El pastor Óscar Velásquez Pavón, su esposa Maritza López, su hijo Alfredo Pavón, su nuera Mercedes Raudez y sus nietos Mathías, de tres meses y Daryeli de tres años, murieron calcinados este domingo dentro de su vivienda ubicada en el Barrio Carlos Marx de Managua, después de que radicales armados orteguistas prendieron fuego a su propiedad.
El motivo de tal acción, según informa Periódico Maranata, fue que el pastor y su familia se negaron a prestar la casa para que en el tercer piso los paramilitares ubicaran francotiradores que dispararían a los manifestantes convocados que iban a protestar contra el gobierno sandinista. Ante tal negativa las turbas sandinistas optaron por quemar la vivienda que ardió con facilidad, por cuanto la familia tenía un negocio de colchones dentro de la misma. Por tal motivo las llamas se propagaron muy rápido.
“Nosotros nunca hemos simpatizado con ningún partido político, menos con el sandinismo, y quienes mataron a mi padre, a mi madre, a mi hermano y mis sobrinos fueron las turbas sandinistas y la Policía. Nosotros somos testigos cuando ellos le pegaron fuego a la casa, mi familia quería salir, pero las turbas les apuntaron con AK-47 disparando para que no salieran, esperaron que se quemara la casa y luego se fueron”, dijo Óscar Pavón, otro hijo, mientras lloraba.
Este hijo también estaba adentro, pero logró escapar con dos familiares más apenas comenzó el fuego, al tiempo que el resto de la familia se encerró en un cuarto para orar.
Vecinos y miembros de la iglesia “Ministerio Apostólico Centro Cristiano” de Bello Horizonte despidieron con un servicio religioso a la familia pastoral, en medio de oraciones, llantos, lamentos y preguntas, al tiempo que otros pedían justicia.
Con estas seis ya son casi 200 las víctimas mortales por la represión del régimen de Daniel Ortega contra las protestas iniciadas el pasado 18 de abril.
Las protestas contra Ortega y contra su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.