Asesora de lactancia en formación

Escribo esta entrada con una sonrisa de oreja a oreja. Entusiasmada como una niña pequeña.

He comenzado a formarme como asesora de lactancia.

Han sido varios meses debatiendo conmigo misma. Que si no puedo, que si me muero de ganas, que si no tengo tiempo, que si es una locura, que si el entorno no lo tiene claro, que si es mucha responsabilidad, que si voy a tener que pedir ayuda a los demás para poder organizarme…

Me estaba negando a mi misma algo que muchas veces aconsejo a otras mamás: que hagan lo que su corazón les pide hacer. A mi me pedía a gritos formarme para poder ayudar a otras mamás como me han ayudado a mi, para llenar ese vacío que hay en mi distrito – en el que es imposible encontrar un grupo de apoyo ni un profesional sanitario que entienda de lactancia -, para devolver algo de lo mucho que yo he recibido. Y, sobre todo, para que si está en mi mano, ninguna mamá se vea sola frente a una lactancia camino del fracaso. Porque yo sé lo que es, porque yo fracasé una vez pero lo logré a la siguiente. Porque lo he vivido sé hasta qué punto merece la pena vivirlo. Porque, como dije en mi último post en El Club de las Madres Felices, esto es amor y el que lo probó, lo sabe.

Gracias a Multilacta, y sobre todo a Gema (mi tutora), tengo ya entre mis manos el temario y he empezado a estudiar. Sí, a estudiar, ¡me impresiona decirlo, después de más de seis años sin tocar unos apuntes!.

Estoy feliz. ¡Tengo tantas ganas!