Revista En Femenino

Así fue el parto de Leo

Por Maternidadsos

Como no podía ser de otra forma, me escribo a mi misma el recuerdo de como fue el parto de Leo, porque si me descuido, con mi memoria de pez, se me acabarán olvidando detalles importantes…

Me he dado cuenta de que recuerdo mucho peor el parto de Leo que el parto de Mario.

Es un poco raro, porque el parto de Leo fue hace escasos 9 meses. ¿Será que recordamos mejor el primer parto por ser el más impactante?

Porque en el segundo, quieras que no, ya sabes a lo que vas.

Ya sabes como duele, sabes como será la epidural, cuales son los tiempos,en fin, vas más tranquila.

Desde luego el parto de Leo fue mucho más rápido. Entré a las 4 de la tarde en el paritorio y a las 7 y media ya estaba el peque fuera.

Pero empecemos por el principio.

Eran las 6 de la mañana del 7 de marzo de 2014 cuando me desperté al oír llorar a Mario.

Enrique no estaba en la cama, había salido a dormir al comedor porque no podía dormir bien.

Así que me levanté y fui a la habitación de Mario.

Como estaba cansada le dije a Mario si nos íbamos a mi cama, así que lo cogi en brazos y nos metimos en la cama.

Solo llevábamos unos minutos acostados cuando noté una sensación que conocía.

La rotura de aguas

Empezó con poca cantidad, así que me levanté de la cama para no mojarlo todo y entonces empezó a caer más cantidad.

Cada paso que daba iba cayendo más, así que llegue al baño a tiempo de ponerme una compresa y salir a darle el susto a Enrique.

Era un viernes por la mañana, así que mi madre estaba en casa. Por suerte, nos ayuda desde que Mario tiene 6 meses y yo volví a trabajar.

Así que dejamos a Mario con mi madre y nos fuimos para el hospital.

Íbamos sin prisas, por lo que llegamos sobre las 8 de la mañana. Después de esperar más de una hora, me hicieron la exploración.

Efectivamente, había roto aguas, pero aún no había empezado el proceso de parto. Tenían que ingresarme a la espera de que me pusiera de parto en menos de 12 horas, o sino, me lo tendrían que inducir con Oxitocina, como ya me pasó en el parto de Mario.

Así que me fui para la habitación del hospital.

Es muy raro estar en la habitación de un hospital sin que te pase nada, sabiendo que dentro de poco sí te va a pasar.

El caso es que a eso de las 3 de la tarde empezaron las contracciones, y ya empezaron más o menos dolorosas.

A las 4 avisé a las enfermeras y me hicieron una nueva exploración. Ya había empezado a dilatar y estaba de unos 2 cms, así que me bajaron al paritorio.

Allí me esperaba una matrona muy maja, llamada Mª Jose, coincidencias de la vida, igual que se llamaba la matrona que me atendió en el parto de Mario.

Era una señora era especialmente maja, muy sonriente y optimista, con un rollo zen y místico que me hizo el proceso bastante ameno.

Al poco de entrar al paritorio ya le dije que quería la epidural. Ya sabía como duelen las contracciones y lo tenía bastante claro. Por supuesto, antes de mi primer parto, ya me había informado antes de los pros y los contras de usar la epidural.

La anestesista también era una señora muy agradable pero un poco despistada. Estaba más entretenida en charlar con la matrona que en mi, así que cuando me puso la epidural, me hizo efecto en medio cuerpo antes que el otro medio…

Recuerdo poco de ese parto, me viene a la memoria que estábamos con la luz apagada, entraba luz por la ventana, pero daba a un deslunado, así que no era mucha. Era un ambiente bastante Zen.

Cuando por fin llegó el momento, vino la doctora, una chica joven. La acompañaban dos estudiantes.

Antes, yo le había pedido a la matrona si podía ser que nadie externo estuviera en el parto, pensando en un grupo de estudiantes mirando mis entrañas con curiosidad, pues ver el paritorio convertido en una platea de teatro no es muy agradable.

El caso es que la matrona le pidió a las estudiantes que salieran y la doctora le dijo que no.

- Sólo hago lo que me ha pedido la paciente antes.

A lo que yo conteste que sí, que me ponía más nerviosa con tanta gente.

Y la doctora me respondió:

- Que lástima, porque es un parto muy bonito.

Las dos estudiantes salieron, pero antes había entrado un doctor joven que me había atendido al llegar por la mañana al hospital. Con cara de querer hacerme un poco la pelota me dijo:

- ¿A mí si me dejas quedarme verdad?

Ya no tenía ganas de discutir con nadie, así que le dejé que disfrutara del espectáculo.

El parto de Leo Fueron literalmente dos empujones

A mitad del segundo empujón, ya estaba fuera. Increíblemente rápido, yo estaba muy sorprendida.

Enseguida me lo pusieron encima unos minutos, pero se lo llevaron porque tuvieron que coserme. En este parto no me desgarré como en el de Mario, pero si tuvo que cortar un poco porque Leo venía con una mano al lado de la cara, a lo Superman.

No recuerdo prácticamente nada de después, en este parto tenía muchas más ganas de llegar a la habitación enseguida y poder descansar.

De hecho, no tenemos fotos en el paritorio. Sí las tenemos del parto de Mario, porque la matrona nos animaba a hacérnoslas, sino, estábamos tan cagados que a ninguno de los dos se nos ocurrió sacar el móvil. En el parto de Leo, la matrona no comentó nada de fotos y nosotros, como ya sabíamos a lo que íbamos, pues se nos olvidó hacernos fotos.

Hoy me arrepiento un poco, sí me gustaría haberme hecho fotos en el paritorio con Leo recién nacido, sobretodo porque sí las tengo de Mario.

En resumen,

El parto de Leo fue un parto rápido y tranquilo

Cuando era joven tenía auténtico temor por el día en que tuviera un hijo. Me daba mucho miedo imaginarme gritando de dolor y que algo malo pudiera pasar.

Creo que ese es un miedo por el que pasamos muchas mujeres.

Por suerte, mis dos partos fueron estupendos. Respetaron mis peticiones, facilitaron la lactancia y en ningún momento perdí a los peques de vista.

¿Y tú? ¿Tienes miedo al parto? O si ya eres mamá, ¿Cómo fue el parto de tu peque?


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