El absurdo postureo ecológico que vimos en Madrid en la fracasada Cumbre del Clima COP25 se combate con acciones y propuestas. Dando ejemplo y asumiendo compromisos por parte de todos. Copio y pego este interesante artículo:
El desafío de lograr los objetivos climáticos internacionales y europeos obliga a los gobiernos a orientar la inversión hacia la neutralidad en carbono para 2050. Aplicado al sector del automóvil, eso significa planificar la eliminación progresiva de los coches con motor a combustión según un calendario vinculante y acelerar la transición hacia vehículos de cero emisiones. Los vehículos de empresa, flotas comerciales y de transporte público son idóneos para la electrificación, con la fiscalidad como herramienta impulsora. Con 17 plantas de fabricación y más de 1.000 proveedores, la industria española de la automoción se verá beneficiada por el impulso del Gobierno a la movilidad eléctrica.
Sin embargo, en el sistema fiscal español los costes del transporte no están correctamente internalizados porque no reflejan plenamente el daño medioambiental, social y económico de las emisiones de gases contaminantes producido por la quema de combustibles fósiles (diésel, gasolina, gas vehicular). Es preciso que las externalidades negativas sean asumidas por quienes las causan y, para ello, la fiscalidad constituye el instrumento adecuado. Esto supone adaptar la fiscalidad de la automoción al principio de “quien contamina paga”. Las principales propuestas…
El venenoso “smog” que respiramos
Despierta sucia Europa
Cuando el dinero apesta