Así como no podemos sostener mucho tiempo una mirada,
tampoco podemos sostener mucho tiempo la alegría,
la espiral del amor,
la gratuidad del pensamiento,
la tierra en suspensión del cántico.
No podemos ni siquiera sostener mucho tiempo las proporciones del silencio cuando algo lo visita.
Y menos todavía cuando nada lo visita.
El hombre no puede sostener mucho tiempo al hombre, ni tampoco a lo que no es el hombre.
Y sin embargo puede soportar el peso inexorable de lo que no existe.
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