En los últimos meses, es habitual escuchar en las noticias información sobre algún tipo de espionaje realizados sobre algunos gobiernos. Unas acciones para las que son necesarias el uso de alta tecnología, pero ¿dónde se fabrica esos dispositivos de espionaje? Aunque se trata de un gran pastel, podríamos decir que únicamente son nueve los países que se reparten la fabricación de estos elementos relacionados con la seguridad, vigilancia encubierta y contraespionaje, según el último informe del Observatorio Espiamos, que analiza la evolución de las ventas de los 1.500 artículos disponibles en su portal online.
Rusia potencia a la cabeza
A la cabeza de estos países, nos encontramos a Rusia, un país especializado en la micro grabadoras de voz. También está Estados Unidos, que destaca en los equipos de contramedidas electrónicos destinadas al blindaje de información y anuladores de grabación de uso empresarial. Les siguen Japón en la fabricación de minicámaras y micrófonos de contacto para la escucha y grabación a través de las paredes, China en sistemas de audio GSM y balizas magnéticas GPS, Lituania en detectores no lineales, Taiwán en grabadores digitales portátiles y cámaras de video, Irlanda en transmisores con encriptación y localizadores satelitales, Reino Unido en detectores de frecuencia e Israel en interceptadores y encriptadores de comunicación.
Según el Observatorio Espiamos, la tecnología que más destaca sobre el resto es la desarrollada por Rusia, que este último año ha crecido las ventas de sus sistemas en España un 30%.
Gran prestigio en los últimos tiempos
Los dispositivos rusos han ganado prestigio en los últimos tiempos con la trama Trump y la acusación de que Rusia ha articulado diversas campañas de desestabilización en Estados Unidos, la supuesta injerencia atribuida también al gobierno de Putin en elecciones en Holanda y Cataluña, su apoyo encubierto a los partidos de extrema derecha en Francia y Austria, y las más recientes denuncias en Reino Unido por parte del Centro Nacional de Ciberseguridad británico y el uso de estos dispositivos en el escándalo de la pasada semana en la cena benéfica del Presidents Club Charitable Trust con imágenes grabadas.
Uno de los principales motivos por el que destacan los elementos de espionaje rusos, es por el conocimiento adquirido para su desarrollo durante el famoso periodo conocido como la Guerra Fría, donde la tecnología de grabación oculta en vídeo y audio se desarrolló hasta alcanzar niveles insospechables. Sin ir más lejos, el pasado año, la empresa soviética TS-Market sacó al mercado una grabadora de voz que consiguió el Premio Guinness por sus altas prestaciones con un tamaño casi ridículo de 37x15x7 mm, un peso de 7 gramos, una batería de 10 horas. Además de ofrecer 4 GB de almacenamiento y una capacidad de grabación de 150 horas.
Esta empresa soviética, constituida en 2001, fabrica también otros dispositivos de registro, encriptadores de telefonía móvil y servidores de video, por citar algunos de sus equipos.