Un Trabajo de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, publicado en la revista Nature
Neuroscience, encontró que los cambios estructurales del cerebro interfieren
con la calidad del sueño, y deteriora la capacidad de almacenar
recuerdos de largo plazo. El equipo de investigadores tomó imágenes
cerebrales de 19 personas a la edad del retiro y de 18 personas de alrededor de
20 años. Encontró que un área cerebral llamada córtex prefrontal medio era alrededor
de un tercio más pequeño, en promedio, entre los mayores, una diferencia
atribuida a la atrofia natural que se produce con la edad. Antes de que se
fueran a dormir, los científicos hicieron que los dos grupos estudiaran una
larga lista de palabras apareadas con sílabas sin sentido, como “acción-siblis”
y “brazo-reconver”. Utilizaron estas palabras inventadas porque un tipo de
memoria que declina con la edad es la que permite recordar información nueva. Después
de memorizar las palabras durante media hora aproximadamente, los participantes
eran sometidos a un test. El grupo joven obtenía mejores resultados en un 25%
que el grupo de mayores. Después, todos se iban a la cama y aparecían
diferencias aún mayores. Una de ellas es que, de acuerdo con los registros
electroencefalográficos, los mayores sólo dormían profundamente un cuarto de lo
que dormían los jóvenes. En un segundo test, tomado a la mañana, los más
jóvenes les ganaban por 55%. La atrofia estimada en cada
persona permitía predecir la diferencia entre los resultados nocturnos y
matinales. Incluso los mayores que tenían muy buen rendimiento de noche
mostraban peores resultados después de dormir, las diferencias no se debían a
la capacidad de recordar, sino a la calidad del sueño.