Teatro Colegiales, Buenos Aires
21 de mayo de 2011
( fotos propias)
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Y... sí. ¿Cómo no ir a verlos? Aunque para el oído de muchos de nosotros su música discurra muy por debajo de esos bravos tonos y sobretonos que supieron dominar cada una de las bandas que llevaron a sus integrantes al pináculo de su fama y talento creativo. Aunque conozcamos apenas un puñado de sus temas y nuestra discoteca se vuelva magra a la hora de enumerar sus productos. Aunque para algunos hubiera un largo trecho interprovincial por recorrer hasta el Teatro Colegiales, punto de encuentro con nuestros héroes de ayer.
Pero era eso más que nada. Un encuentro, música mediante, con nuestros héroes de ayer. La ocasión de contemplar desde un escenario, en vivo y en directo esta vez, esa amalgama sin igual que conforma Asia, un cóctel que fusiona en uno solo esos tres ingredientes que nos fueron servidos en bandeja dorada durante el desayuno progresivo de nuestras vidas, allá lejos y hace ya mucho: King Crimson - Yes - Emerson, Lake & Palmer.
Claro que no todo el público de Asia acude a verlos con estas premisas en mente. Es más, posiblemente seamos pocos. Pero creo que cada cual guarda para sí la nota particular que estos nombres tocan en nuestro abanico sonoro y sobre ello no hay nada escrito ni mucho menos preestablecido. Simplemente es así.
Los años pueden haber pasado y seguido su curso en la fisonomía que hoy ofrecen Steve Howe, John Wetton, Geoff Downes y Carl Palmer. Uno se percata de ello no sólo por las fotos, sino cuando tiene la inusual ocasión de contemplarlos desde primera fila y a no más de 3 metros de distancia. Pero esa distancia, acoplada a otra de mucho mayor alcance es más que suficiente para mostrarnos que dejan el alma en cada acorde y que encaran cada show con la sencillez, la simpatía y el profesionalismo que sólo los grandes -muy grandes- dejan al descubierto.
Reservo los detalles del concierto y la set list para consulta en este y otro blog. Lo que quisiera compartir en este espacio es la postal que cada uno de los miembros de Asia dibujó en mi mente.
Geoff Downes, el benjamín del grupo que ya araña sus 59 abriles era el más alejado desde mi puesto de observación y permaneció siempre oculto detrás de Wetton. Sus teclados tampoco estuvieron mezclados adecuadamente y no sonaron con la potencia que veíamos él les imprimía con sus manos en las contadas ocasiones en que pude lograr una vista directa. "Tapado" como pareció en esta oportunidad, Geoff no obstante se lleva casi el 50% de la responsabilidad autoral en Asia y puede decirse que todos los temas que sonaron esa noche portan su nombre como co-autor. No es casual: ha sido el integrante más perenne de Asia en estos 30 años. Casi nada.
Con menos protagonismo que en su propio trío, Carl Palmer sigue desplegando toneladas de energía que se transmiten en una línea recta conformada por brazos-palillos-parches y pedales. Justo detrás suyo y de un ventilador de pie que le soplaba la necesaria corriente de aire, una pantalla proyectaba imágenes de un Asia en sus años mozos, donde uno podía apreciar que lo que más cambiaron son sus caras, nada más. A sus 61 años, Carl aún bate tambores como lo hacía a sus 20 y ahoga el cansancio con más dinamismo y convicción. Sus solos podrán ser más breves, podrá perder algún que otro palillo en el aire cuando intenta sus destrezas acrobáticas, pero hace vibrar la platea con la maestría de siempre... y él lo sabe.
Bien frente a mí Steve Howe ofrece la imagen que siempre vimos en fotos y en Yes el año pasado. Sumamente reconcentrado en su instrumento y en lo que toca, este mago de 64 años, inmóvil y petrificado sobre el escenario, da la impresión de no estar nunca a gusto. Pero no es así. Su guitarra es la que habla, sus manos son las que se mueven, sus sonidos son los que llenan el paladar del oyente con los gustos más sabrosos. Al fin y al cabo fue él quien empezó a trazar acordes en su guitarra para acompañar el intenso "woo-oo-oo-oo" del público entre tema y tema, zapada a la que rápidamente Wetton se prendió con el bajo... hasta que el éxtasis volvió a darle cabida a otro número del repertorio.
Otro bien cerca mío, y en esta oportunidad observándolo por primera vez, John Wetton parecía encendido. Su simpatía y su dicha de estar tocando no eran disimuladas en absoluto y como si fuera poco, lo hizo saber verbalmente. Su voz, que le conocimos en la inolvidable etapa de oro de King Crimson, está ahí, al toque, aunque si escuchamos los viejos discos de Asia nos vamos a dar cuenta de que ha perdido algunos decibeles. No importa: ya es toda una hazaña teniendo en cuenta que justamente mañana, 12 de junio, Johnny festeja su cumpleaños número 62. Tal vez por tener un micrófono delante todo el tiempo, John fue el eje comunicador del grupo y su rapport con la audiencia selló el encanto de la noche. En lo personal, la oportunidad de estar casi cara a cara con un ídolo crimsoniano señaló otro sueño cumplido... tras una espera de 35 años!
Emoción. Éxtasis. Gozo.
Con estas palabras quedan esbozadas nuestras impresiones del concierto de Asia en Buenos Aires. Su música podrá seguir rebotando sin rumbo por nuestra mente progresiva, pero sobre el escenario son los dueños de un espectáculo que se roban de principio a fin, tocan como verdaderos dioses que son y llenan a discreción ese rincón de nostalgia y gratos recuerdos que todos llevamos en nuestro interior.
Sin duda, es mucho más de lo que les podríamos pedir.