En el anterior post identificamos cuáles eran las lesiones más comunes relativas a la espalda. La columna dorsal sufre no pocos dolores debido a prácticas como la mala postura sobre la bici (principalmente), etcétera. Sin embargo, en este capítulo vamos a tratar de pergeñar una serie de consejos para tratar de evitar, o en su caso reducir en lo posible la incidencia en la espalda de estas patologías estructurales.
– Cambiar regularmente la posición que adoptamos sobre la bicicleta. Podemos modificar, siempre que tengamos la oportunidad, el grado de inclinación de nuestro tronco, tratando de pedalear incluso si las condiciones lo permiten, algunos segundos erguidos, es decir sin manos y con la espalda recta.
- Evitar que el sillín esté excesivamente retrasado, ya que hará que el grado de ataque de nuestra cadera sea más exigente, obligándonos a someter a nuestra zona espalda (zona lumbar) a un esfuerzo de extensión adicional.
– Evitar que el manillar esté demasiado bajo, ya que al igual que en el apartado anterior, incide negativamente en la zona lumbar.
– No colocar el sillín demasiado bajo, porque esto impide que la pierna se estire lo necesario para evitar que, sin darnos cuenta, rectifiquemos la cadera empujándola hacia atrás, buscando ese hueco que necesita.
– Por el contrario, un sillín muy alto, obliga a la cadera a balancearse constantemente, pudiendo provocar un dolor importante en la espalda.
– Las dismetrías entre ambas extremidades inferiores provocan un balanceo lumbar muy dañino para nuestra columna. Ante la más mínima sospecha de tener una extremidad más larga, acudir al especialista para que busque la solución (generalmente plantilla) más idónea para su compensación.
– Estirar regularmente tras el entrenamiento, no sólo las piernas, sino la columna, especialmente en su zona lumbar. En cualquier deporte, los estiramientos son siempre buenos para la espalda.
– Al igual que nos masajeamos las piernas, solicitar el fisioterapeuta, que trate unos minutos de descargar la tensión que a buen seguro tenemos en la zona lumbar, sin olvidar la musculatura de los glúteos.
– Compensar el trabajo que hacemos en la parte posterior de la columna mientras pedaleamos, ejercitando un par de veces por semana la musculatura abdominal.