Revista Opinión

Asesinos (III)

Publicado el 31 enero 2013 por Romanas
Asesinos (III) Asesinos (III)  Asesinos (III)  Ayer mismo, escribía yo por aquí sobre el origen forzoso de toda esta corrupción que, todavía, es poca viniendo de aquellos polvos. Si un país establece sus bases sociopolíticas sobre un sistema como el régimen franquista era absolutamente imposible que la criatura no naciera podrida hasta la médula. Tú no puedes educar, formar a la mayoría de aquellos cachorros que se criaban en los hogares de los asesinos y ladrones, oyendo todos los días como sus padres se jactaban de sus hazañas, porque para ellos lo que estaban haciendo eran auténticas hazañas que estaban liberando al país de caer en las garras de aquellos canallescos comunistas-Ley para la represión de la masonería y el comunismo-y luego no pedirle al olmo las peras de que aquellos niños se convirtieran en toda esta inmensa camada de lobos hambrientos no sólo de dinero y de poder sino también de los honores de haber sido el único país que luchó y triunfó contra la hordas marxistas en todos los terrenos-la famosa División Azul-. Si todo esto se piensa detenidamente, se llega a la inexorable conclusión de que tenemos lo que se ha estado incubando férreamente en los últimos tiempos de nuestra triste historia. A ver quién es el guapo o el gilipollas que le pide al Rey que no aborrezca a una izquierda que le niega hasta su derecho a la existencia, es antinatural que alguien defienda a los que piden su extinción no sólo como institución sino también como simple persona. Que haya convivido aparentemente como si tal cosa con gentes como Santiado Carrillo, Alfonso Guerra y Tierno Galván, no es sino una de esas comedietas que de vez en cuanto nos ofrece la gran prostituta de la historia, pero es indudable que un señor que admite que él es el amo de un país en el que, además, se ha publicado una ley fundamental que le hace inimputable no tiene más remedio que despreciar no sólo a todos los que confeccionaron tamaño desafuero sino también a los que se sometieron mansamente a semejante disparate, porque el delincuente, es un decir, y, desde luego, todo lo que digo sólo es una presunción absolutamente literaria, desprecia profundamente, y seguramente hace bien, a la víctima de su delito cuando ésta lo acepta dócilmente. Pero íbamos diciendo que muchos de los cachorros que ahora nos gobiernan se formaron en el malsano ambiente de unas ideas esencialmente reaccionarias, en las que la sola idea de la igualdad-ayer publicaba yo por aquí dos artículos en el que el hombre que ahora resulta que también se hacía pagar sus propios trajes, maldecía de la igualdad y exponía su consideración de que todo aquel que la propugna no es más que un repugnante embustero-es un crimen no sólo religioso y político, sino también absolutamente asqueroso, que hiere por naturaleza la sensibilidad normal del que ha crecido en un ambiente familiar dirigido ni más ni menos que por el Presidente del Tribunal que juzgó en llamado caso Redondela en el que aparecieron implicados un número considerable de ciudadanos pertenecientes al establishment franquista. El asunto nunca se llegó aclarar. Uno de los implicados directos, Isidro Suárez, murió en la cárcel de Vigo en extrañas circunstancias. Otro implicado, José Maria Romero, que previamente había destapado el "affaire", apareció muerto también en su casa de Sevilla, junto a su padre, madre e hija, asesinados en su domicilio. Uno de los principales accionistas del negocio era el mismísimo Nicolás Franco Bahamonde, el "hermanísimo" del Caudillo. El Presidente de aquel estéril Tribunal de Justicia fue Mariano Rajoy Sobredo, padre del actual presidente del gobierno. En este tenebroso asunto aparecieron implicados ministros y ex-ministros de la dictadura y otras "personalidades" que contaban con tratos preferentes en Ministerios, adjudicaciones gubernamentales y similares, mecanismos de uso muy habitual durante el franquismo. El sumario sobre el asunto se recogió en nada menos que 5.000 folios, que quedaron depositados en la Audiencia Provincial de Pontevedra y que tiempo después se volatizaron misteriosamente. ¿A dónde fue a parar aquella cantidad ingente de testimonios documentales que podrían haber proporcionado las claves de aquel negro asunto criminal después de desaparecido el dictador? Las justificaciones oficiales fueron endebles: hubo obras, reformas, no había espacio, el caso se había cerrado… Aquel rompecabezas, con más de 3.000 piezas, se perdió para siempre. Y como inexorablemente sucede en la historia de los dos últimos siglos de este país cuando la culpa afecta a miembros destacados de las clases hegemónicas, los datos terminan desapareciendo a través de las cloacas del Estado. Así pues, las raíces "democráticas" del árbol gene-ideológico de los señores que hoy nos gobiernan son las que son de manera que ellos son como deben de ser porque ya lo dice un viejísimo refrán que oí muchas veces en mi pueblo: “el que no se parece a su padre es un sinvergüenza”. Entonces, mis querido lectores, ¿de qué nos podemos extrañar ahora? Si bien se piensa, todo esto que ahora está sucediendo, comparado con aquello de entonces es “pecata minuta”, o así por lo menos les parecerá a estos cachorros, que se reirán de unos problemas en los que sólo se plantea el origen y el paradero de unos cuantos millones de euros, pero en el que todavía no aparecen muertos por ningún lado, ni en las cárceles mientras se esperaba un juicio en el que podía hacer lo que ahora parece que está haciendo Bárcenas ni en las aparentemente seguras habitaciones de la capital sevillana. (Fuente: http://www.lahaine.org/index.php?p=61968).

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