Del “Asturias paraíso natural” al “Asturias lo dice todo el mundo”, hay muchos platos degustados y ríos de sidra y vino bebidos. El viajero que visita Asturias, a veces lo hace por sus paisajes, otras por sus casas rurales, algunas por sus actividades, pero siempre lo debe de hacer por su gastronomía. Productos de campo y huerta, cultivados y silvestres, ganadería alimentada en jugosos pastos, productos de la mar, solos o en compañía, componen el universo gastronómico asturiano. La cocina asturiana es rica en calorías, quizás por el clima, quizás por los productos. Pero también es rica en sabor, y produce tremenda satisfacción en aquellos que la prueban.
Los quesos, un universo por descubrir
Se dice que en Asturias hay más variedad de quesos que en toda Francia. Posiblemente no sea cierta esta afirmación. Posiblemente sea fruto del carácter asturiano, cercano al grandonismo, aunque también defensor a capa y espada de lo suyo. Hay quesos más célebres que otros, mejor comercializados, más conocidos, pero no por ello más sabrosos, si bien el gusto es único y personal y suficientemente válido. Hay quesos de leche de vaca (24 variedades), de cabra (9 variedades), de oveja (5 variedades) y de mezcla (10 variedades), que pueden ratificar la afirmación hecha anteriormente. Todo el mundo conoce el quesu de Cabrales, y lo relaciona con su olor fuerte, pero no hay que olvidar, el Gamoneu, el de Pría, la Peral, Afuega’l Pitu, Beyos, y un largo etcétera hasta llegar a 48 variedades distintas. Los quesos de Asturias, merecen por si solos un extenso y pormenorizado artículo, que informe y enseñe sus características y cualidades.
La cocina asturiana y sus platos de cuchara
La reina es la fabada. Descendiente, quizás, de la cassoulet francesa, es el plato más conocido fuera de las fronteras del Principado. En los puestos de honor de la gastronomía española, la mezcla de fabes de la granja, con el compango (chorizo, lacón y morcilla), es suministro recio y potente del organismo, requiriendo una buena siesta después de haberla probado. De unos años a esta parte, les fabes sirven de base para otro tipo de platos, como fabes con perdiz, fabes con almejes, fabes con bugre y fabes con langosta. El pote asturiano, es considerado por algunos como el hermano pobre de la fabada. Tamaño error cometen esos profanos, pues, a pesar de tener fabes (alubias) y compango, el toque que le dan las berzas frescas, suaviza tanto la textura como el sabor, y sugiere una digestión más ligera.
De la mar el mero, y de la tierra el cordero. Pescados, mariscos y buenas carnes.
La Costa Verde, suministra al mercado excelentes pescados y mariscos frescos, manjares listos para comer en su casa o en los numerosos restaurantes y casas de comida, que el viajero puede encontrar en el Principado de Asturias. ¿Han probado unas parrochinas o unos bocartes junto al mar? ¿A quién no le gusta la merluza del pincho? ¿Y un buen pixin (rape) alangostao? ¿Y unas sabrosas angulas de La Arena o de Ribadesella? ¿Y un buen salmón del Sella o del Narcea? ¿Rechazarían una mariscada con andariques (nécoras), percebes, ñoclas (buey de mar), bugres (bogavantes), navajas y oricios (erizos de mar)? Si la respuesta es que sí, pidan entonces un cachopo, algo de chosco de Tineo, un buen chuletón de xata roxa o una paletilla de cordero a la estaca, sin olvidar los callos a la asturiana o la autóctona carne gobernada. Este festín requiere una guinda. Arroz con leche, casadielles, frixuelos, carajitos del profesor, carbayones, son algunos de los postres autóctonos que endulzarán el banquete, y que dejarán un sabor inolvidable en la boca del comensal. El Principado de Asturias es la región española uniprovincial, con mayor número de estrellas Michelin, con 7, y también la que más establecimientos de hostelería tiene por habitante, por lo cual el viajero que llegue a sus tierras, podrá disfrutar su gastronomía en cualquiera de los más de 3.200 sitios habilitados al efecto. Como dice Sabina, “solo en Antón Martín hay más bares que en toda Noruega”, pues en Asturias la cultura de mesa y mantel está profundamente arraigada en sus lugareños, que no pierden la oportunidad de celebrar jornadas y festivales gastronómicos en cualquier pueblo o comarca, y en cualquier época del año. Acérquese a Asturias, coma, beba y disfrute, y como colofón que le inviten a una espicha. ¡Bon Appétit!