Las tensiones en Oriente Medio siguen a la escalada, en medio de un despliegue militar de Estados Unidos para intimidar a Irán y ataques terroristas a cuatro barcos comerciales y petroleros.
Los Emiratos Árabes Unidos confirmaron que buques de varias nacionalidades fueron saboteados cerca del puerto de Fujairah, uno de los centros de abastecimiento de combustible más grandes del mundo, situado justo al lado del estrecho de Ormuz.
Arabia Saudita confirmó este lunes que dos de sus petroleros figuran entre los cuatro navíos atacados, uno de los cuales iba a ser cargado con crudo en el puerto de Ras Tanura para ser entregado a clientes de la empresa estatal en Estados Unidos.
El atentado no causó víctimas ni fugas de petróleo, pero sí daños significativos en las estructuras de los buques, según el ministerio saudita de energía, que condenó los actos como un intento de socavar la seguridad de los suministros mundiales del oro negro.
De acuerdo con el Ministerio de Asuntos Exteriores de los Emiratos Árabes Unidos, se ha iniciado una investigación en coordinación con las autoridades internacionales.
Además, ese país del Golfo pidió a las potencias mundiales que impidan que cualquier parte implicada intente perjudicar la seguridad marítima. A su vez, la cancillería de Irán calificó lo ocurrido en el puerto emiratí de Fuyaira como un suceso preocupante para la navegación y la seguridad marítima de la región.
Además de pedir una investigación, el ministerio iraní de relaciones exteriores instó a las naciones del área a estar alertas ante el aventurerismo de agentes extranjeros que conspiran contra la estabilidad y la seguridad en Oriente Medio.
La operación de ataque contra cuatro petroleros coincide con crecientes tensiones entre Estados Unidos e Irán, por la campaña de presiones del gobierno de Donald Trump contra la República Islámica, que incluye el refuerzo de las sanciones económicas y despliegues militares con claros fines de guerra sicológica.
Por ahora, esos actos de sabotaje son un misterio, pero a los observadores no escapa que fueran contra barcos de Arabia Saudita frente a las costas de Emiratos Árabes Unidos, dos países que son estrechos aliados de Estados Unidos y apoyan la política anti-iraní de Washington.
Por ejemplo, Riad y Abu Dhabi ya confirmaron que ayudarían a compensar cualquier escasez en el suministro de petróleo, ante los planes de la administración de Trump para llevar a cero las exportaciones de crudo de Irán.
En ese contexto, los analistas destacan hoy que la zona del ataque contra buques petroleros, el puerto de Fuyaira, es la única terminal en Emiratos Árabes Unidos que está situada en la costa del mar de Arabia, con lo cual evita pasar por el estrecho de Ormuz, que separa los estados del golfo de Irán.
En varias ocasiones Irán amenazó con cerrar ese estrecho estratégico, crucial para la navegación mundial y los suministros petroleros, en caso de enfrentamiento militar con Estados Unidos o que se impidan las exportaciones de crudo de la República Islámica.
El viernes, Estados Unidos anunció el envío a la zona de un navío de guerra transportando vehículos, sobre todo anfibios, y de una batería de misiles Patriot, que se añaden al despliegue de un portaaviones y de bombarderos B-52.