Pueblo Pemon protesta por la muerte de algunos.
Hace tiempo leí que en la lengua Pemón no existe la palabra perdón, no existe porque ellos no hacen daño. Tienen como señal de fe y regla de vida hacer e bien.
Hace algunos años llevé a mis hijas a pasar una vacación en la Gran Sabana, era la primera vez que ellas iban. Nos hospedamos en un campamento Pemón. Sencillo, pero pulcro. Muy animado y con un personal encantador.
Nos divertimos tanto, el paseo fue extraordinario, la comida abundante y riquísima. Rossanna, una de mis hijas, fue retada a comerse un gusano con un trozo de casabe, y lo hizo! En ese momento se ganó el repeto de todos.
Mis hijas terminaron tan felices ese viaje. De iniciarlo con desánimo porque querían estar en la ciudad capital para esas fechas, terminaron dándome besos, abrazos y muchas gracias por el viaje. Se enamoraron tanto de la magia del lugar que cuando decidimos tatuarnos las tres, antes de yo viajar a Africa, el tatuaje que nos hicimos es el de uno de los tepuyes, el Kukenai.
Hoy estoy llena de dolor, de rabia, de impotencia y de vergüenza. La manera en cómo el régimen de Nicolás Maduro ha permito que se ensañen con los Pemones, que los asesinen, no solo es un crimen de lesa humanidad, es un desgarre de los valores más ancestrales. En un golpe bajo a nuestros orígenes. Es un acto violento contra un pueblo pacífico.
Cuánto dolor ha traído este régimen genocida a nuestro país. Se ha portado de manera desalmada con nuestros jóvenes vilmente asesinados en las protestas. Ha sido totalmente indolente con el sufrimiento de los ancianos que hacen interminables colas en los bancos para cobrar pensiones de hambre. Se ha burlado de los enfermos a los que no les llegan los medicamentos. Ha condenado a jóvenes activistas a encarcelamiento de tortura y terror como presos políticos en el Helicoide o en Ramo Verde. Ha escupido a los enfermos del sida al arrebatarle los recursos que le habían llegado. Ha condenado a los niños a buscar comida en la basura. Y ahora también ha permitido el asesinato de algunos indígenas que forman parte del legado original de nuestra tierra.
El repudio tiene que ser mundial. El asco nos llega la garganta. El dolor rompe nuestros corazones . La impotencia nos marca el ánimo. La desesperanza se hace cargo nuestro repetidas veces.
Pido a todo el que tiene ojos que vea, al que tiene oídos que escuche, al que tiene memoria que no lo olvide y al que tiene boca que lo publique. Necesitamos la ayuda de todos para poder salir de este régimen nefasto que nos está matando de distintas maneras.
Llenemosno de orgullo de nuestras raíces. Digamos NO al odio y al atropello. Aprendamos como los Pemones a no tener que pedir perdón porque nuestra actuación siempre sea intachable. Pero eso sí, recordemos que sin justicia no hay paz.
Justicia para todos los caídos venezolanos, de distintas maneras caídos y de muchas formas héroes de esta nueva gesta emancipadora.