Hace poco te hablé de una etapa tan terrible como puede ser la de los dos años, en la que el bebé está dejando de ser tal para convertirse en niño y va adquiriendo cierto nivel de autonomía. Es una etapa llena de rabietas y gritos que pueden hacerte perder los papeles, pero también tiene su parte positiva. Si no le encuentras nada positivo a esto, déjame ayudarte a desmenuzar esta parte positiva a través de lo que voy viendo en mi niño.
Aspectos positivos de la etapa de los dos años
La primera y más importante para mí es que, por fin, han llegado las muestras de afectoentre abrazos y besos. Sólo con agacharme y abrir los brazos, mi niño sabe qué es lo que quiero y sale corriendo hacia mí para dármelos, a la vez que va sonriendo con sus brazos abiertos también. Ya cuando me suelta un te quiero mucho, eso es otro nivel, no puede explicarse, es para experimentarlo. Vamos, que no lo abrazo fuerte para no hacerle daño. Estoy disfrutando mucho de esto a cada instante porque, el día menos pensado, irá convirtiéndose en un “miniyo” despegado, que guarda sus sentimientos y que no los muestra por vergüenza.
Lo del “miniyo” no es broma, todo lo que hagas, va a reproducirlo e imitarlo él. Cuidado con lo que hablas porque en el lugar menos indicado y en el momento menos oportuno va a soltarlo por esa boquita. A mí ya me ha pasado, por lo que estoy cambiando mi forma de expresarme, que es un tanto deslenguada. No me he dado cuenta de esto hasta que se lo he escuchado al pequeño. Al igual que reproduce esto, también lo hace con el resto de cosas que hace. Si estoy escribiendo algún post en el ordenador, él coge el suyo y juega a mi lado. Cuando va en el coche, hace como que conduce conmigo… y si fumo, intento que no sea delante de él porque últimamente dice que echo nubes por la boca y no me agrada la idea de que me siga viendo.
Como te he dicho que vamos a sacarle el lado positivo al asunto, voy a seguir hablándote y ahora lo haré sobre vergüenza. Sí, de la que vas a tener que dejar de lado con tu criatura de dos años cuanto te invite a cantar sus canciones en cualquier lugar o, incluso, a bailar. Yo, que para mover un pie necesitaba pedirle permiso al otro, ahora bailo cualquier cosa que me pida mi niño y hay veces que ni necesita pedírmelo. Y la verdad que tampoco es tan malo, se vive mejor haciendo estas cosas.
Cualquier cosa les sorprende enormemente y les hace mucha ilusión. El mío no hace más que sorprenderse cuando encuentra algún juguete que tenía ya olvidado, ve algo que le gusta en la televisión o le das alguna comida que le guste. Cuando llego del trabajo, es igual. Cuando voy subiendo las escaleras, ya sabe que soy yo y empieza a saludar.
Por último, tu hijo va a enseñarte a valorar los buenos momentos, ya que, cuando menos lo esperes, llegará la temida rabieta. Esto también va a hacer que desarrolles esa paciencia que la vida y los años ha ido arrebatándote. ¿Ves? No todo es tan malo, así que disfruta de los aspectos positivos de la etapa de dos años.
¿Reconoces alguno de los aspectos positivos de la etapa de los dos años? ¿Añadirías alguno o esto no hay por dónde cogerlo?