuevamente el paisaje, el San Francisco, el Incahuasi, los coirones.
Hice pizzas a la parilla, éramos cerca de veinte. Estaba cansado, pero lo hago por el solo hecho y gusto de hacerlo. Me daban una mano mis compañeros. Coirones al hogar, fuego, calor, risas y vino. Noche espectacular, fría y a dormir.
Eduardo Sibulosky en cercanías al Refugio de Vialidad
Miércoles 9 de noviembre de 2005
Aparece el clásico dolor de cabeza, estamos a 4100 m sobre el nivel del mar. Se escuchaba roncar a Darío, a Prono con música chatarrera-tecno fuertísima, pues tenía auriculares puestos y se escuchaba igual y él dormía.
Nos fuimos levantando de apoco y a desayunar, largo desayuno.
Terminado el desayuno algunos se quedaron en el refugio y otros salimos a caminar. Era una mañana de un sol espectacular.
Partí con Darío y Funyi. Luego se nos acopla Agüero. Hermoso día, sentir el poco viento, el fuerte sol, ver la alfombra de coirones. Caminar por la “arena” y piedras, subir, agitarse y solo por placer. Mirar, observar, vivir.
Siesta, merienda, cena y a dormir y por la noche producto de algunos excesos, se escuchaba salir a mis compañeros, medios dado vueltas, como dice un viejo refrán “…la manteca no es pa´ los gatos…”. Sobre mi cucheta escuchaba a Joaquín, el Catalán, descompuesto…., afectado por la altura. Atiné a correr las cosas que tenía en el piso, taparme hasta la cabeza…me salve…no paso a mayores. Luego nos aclara que siempre le pasa lo mismo, por eso los primeros días solo toma agua.
Jueves 10 de noviembre de 2005
Nos levantamos, desayunamos. Mis compañeros siguen afectados como los días anteriores. Pete, dolor de cabeza y edemas. Funyi con su tos. Fer con su alergia y otros afectados por la cena.
Aprovecho para probar mis botas dobles, nuevas. Estaba fascinado, son las primeras que me pude comprar, siempre las alquilaba ó me las prestaba Eduardo, camine, disfrute el día de sol, el paisaje y el viento. Leímos una y otra vez el relato de Bracali para el ascenso y mirábamos las cartas que había marcado.
Mate, hidratarnos y algunas asperezas entre los integrantes del grupo. Producto, no se…, pero real. Me molestaron y que con el correr de los días y luego meses no se subsano, es como que se corto algo entre los integrantes del grupo. (En una película de dibujos, La era de Hielo, escuche “…la regla de la manada. Todos se cuidan….” Y “…entre la manada no hay orgullo…”). Y hoy es lo que es y nada.
Este año no tome ningún baño termal, me quedaba en el refugio mateando y mirando el horizonte mientras mis compañeros se iban a pegar un baño acompañados por Joaquín.
Vemos a Boca, igual que el año pasado, gana a los brasileros y yo me acuerdo de mi hijo, bostero. Son las doce de la noche, se corta la luz y a dormir, mañana comienza la subida.
Viernes 11 de noviembre de 2005
Arriba todo el mundo, a prepararnos para partir. Desayunar y a cargar los equipos y en consecuencia lío y discusiones. Que Fernando va a avisar a Gendarmería que nos íbamos, que Prono, Darío y no me acuerdo quien más a cargar combustible, que cuando regresa Fernando, “…que no terminaron…”, “…que porque no te dejas de…”, que pin que pan, que discutir todos, que gritos y que Don Funyi, muy sentado y observando dice “…con razón te echaron de tú casa…”, “…cállate vos, por lo menos a mi me echaron una vez a vos, dos…”. Germán y Ramón no paraban de reírse y Pronoto que insultaba y con lo alto que es quería acomodar algo en la caja de su camioneta y se partía la cabeza con la puerta de la cúpula y caminaba doscientos metros maldiciendo y volvía a cargar la camioneta y otra vez se volvía a partir la cabeza con la cúpula y otros doscientos metros igual…todos nos reíamos y yo estaba ahogado de la risa que contenía. Prono, como dicen mis amigos mendocinos, estaba “asado”.
Comenzamos a ir hacia la entrada de La Coipa, como hace unos años cuando fuimos al Pissis, es el mismo camino.
Esta vez iba menos tenso y ya conocía lo que es la zona. Disfruté a pleno el paisaje, los guanacos, las subidas, bajadas, camino, colores y cielo. Bordeamos la Laguna de los Aparejos y seguimos hacia el norte hasta la Laguna Celeste, mirábamos el macizo del Pissis, veíamos el eterno y clásico glaciar y los recuerdos de ese ascenso, tan cargado de otras cosas…pero bueno, cada cerro va con sus cosas y siempre son distintas….sigo “espiando los recuerdos”.
Campamento Base (5050 msnm), camino al Walter Penck, Catamarca
Llegamos a la Laguna Celeste, impactante, impresionante ese color en el desierto. Cuando se mira con atención se ven ruinas de tambos incas en su lado oeste. De aquí tratábamos de distinguir nuevamente el Walter Penck, está muy escondido al igual que su acceso. A partir de está laguna partimos al norte y guiándonos por el relato de Bracali, brújula y GPS. Las huellas no existen y las que hay son pocas, deben tener años. Seguimos al norte pero mas tirados al Este. Al oeste dejamos el Palo Portillo, pasamos por debajo, el camino era bueno y si subíamos a ese punto después iba a ser complicado bajar, como bien dice Bracali. Nosotros hicimos una nueva ruta, por abajo y un poco mas fácil y siempre al Norte.
Antes de llegar a nuestro campamento base (5050 mts) nos encontramos con restos de troncos, de una madera muy blanca, durísima y como tal pesada y estacas de la misma madera, pregunta “…serán de la primera expedición…”, creemos que sí pues no hoy forma de llevar eso hasta ahí y solo serviría como combustible, etc…..unos kilómetros más delante de estos restos y hacia el oeste instalamos nuestro campamento base.
Fernando mejor, Funyi con tos, Pete con dolor de cabeza, pálido y edemas, complicado. El resto con las molestias normales de llegar y estar a esta altura.
Cuando anochecía comenzaron a bajar nubes, hacia el oeste, todo se iba cubriendo de esa neblina blanca. Noche fría. Con el Armenio probamos la nueva carpa Makalu, ideal para dos personas.
Sábado 12 de noviembre de 2005
Amanecimos bien. Yo siempre con un dejo de dolor de cabeza y cuando comienzo a moverme se me va. Desayunamos y salimos a ver a nuestros compañeros. Cuando llegamos a la carpa de Agüero nos encontramos con Pete hecho pelota. Metido en la bolsa de dormir, despierto y con un fuerte dolor de cabeza, más que cuando estábamos en Las Grutas, muy pálido y su cara muy “edemosa” y con algún vomito nocturno. Lo vieron Prono y D´Angelo, los dos médicos y junto a Fernando y creo que todos estábamos de acuerdo que había que bajarlo. Con Prono y su camioneta junto a Fernando y yo bajamos a Pete hasta Fiambalá, casi según Fer y Prono entre ida y vuelta hicimos 400 km y muchos a campo traviesa. Salimos cerca de las 9 hs de la mañana y regresamos a las 19 hs.
Pete a medida que bajábamos se iba mejorando. Al principio en cada salto decía que sentía que un martillo le pegaba en la cabeza. Llegando a Fiambalá su rostro ya tenía otro color y el dolor de cabeza había aflojado. Lo instalamos en el Hotel Municipal ya repuesto y se quedo esperando nuestro regreso.
Fue un día de sol espectacular, lo bueno del viaje es que se repuso Pete y disfrutar nuevamente ese largo y coloreado camino por La Puna.
Mi temor era que iba a pasar con mi cuerpo bajando de 5000 m s.n.m a Fiambalá (1500 m s.n.m. ) y volver a subir en el día. No paso nada, estaba todo bien y supongo, ahora, que abra colaborado con mi aclimatación. Esto nunca lo había hecho, variar tanto de altura en el día.
Cuando regresamos nos cuentan que el grupo había realizado un porteo, de agua, comida, combustible para al otro día no llevar tanto peso hacia el próximo campamento. Este acopio de cosas se hizo en un punto medio entre el Campamento Base y el próximo, fundamentalmente la caminata, ascender y descender y un poco de peso iban a ayudar a la aclimatación. El tema es que Darío en esta salida estuvo mal, estaba sin fuerzas….sin fuerzas? Había aclimatado en Penitentes, luego unos días en Las Grutas, durante todo el año se había entrenado duramente, creo que físicamente estaba en condiciones ideales, el tema es “la cabeza”. Mi amigo estaba amargado, triste. El estaba bien, pero para la ascensión no, creo que automáticamente se decidió que se quedara y él sabía que se tenía que quedar. Se iba a quedar solo un par de días, en esa soledad, con él mismo y me imagino que habrá sido muy duro, durísimo, pero también esta especie de retiro, en la soledad más absoluta, el desafío debería pasar no por subir un cerro, sino por encontrarse y psiquis…y los pensamientos…y el sentir. Armenio, amigo mío, te admiro por tener la fuerza de poder quedarte solo, yo no se si podría.
Rumbo a la cumbre del Cerro Walter Penck, Catamarca
Domingo 13 de noviembre de 2005
Nos levantamos, desayunamos y El Armenio se queda solo con nuestra carpa, yo paso a la carpa de Claudio y Prono. Somos siete los que partimos. Dejamos con tristeza a Darío, estábamos seguros que iba a estar bien y creo que con la necesidad no solo de quedarse, sino de estar solo. Supongo, pues hoy todavía no lo se. Nos despedimos con un fuerte abrazo “…suerte hermano, cuídate…”.
Partimos con rumbo NNO, viendo el Cerro Nacimientoa nuestra derecha y al frente el Olmedo, cruzamos un campamento, suponemos que sería el de Bracali y llegamos a lo que él llama Campamento Salta después de cruzar un largo nevero y con la ansiedad que siempre me provoca hasta que me acostumbro, son aproximadamente 6,5 km y a una altura aproximada de 5450 m s.n.m.. Llegamos muy cansados, muy doloridos por el peso de las mochilas, preparamos el terreno y armamos las carpas, estábamos reventados.
Eduardo (Funyi) a la mitad del camino se quiere volver “…se acabo…me vuelvo…” le decíamos con Fernando, que lo conoce bien “…pero Eduardo déjate de joder, lleguemos al campamento y mañana vemos como estás y si estás mal te volves…”, “…estoy mal, mi físico, mi cabeza, mis pensamientos…no doy mas…”.
Nos hidratamos, Eric y Nico bien, Eduardo “destruido”, Fer con su alergia, Claudio y Prono bien, metidos en nuestra carpa tomando mate y yo a veces sintiéndome como un poco raro.
Lunes 14 de noviembre de 2005
Nos levantamos temprano, desayunamos. Yo siempre insultando con eso de ponerme las botas, que la mochila, que la carpa. De noche siempre tomándome un paracetamol a las ya infaltables “pastillitas” mías, que hipertensión, que colesterol, que cardioaspirina, etc.
Salimos cerca de las 10.00 hs, nos esperaba otra jornada larga, íbamos a intentar llegar al Campamento Carbón, 5950 m s.n.m. Llegamos a 5600 m a las 17.00 hs. Aparece todo un “dilema” con el tema de las mediciones.
Est ámañana, cuando salimos, nos metemos en un nevero de muy fuerte pendiente.
Cuando llegamos a lo que sería nuestro último campamento había viento, así que alisamos el suelo que era como arena para estar cómodos. Todos nos dimos una mano para armar las carpas. Hacía frío. Estábamos bien. Vemos el Olmedo, nos imaginamos pasando por el sur la cumbre del Walter Penck, rumbo oeste, para luego cruzar el Glaciar de los Catalanes, subir al coll y de ahí al norte, a la cumbre principal. Esto es lo escrito en los relatos y la lectura de la carta. Pero al ver el Olmedo y más allá al Walter Penck, la pregunta, el ascenso será así?. Lo que si sabíamos que iba a ser una jornada larga.
Según los altímetros estamos aproximadamente a 5500 mts, ninguno coincide, se aproximan solo a este valor.
Creo que no estábamos en el Campamento Carbón, en las cartas y relatos figura a 5950 mts, nosotros estábamos mas cerca del Campamento Encrucijada…algo no nos cerraba. La cuestión es que hablamos y ya sabíamos, por lo menos los que fuimos al Tres Cruces, que lo que nos esperaba al otro día iba a ser áspero, de casi 5600 mts a 6658 mts.
Todos estábamos de buen ánimo. Los achaques físicos estaban casi desaparecidos, vencidos por la ansiedad y lo que genera esta espera. Y los pensamientos, cada uno de nosotros sabíamos por donde andábamos.
Martes 15 de noviembre de 2005
A levantarse. Habíamos puesto las alarmas de los relojes escalonadas. Nos levantamos cerca de las 4,30 hs / 5.00 hs. Hacía mucho frío, según Fernando – 10° C dentro de la carpa, así que afuera y con el viento, ni pensarlo.
Desayunamos, preparamos los termos con cosas calientes, agua, comida de marcha, botiquín, ropa y vestirnos y siempre vestirse es un dolor.
Estábamos fuertes, Eduardo, desconocido no paraba de subir. Íbamos subiendo cramponeando, no se cuantos duros neveros, glaciar, con fuerte pendiente. No podía creer lo que estábamos subiendo, esquivar nuevamente hielos, impenetrables y avanzábamos y con el avance se iban las horas…día largo iba ser…Por ahí se escucha una alarma, era el reloj de Agüero que habíamos pasado la cota 6000, mi amigo, feliz.
Nos acompañaba el sol, ya no había tanto viento, pero hacía frío.
Rolando nos deja, no quiere subir más, estaba bien físicamente, es fuerte, muy fuerte, pero a mi amigo lo vence su cabeza, queda bien y nos iba a esperar. Ya habíamos pasado el medio día. A medida que nos alejábamos lo veíamos con campera roja y a seguir subiendo, otro duro glaciar, voy con Eduardo, él ama el hielo. Salimos del glaciar. Después, iban adelante Claudio, Fernando y Eduardo, los sigo yo y luego Agüero y Eric.
El tema es parecido al del Tres Cruces, no tan duro, no hay que subir tantos metros de rocas, pero es duro igual, áspero, como un campo sembrado de grandes piedras, laberíntico y subir y respirar con lo que se tiene. No es una cumbre muy clara de identificar, según los relatos hay tres picos pero no son solo tres picos hay muchos mas. Claudio, Fer y Eduardo que llegan primero se ponen a identificar cual de todos los picos es la cumbre, mientras que nosotros veíamos lo que hacían y seguíamos subiendo. Eduardo encuentra la cumbre, aparece el libro de cumbre. Claudio me saca una foto desde la cumbre cuando estoy subiendo, agarrándome de las piedras y hoy cuando la miro noto que solo me distingo por mi campera roja en ese enjambre de rocas.
Llego a la cumbre, estamos muy apretados, es chica, nos abrazamos, lloramos y esta es una cumbre muy especial para cada uno de nosotros, por lo menos de lo que yo puedo conocer.
Eduardo con su lucha interior, con la vida, con la naturaleza, con la cabeza, con su dolor, su esperanza y amor a sus hijos y en esta cumbre puesta toda su fuerza en su hija Luciana.
Fernando en sus hijos, en su vida, en su Pancha. Su décima cumbre de mas de 6500 mts y Funyi la novena.
Claudio, no se, con una coraza que lo envuelve, que lo protege, creo que tiene miedo de mostrarse y expresarse.
Vista panorámica llegando a la cumbre del Cerro Walter Penck, Catamarca
Cuando llego a la cumbre me abrazo con los tres, mis tres amigos del Pissis,Tres Cruces y ahora Walter Penck. Cuando llega Agüero bajan y yo me quedo llorando y poniendo en el ziplock donde está el libro de cumbre una cédula de identidad de mi padre, cuando era joven y el último carnet de conducir, donde ya en su foto y hoy me doy cuenta que se veían sus “negros ojos enfermos”, que brillaban de una forma especial y chiquitos, y dejo esos dos carnet con una nota que había escrito la noche anterior, que no podía escribir por el frío, “…por favor no bajen esto…es una forma de inmortalizar a un hombre muy sencillo y que en su sencillez estaba su grandeza…” . Es lo que deje escrito en esa cumbre para homenajear al viejo, eternizarlo, las palabras textuales hoy no las recuerdo. Dejé ese tributo y bajé.
Amo a mis hijos.
Felicito a Nico, estaba emocionando, su primera cumbre y que cumbre. Son lugares que tal vez no regresemos nunca mas.
No lo espere a Eric, hacía mucho frío, había viento y mi espíritu ya no podía mas estar ahí. No saque fotos con ninguna de las banderas que llevaba de mis amigos de Andinautas, Makalu y Libo. No saque a los paisajes que se ven desde esta dura cumbre, no podía. Solo Agüero saca una remera del CCAM (Centro Cultural Argentino de Montaña).
Hoy creo que debía haber aguantado un poquito más y esperar a Eric, también su primera gran cumbre. Estoy viendo una foto de él, feliz, con una gran sonrisa y la camiseta de su taller familiar “Aceros Milán”. Eric mi amigo tan especial y solitario pudo estar ahí.
Eran cerca de las 19.00 hs, tarde. Bajé, me encuentro con el resto, tomando algo caliente esperando a Nico y Eric.
Comenzamos el regreso y como era tarde, la noche nos iba a alcanzar. Siempre especulando con la luna llena y que gracias, siempre nos acompaña.
Vamos en busca de Prono, van adelante Claudio, Fernando y Eric. Atrás veníamos Eduardo, Nico y yo.
En la bajada veníamos con mucho frío, en especial Eduardo, por ahí nos paramos a sacar los crampones y me quería abrigar pero me temblaban las manos. Me da una mano Nico. Nos abrigamos lo mejor que pudimos y seguimos descendiendo, si parábamos el frío nos pegaba mal y no teníamos, en ese momento, fuerzas para terminar de abrigarnos dejando la ropa dentro de las mochilas, preferíamos caminar.
Ya estaba oscuro, por ahí vemos una luz, era Fernando que nos esperaba. Púes Claudio y Eric iban con Pronoto que lo habían encontrado medio hipotérmico.
Seguimos descendiendo, el frío se hacía sentir y mucho. Ahora estábamos bien equipados. La luna pegaba de lleno en los glaciares que íbamos atravesando, solo me quedan esas imágenes en mi cabeza. No pude sacar una foto, no se si saldría, pero no podía. Era algo hermoso ver el glaciar iluminado por la luna, el recorte de la silueta de los cerros, la soledad y nosotros cruzando esa inmensidad blanca. Tal vez nadie había caminado por ahí. Según el libro de cumbre nosotros éramos la sexta ascensión y yo la decimocuarta persona que pisa esa cumbre. La adrenalina a pleno, el frío, el cansancio de las horas que pasaban y se iban sumando y el sacar y ponerse los crampones y sacar y ponerse guantes. El “cuero” de los guantes se había congelado, no podía agarrar los bastones. Cuando atravesaba algún lugar inseguro me los sacaba para poder maniobrar con un poco de seguridad, los dedos me dolían y cuando pasaba ese lugar me los volvía a poner y me calentaban en segundos, era sacar y poner. La garganta dolorida e hinchada por el aire frío, era una pasta, no podía tomar líquido.
Llegamos a unas formaciones rocosas. La quebrada de la derecha iba al campamento. La quebrada de la izquierda no. Faldeamos el Olmedo. Equivocados, tomamos la de la izquierda. Después de caminar un tiempo, no se cuanto, comenzamos a sospechar de donde estábamos. Fernando pregunta a Claudio que pasa con el GPS. Lo tenía apagado, que no se que problema con las pilas y que pensó que el camino de regreso era claro. Macana, ubicarnos nuevamente, dale con el GPS y volver a la bifurcación de las quebradas. Se habían dado cosas por entendidas y no era así. Comunicación, hablar, volver, atravesar quebradas, crampones en otro glaciar. Mucho frío.
Claudio, ahora con el GPS encendido a buscar el campamento que no podíamos encontrar, estábamos cerca, pero no lo veíamos. Fernando y Agüero faldeando una ladera por arriba. Eric, Eduardo y yo más abajo con Prono. Tenemos contacto visual hasta que lo perdemos. Y que hacemos. A abrigarse y esperar, tratar de ver alguna luz, algo y ver si encontrábamos algún lugar donde refugiarnos. Vemos una luz, nos acercamos, eran Agüero y Fernando refugiados detrás de una piedra. Nos escuchaban pero no nos veían. Ataron la linterna a un bastón y lo levantaron, esa es la luz que vimos. Fernando estaba bien. Mi querido y solidario Agüero temblando, mal, el agua que le bajaba por su nariz, blanca, congelada. Lo miro y estaba muy cansando “…y la campera de duvet Agüero…abrígate…”No tenía puesta la campera, después todo bien.
Por ahí vemos otra luz y avanzamos hasta identificar a Claudio que con su GPS había encontrado el campamento. Eran cerca de las cuatro de la mañana. Claudio nos esperaba en la carpa. Cada uno va entrando en la suya y nosotros tenemos que darle algo a Prono. Claudio deja armado algo, pero se duerme y yo me quedo derritiendo nieve para hacerle un té, para que se hidrate y nos hidratemos. Me dormía, hacía un esfuerzo terrible para no dormirme, por fin logro hacer el té, toma Claudio, tomo yo y Prono toma un sorbito, se tapa y sigue durmiendo. Estaba bien. Miro el reloj, eran las cinco de la mañana y me acuesto a dormir.
Agradezco al Barbudo la fuerza que me da siempre, agradezco a la vida las cosas que me permite hacer, disfrutar, sentir y en algunos momentos la lucidez. A veces me surgen cosas a las cuales siempre lucho por vencer y a veces cuando ya no puedo, aparece el Barbudo. Siempre lucho por modificar las cosas, no se si puedo, pero lo intento y soy conciente de lo que tengo que cambiar.
Quisiera vivir más intensamente.
Miércoles 16 de noviembre de 2005
Me olvidaba de contar que en alguno de los días de caminata, sentíamos unas ráfagas de viento con olor a azufre. Está zona es volcánica y es una sensación muy rara, sentir esa soledad, ese cielo y el olor a azufre.
Nos despertamos, comentarios, risas, cansancio con el placer de vivir lo que hicimos. Comenzamos a desarmar el campamento y a las 12.00 hs partimos. Dejamos el Olmedocon su cumbre plana, como si fuese un nido y el Walter Penck, que si hoy lo tengo que reconocer, tengo que verlo para identificarlo, no tengo fotos, lo tengo que ver. Dejamos en esta salida muchas cosas. Cada uno de nosotros, fue una expedición cargada de cosas. Hoy tomo conciencia que eso.
Vamos por el Campamento 1, por el Campamento donde se había hecho el primer porteo. Recogemos las cosas que habíamos dejado. Comemos y seguros hacia el Campamento Base, donde estaba el Armenio.
Cuando vi al Armenio, un abrazo …¿como estuviste?...¿ soportaste la soledad?, después íbamos a hablar. Ahora era desarmar el campamento y tomar cerveza que teníamos en la camioneta, una buena provisión de latas…hidratarnos…fotos con las banderas, risas…terminamos y salimos para Fiambalá. Tarde, a las 19.00 hs salimos. Con Prono y Fernando habíamos dejado pircas para guiarnos con las camionetas. No las encontrábamos. Pasamos muy despacio un campo de lajas, las veces que lo atravesábamos pensábamos, que no cortemos ninguna cubierta, pero si les afeitamos algunas letras en relieve que tienen. Llegamos a Laguna Celeste, ya está, ahora tenemos claro el camino hacia la ruta y hacia Fiambalá. Anocheciendo veíamos el Pissis a nuestra derecha.
Me iba despidiendo de ese paisaje, agradecido por siempre a todo lo que para que yo pueda estar ahí.
Llegamos a la ruta de noche y pinchamos, as íque cambiar la cubierta de la camioneta de Fernando, hacía frío. Llegamos a Fiambalá a la 1.30 hs, en la Hostería Municipal nos atienden, nos permiten tomar el vino de nuestra damajuana. El cansancio estaba ahí, se veía en nuestras caras, pero el hecho de estar todo bien y la alegría lo superaba y encontrarnos con el famoso Pete de Fiambalá. Luego nos fuimos al hostal, todos se fueron a dormir y con D´Angelo nos quedamos tomando un vinito…y? que hacemos?...en un dormitorio estaba Darío y Prono desmayados, hicimos la gran D´Angelo, voy y les tiro una tapa gigante de una cacerola de acero…fue una bomba…Prono se clavo en el techo y sale…quien fue?...h.. d p…? Y se fue recaliente. Recién cuando se fue nos pudimos largar a llorar de la risa.
Hoy cuando voy a Mendoza sigo pagando esa “travesura”…me estoy bañando y me llueve un baldazo de agua fría…son temas del oficio…je,je,je.
Ruinas incas del Shinkal, camino a Belén, Catamarca
Jueves 17 de noviembre de 2005
Desayunamos.
En Fiambalá, dejamos todo nuestro combustible no hay bencina. Nos despedimos de Reynoso y Ruth y hacía Belén.
Nos esperaban unos amigos de Fernando, Pablo y Tiky, organizadores de los encuentros de montaña en Belén. Gente amigable y muy cordial.
Otra historia, otro año, crecer y aprender, en síntesis vida y la palabra que solo se usa en el interior de nuestro país, en los pueblitos ó ciudades chicas…¡hermano!.
Me olvidaba, antes de llegar a Belén nos fuimos a las ruinas del Shinkal, en Londres. Ruinas Incas, en un valle con un micro clima muy especial. La Universidad de la Plata está restaurándola, a esa pequeña Ciudad de los Incas. Está en muy buen estado. No hay que dejar de conocer este lugar, donde se ha armado un museo que cuenta un poco la historia de las antiguas tribus que habitaban la región, antes que los Incas, que fueron los conquistadores.
Viernes 18 de noviembre de 2005
Se viene el fin de está aventura. Desayunamos, mates, mas charlas y comienza el regreso. Silencio y cada uno de nosotros ya metiéndonos en nosotros mismos. Después de hacer kilómetros, terminamos en la Terminal de La Rioja. Pete y Darío a Buenos Aires, Fernando a Salta. Camino a Mendoza quedamos Prono con Claudio y Eric y Nico no me acuerdo de donde venía. D´Angelo y yo en la camioneta de Fernando. Manejaba Eduardo, tratábamos de mantenernos despiertos, él por la tensión del manejo y la ventanilla abierta lo hacía, yo hablaba pavadas y estaba a los cabezazos y llegando a Mendoza me dormí.
Creo que a todos nos costo separarnos Todo pasa muy rápido.
Hijos. Hermanos.
Vivan eternamente las utopías, la amistad y agrego este año, las paradojas.
La vida es hermosa, dice mi amigo Jorge Vitón.
Gracias.
FIN
- Nota: Este es un resumen del relato sobre el ascenso al cerro Walter Penck escrito por Eduardo R. Sibulosky -